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Economía circular, ¿una salida viable en Cuba?

En el escenario de transformaciones que atraviesa el país este modelo de sostenibilidad comienza a despertar interés en la vida productiva de los distintos actores económicos cubanos

Autor:

Raciel Guanche Ledesma

 

A pesar de los ciclones, en el extremo más occidental de Cuba la naturaleza suele ser bien espesa, paradisiaca, y atesora una flora y fauna variada, incalculable en cuanto a su valor. La península de Guanahacabibes, declarada por la Unesco reserva de la biosfera en 1987, es un sitio en que se vive de forma resiliente y en armonía con la naturaleza, aplicando nuevos conceptos de conservación para su entorno y el medio ambiente en general.

Esa región del municipio pinareño de Sandino, reconocida a nivel mundial por los amantes del ecoturismo y el submarinismo, cuenta en la actualidad con proyectos como Costa Limpia, enfocado en el saneamiento y cuidado de las playas, el mar y el propio ecosistema de Guanahacabibes, en el que resulta novedoso la vinculación con otros importantes emprendimientos que abogan por la sostenibilidad como premisa para el país.  

El líder de este proyecto, Lázaro Márquez Govea, especialista ambiental del Parque Nacional Guanahacabibes, explica que desde hace algunos años identificaron una problemática a encarar: el arribo de desechos oceánicos, sobre todo en la costa sur.

Con el apoyo de jóvenes universitarios y de la comunidad, Costa Limpia acopia esos materiales para darles un destino mejor, como cuando se asociaron con Atres, una cooperativa no agropecuaria (CNA) de Matanzas, para reciclar el plástico procedente del mar.

La iniciativa matancera fabrica con esos materiales la llamada madera plástica o ecomadera, que se utiliza para producir artículos para el turismo, muebles, cercas y todo cuanto se puede hacer con la madera convencional en otros sectores. La administradora de la CNA Atres, Teresa Soto Julián, afirma que incursionan en esta línea por las bondades y beneficios que trae trabajar en armonía con el medio ambiente. «De esa forma evitamos la deforestación», recalca.

Todo este ciclo de grandes potencialidades que inicia en las costas de Guanahacabibes y pasa por los talleres de Atres para dar vida a un artículo de ecomadera, es un ejemplo del principio por el que se rige la economía circular, a la que no pocos se adhieren hoy en nuestro país para emprender nuevos proyectos en empresas estatales, mipymes o el trabajo por cuenta propia.

Apropiarnos con naturalidad

En los últimos tiempos se ha hablado con mayor fuerza en Cuba de este concepto, bastante novedoso para muchas personas. El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, ha comentado sobre esa opción con frecuencia, haciendo un llamado a maximizar su uso e implementarla en toda la nación.

«Sin duda en un país como el nuestro debiéramos aprovechar todo y no dejar que se deseche nada, cada cosa que sea un subproducto de una producción o un desecho debemos incorporarlo, para buscar así mayor oferta de bienes y servicios a la población y diversificar las producciones», expresó.

Pero, ¿de qué se trata exactamente? En diálogo con Juventud Rebelde, la viceministra de Economía y Planificación Johana Odriozola Guitart argumentó que la economía circular refleja en esencia un modelo de producción y consumo más sostenible, en el que se emplean como materias primas posibles los desechos de otras industrias para emprender un proceso productivo.

La idea es que todo pueda ser reciclable; y que desde el minuto en que se esté diseñando cada proceso de producción se valore la reutilización de elementos, para alcanzar la sostenibilidad tanto económica como a nivel de sociedad.

Dentro del país, precisó Odriozola Guitart, este es un concepto que se viene incorporando con fuerza. Existe un sistema de trabajo para la implantación del Plan Nacional de Desarrollo Económico Social hasta 2030 sustentado en macroprogramas y programas que también conciben la economía circular.

Entre los objetivos de este proyecto, de interés especial para Cuba se destaca la necesidad de conectar las industrias según sus materias primas y material excedente, y evaluar dónde pudiera ser introducido este modelo durante cada proceso productivo.

Se busca que los empresarios y otros actores económicos de la Isla (trabajadores por cuenta propia, mipymes, empresas mixtas…) alcancen esa visión desde el inicio de su planificación, que miren a su alrededor e interactúen con otras industrias para evaluar en qué medida sus desechos industriales pueden ser parte de lo que persiguen realizar.

Todo ello lleva en Cuba el símbolo de la innovación, aseveró. En muchos casos implica estudiar y valorar qué otra utilidad pueden tener esos desechos desde la perspectiva de la producción y el consumo, algo que ya asumen varias industrias dispuestas a incluir la economía circular en sus acciones. Y aunque es un tema muy incipiente, hay actores económicos que nacen bajo esos principios de la circularidad y los encadenamientos productivos, un modelo con muchas potencialidades.

Presente y futuro

Sin dudas, el modelo lineal de producir, usar y botar resulta hoy insostenible, aún más en momentos de profunda crisis global. Cuba no se encuentra ajena al mundo, por lo que debe aproximarse progresivamente al concepto de recuperación, renovación y reciclaje como camino certero para emprender nuevas producciones en cualquier tipo de empresas e industrias.

Aunque algunos piensen que este modelo es exclusivo del mundo desarrollado, en nuestro país, quizá sin percatarnos, hemos sido testigos de la reutilización por años. La inventiva e innovación siempre han estado presentes en nuestra cotidianidad para reactivar desechos y devolverlos a una vida útil.

Sin embargo, para algunas personas esto constituye algo distante de su quehacer diario, a pesar de vivir con dificultades económicas, acrecentadas sobre todo por el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de Estados Unidos a nuestra nación.

A pesar de eso existen ejemplos positivos en la potenciación escalonada de una economía circular, como demuestran la CNA Atres y otros emprendimientos que despuntan desde hace años en la utilización de ecomadera y sus derivados, teniendo como destino central la producción de artículos para el turismo.

Durante la reciente feria de emprendimientos sostenibles y economía circular, realizada en la capitalina Quinta de los Molinos, sobresalieron diversos proyectos de interés que emergen con naturalidad a nuestro alrededor: la elaboración de manualidades y artesanías de reciclaje, la recuperación de restos de maderas para darles un aprovechamiento óptimo en el hogar, y el tratamiento, conservación y comercialización de objetos de plata son apuestas que se espera que continúen expandiéndose, no solo como pequeños emprendimientos, sino hasta niveles empresariales e industriales.

Según estadísticas recientes, en los países en vías de desarrollo es donde mejor se puede aplicar esta modalidad de economía circular, algo que beneficiaría a la población del continente.

El reto para esta pequeña Isla radica en la concientización y en el impulso decisivo que se debe dar a ese modelo sostenible en pos del aprovechamiento máximo de nuestros recursos. Ya se ha demostrado que lo podemos hacer, e incluso avanzamos intuitivamente en el camino de la economía circular. Nos restan, sin embargo, pasos más fuertes y concretos en el futuro.

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