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Cuando de maestros se trata

Cada 22 de diciembre, junto a la conmemoración de un nuevo aniversario del triunfo de la Campaña de Alfabetización, se rinde homenaje a todos los educadores cubanos.  Son hermosas las historias y anécdotas de aquellos que dedican su vida a una de las más nobles profesiones

Autor:

Margarita Barrios

Estar enamorada de su profesión hace que la Doctora en Ciencias Pedagógicas Yanara Ge Licea, aunque tiene altas responsabilidades, no abandone la docencia. «Doy clases en pregrado y posgrado, donde sea necesario, porque valoro y admiro mucho mi trabajo», afirmó.

Directora del Centro Universitario Municipal de Palma Soriano, perteneciente a la Universidad de Oriente, ella se formó como licenciada en la especialidad de Español-Literatura.

«Comencé mi trabajo en preuniversitario, allí hice todo mi proceso del doctorado y me he ido superando poco a poco. En la marcha fui aprendiendo los estilos y métodos de trabajo de la Educación Superior y estoy satisfecha con lo que he podido lograr en lo profesional, en lo laboral y con el colectivo que hoy dirijo», destacó.

Yanara Ge Licea no abandona la docencia a pesar de asumir otras responsabilidades. Fotos: Roberto Suárez

Yanara es de Palma Soriano, un municipio que califica como complejo para su trabajo por las dimensiones que tiene, y eso se corresponde también con el tamaño del Centro Universitario que dirige, en el cual imparten diez carreras y dos programas de ciclo corto.

«Tenemos varias especialidades de perfil pedagógico, entre ellas Prescolar y Primaria, así como Lenguas extranjeras, poco común en una universidad de este tipo. También las licenciaturas en Cultura Física, Contabilidad, Gestión Sociocultural para el desarrollo, y dos ingenierías: en Procesos agroindustriales y en Agronomía».

Según contó a Juventud Rebelde, la cobertura docente es algo complejo a nivel de país, pero en su municipio es una situación que pueden enfrentar: «En el caso del Centro, estamos incorporando jóvenes a nuestro claustro, preparándolos para darle continuidad a nuestra labor. El relevo es imprescindible».

Y la matemática me jugó una mala pasada…

Él no creyó en ese asunto de las vocaciones. Cuando estaba en el preuniversitario pensaba ser médico, pero en la prueba de ingreso de Matemática se cayó: «alcancé 53 puntos y me quedé fuera de esa opción. Entonces me llegó la Pedagógica, que la había colocado como una más en la boleta… Pero te aseguro que no soy un frustrado: amo mi profesión».

Así cuenta el Doctor en Ciencias Pedagógicas Pedro Álvarez Cruz, profesor de Geografía en la Universidad de La Habana, quien asegura que, aunque ya tiene 43 años, se siente joven, «porque mis alumnos no permiten que yo envejezca».

Recuerda que estaba en 2do. año de la carrera, en el entonces Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, de La Habana, cuando se enfrentó por primera vez a un aula. «No fue fácil ese primer impacto, pero lo superé».

Las vocaciones son un mito, asegura el profesor Pedro Álvarez Cruz. Fotos: Roberto Suárez

Transitó por los niveles de secundaria básica y preuniversitario, luego dio clases en esa universidad pedagógica hasta el curso 2017-2018, cuando pasó a formar parte del claustro de la Universidad de La Habana.

«El próximo curso cumplo 20 años de graduado y siempre he tenido como móvil a la Geografía. Soy un enamorado de esa asignatura, nunca la he abandonado en mis clases, porque me gusta conocer mi país y el mundo. He dado Geografía Física, Didáctica, Geomorfología… y hoy enseño Teoría y Metodología de la Geografía y Geografía Cultural.

«Aunque he tenido otras responsabilidades, desde subdirector docente de una sede universitaria municipal y Jefe de Departamento, hasta secretario general de la UJC y ahora secretario del Sindicato, para mí instruir y educar a las diferentes generaciones sigue siendo lo más importante, eso es lo que más me motiva y apasiona.

«Lo que me enlazó a esta profesión fue tener un excelente claustro de profesores en el Varona. No creo en el mito de las vocaciones —como te dije antes—, sino en la realidad del ejemplo del buen maestro. Y tengo una meta alta: un día lograr parecerme a quienes me enseñaron a impartir Geografía, a los que llevo con mucho orgullo en mi trabajo diario».

Enseñanzas de la abuela

«Desde pequeña me acerqué a la profesión de enseñar porque mi abuela era maestra de una escuela primaria. Junto con mis primos, ella nos ayudaba en la casa con la tarea y así fue surgiendo mi inclinación por el magisterio», asegura Akniri González Cordoví, profesora de Español-Literatura en la secundaria básica Felipe Poey de La Habana.

«Desde que me gradué, hace dos cursos, imparto esa asignatura en 9no. grado. Me siento bien trabajando aquí. Estoy acomodándome a las nuevas prácticas del 3er. Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Educación y también estoy haciendo la licenciatura en la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona.

Siempre quise ser maestra, asegura Akniri González Cordoví. Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

«Hay una nueva oportunidad para los graduados de las escuelas pedagógicas de hacer la licenciatura en tres años. Mi práctica aquí me sirve para esos estudios superiores porque la tesis es presentar una clase. Además, tengo una tutora aquí en la escuela, la profe Katiuska, que imparte 8vo.grado y me guía en mi trabajo».

—¿Cómo fue tu formación en la escuela pedagógica?

—Estudié en la secundaria Guido Fuentes y allí, ante la falta de profesores, asumí las clases de Español-Literatura de mi aula en 9no. grado. Como era jefa de Destacamento y tenía vocación por enseñar, pues lo hice con mucho cariño y apoyo de los profesores.

«Eso reafirmó mi vocación, y cuando terminé la secundaria pedí magisterio en primera opción, fue lo único que solicité. En la escuela pedagógica Fulgencio Oroz tuve muy buenos profesores, inspiradores», añadió.

—Dar clases de Español-Literatura a adolescentes no es tarea fácil. ¿Tus alumnos leen?

—El hábito de lectura es complicado. Ellos leen algunos textos,
pero a veces no son los más adecuados. En internet hay aplicaciones para bajar libros y acceden a novelitas, como las que leían antes las jovencitas, de Corín Tellado, eso sí les gusta.

«En 9no. grado se da literatura cubana, así que me apoyo en audiovisuales de Cinesoft, también en fragmentos de películas y documentales, eso ayuda a su comprensión. En el libro de texto vienen algunos fragmentos de las obras a estudiar, que complementa lo anterior, pero el clásico completo es más difícil, solo algunos lo hacen.

—¿Cómo es la relación con los padres de tus alumnos?

—En general, bien. Yo tengo cinco o seis años de diferencia de edad con respecto a mis alumnos; eso puede ser bueno y malo, tenemos intereses parecidos y me pueden ver como alguien cercano, pero mi posición de profesora debe generar cierta distancia.

«Soy la guía base, aquí hacemos muchas actividades y eso me acerca bastante a ellos. A veces con los varones es más difícil, porque a esa edad quieren tener más fuerza de carácter, pero en general nos llevamos bien y se dan las clases, que es lo más importante».

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