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La historia: fuerza movilizadora para transformar el presente

Palabras del historiador Elier Ramírez Cañedo, subdirector del Centro Fidel Castro Ruz, en la presentación del libro Ideología mambisa, de Jorge Ibarra Cuesta, durante las sesiones del VII Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba

Autor:

Elier Ramírez Cañedo

Nunca imaginé que algún día tendría la responsabilidad como historiador de presentar un libro al Pleno del Comité Central de nuestro glorioso Partido Comunista. Lo hago con modestia y el compromiso que entraña hablar de historia en este espacio que reúne a protagonistas de nuestra epopeya revolucionaria.

Hoy presentamos la tercera edición del libro Ideología Mambisa -la primera fue en 1967 y la segunda en 1972-, de uno de los historiadores más prolíferos y reconocidos que ha dado Cuba, Jorge Ibarra Cuesta. Mucho antes de ocurrida su partida física en el 2017, a la edad de 85 años, el acucioso investigador era considerado ya el decano de los historiadores cubanos, por sus aportes sostenidos a la historiografía durante décadas; libros como Historia de Cuba publicado también en 1967 por la Dirección Política de las FAR; Un análisis psicosocial del cubano; Martí, dirigente político e ideológico revolucionario; Nación y cultura nacional; Cuba: partidos políticos y clases sociales 1898-1925; Cuba: estructuras y procesos sociales; Máximo Gómez frente al imperio; Varela precursor, un estudio de época; Patria, etnia y nación; Marx y la historiografía de la plantación esclavista americana; Encrucijadas de la Guerra Prolongada;  entre otros que pudieran mencionarse, le valieron el premio nacional de la crítica otorgado por el Instituto Cubano del libro en varias oportunidades. En 1996 le fue otorgado el premio Nacional de Ciencias Sociales por el conjunto de su obra historiográfica y en el 2009 fue uno de los autores homenajeados en la Feria Internacional del Libro de La Habana.

En una entrevista que le realizara el historiador Pedro Pablo Rodríguez, Ibarra relató como su interés en la historia de Cuba nació en gran medida por su participación en la historia de las luchas estudiantiles y clandestinas en su natal Santiago de Cuba contra la dictadura de Batista en los años 50. Al ocurrir el golpe de estado, el 10 de marzo de 1952, Ibarra es de los estudiantes santiagueros que acude al Parque Carlos Manuel de Céspedes para protestar contra el infame hecho. En las elecciones de la FEU santiaguera, es elegido presidente, establece relaciones con los universitarios de La Habana. Además de José Antonio Echeverría, José Machado (Machadito), Juan Pedro Carbó Serviá, Ibarra fue compañero de lucha de Frank País, Pepito Tey, Jesús Suárez Gayol, entre otras destacadas figuras de la gesta revolucionaria de los años 50.

Conocer estos detalles de la vida de Ibarra me complacen muchísimo, porque siempre he creído que las mejores preguntas y análisis del pasado podemos hacerlas en la medida que más estemos imbricados y comprometidos con nuestro tiempo histórico, de lo contrario puede escribirse la historia, pero se corre el riesgo de que esta se convierta en un amuleto de museo, no en fuerza movilizadora para transformar el presente.

Jorge Ibarra integra la generación de historiadores que se lanzaron con pasión y seriedad a la renovación de las interpretaciones del pasado desde una perspectiva marxista en los años 60, dejando atrás la visión positivista que había caracterizado, por lo general, a la historiografía cubana anterior al triunfo revolucionario.

Mas allá de ver la historia como una simple sucesión de hechos sucedidos, Ibarra aporta una mirada problematizadora, con nuevos análisis y tesis, y lo hace de manera audaz y creativa, alejado de esquemas de manual o de interpretaciones mecanicistas del marxismo. “Fue Federico Engels -destaca Ibarra- quien dijo que, si para escribir la historia bastara referir cada hecho histórico a una causa económica, prescindiendo de los demás factores, la aplicación de la teoría marxista a cualquier período de la historia sería más fácil que una ecuación de primer grado”. Y agrega: “De esta forma ingenua y simplista se ha presentado la historia como un mecanismo de fuerzas económicas ciegas que determina implacable e inexorablemente el destino de los hombres, como si estos fueran marionetas”.

Ideología Mambisa no presenta una historia sacralizada y lineal, sus páginas son las de héroes de carne y hueso, con luces y sombras, pero que siempre obraron por principios e ideales, al precio de cualquier sacrificio. Ibarra se aparta de cierta tendencia a tratar de juzgar a los héroes del pasado desde las coordenadas del presente. “Los marxistas -destaca el autor-, al interpretar un período histórico determinado, se guían en primer término por los puntos de vista de las clases más revolucionarias”.

El líder de la Revolución Cubana, dos años antes, en discurso pronunciado en el acto celebrado con motivo del aniversario del 13 de marzo había expresado: “Nosotros entonces habríamos sido como ellos, ellos hoy habrían sido como nosotros”. En la velada conmemorativa de los Cien Años de Lucha, el 10 de octubre de 1968 ratificaría esta idea: “No podemos analizar los hechos de aquella época a la luz de los conceptos de hoy, a la luz de las ideas de hoy”.

Y es que, en Ideología Mambisa, podemos encontrar ideas y conceptos sobre nuestro pasado histórico, que luego veremos también abordados en este discurso histórico de nuestro Comandante en Jefe, el 10 de octubre de 1968, así como en los pronunciados en el centenario de la caída en combate del Mayor General Ignacio Agramonte (1973), el del XX aniversario de las acciones del 26 de julio (1973), el del centenario de la caída en combate de Carlos Manuel de Céspedes (1974) y el del centenario de la Protesta de Baraguá (1978)

En las páginas de este libro podemos hacer un recorrido analítico por el proceso de formación de la nación cubana, y las pugnas en el universo ideológico que se van dando en las distintas etapas entre el reformismo-autonomismo-anexionismo, por un lado, y el independentismo del otro, demostrando que solo este último permitió se establecieran los verdaderos cimientos de la nación cubana y que el camino revolucionario del 68 y del 95 desbrozó el tránsito a la revolución de 1959. En el primer ensayo que aparece en el libro: “Notas sobre nación e ideología”, devenido en un hito en el campo historiográfico cubano, Ibarra sostiene que el 68 sentó las bases definitivas para la formación de la nación: “En los 14 años que corren de 1868 a 1882, del decreto de la abolición gradual de Céspedes a la supresión de la esclavitud en todo el país por Ley Moret, se completará el ciclo de la formación de la nación”. Y no le faltó razón. Estudios posteriores siguieron profundizando en esta tesis.

El independentismo del 68, al imbricarse indisolublemente con el abolicionismo, logró superar la barrera de la esclavitud, incorporando nuevas relaciones sociales entre los grupos étnicos que componían la población insular, única manera de lograr el tránsito nacionalidad-nación, y con ello la posesión de una identidad en sí. La epopeya del 68 creó una grieta espiritual insalvable entre Cuba y España y la ideología mambisa devino autoconciencia de las masas oprimidas por el sistema colonial y baluarte de la identidad nacional. El independentismo de 1868 constituyó un hecho cultural que sintetizó el nivel alcanzado por la cultura cubana. Cultura que, sin negar las influencias asumidas e integradas a su contenido, reveló autoctonía y autoconciencia. Durante la contienda libertadora se fortaleció un elemento muy importante para el proceso de formación nacional: el orgullo nacional. A partir de ese momento entonces, el autonomismo y el anexionismo solo podían considerarse soluciones inoperantes, extemporáneas y antinacionales.

Los otros 10 textos, todos publicados -excepto uno- con anterioridad en la revista Verde Olivo, cubren el período desde el 10 de octubre de 1868 hasta la fundación de nuestro primer Partido Comunista por Julio Antonio Mella, Carlos Baliño y José Miguel Pérez en 1925, acontecimiento que en el año 2025 estaremos conmemorando su centenario.

El ideario de Céspedes y Agramonte, quienes tuvieron discrepancias tácticas, pero no ideológicas como bien sostiene el autor; el pensamiento antiimperialista de Antonio Maceo y José Martí en disputa con el ideal autonomista y anexionista; el Zanjón y la gloriosa Protesta de Baraguá; La Guerra Chiquita, el Partido Revolucionario Cubano fundado por José Martí; la asamblea de Jimaguayú y el Plattismo y Antiimperialismo en los inicios de la República; son temas en los cuales los lectores podrán adentrarse en esta obra singular que recrea los fundamentos históricos e ideológicos sobre los que se erigió nuestra nación, nuestra cultura de la resistencia y la emancipación.

Cuando apenas faltan unos días para que conmemoremos el 65 aniversario de que los mambises sí entraran a Santiago de Cuba y luego recorrieran en Caravana de la Libertad todo el país, Ideología Mambisa es un libro muy oportuno para las batallas culturales del presente en función de llevar la historia de nuestras gestas libertarias y el pensamiento y ejemplo de nuestros próceres al corazón mismo del pueblo, en especial a los más jóvenes.

Con el espíritu mambí que transpiran estas páginas y la audacia guerrillera de nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz y del General de Ejército Raúl Castro, del Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez y el Comandante José Ramón Machado Ventura, aquí presentes, y todos los que junto a ellos nos trajeron hasta aquí, adentrémonos en el nuevo año que se avecina, convencidos de que el imposible puede convertirse en infinita posibilidad y que seguiremos construyendo la herejía hasta poner la justicia tan alta como las palmas.

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