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Los jóvenes aseguran que la expedición fue una escuela para el aprendizaje. Autor: Yahily Hernández Porto Publicado: 09/06/2025 | 09:22 pm
CAMAGÜEY.— El 11 de abril, mientras el país rememoraba los 130 años del histórico desembarco de Martí y Gómez, por Playitas de Cajobabo, en el actual municipio de Imías, en Guantánamo, entre el grupo de jóvenes que dialogaba con el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, a propósito de la efeméride, se encontraban integrantes de la futura expedición Tumba el bloqueo.
Los protagonistas de este periplo, pertenecientes al Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) y al Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) Raúl Roa García, le propusieron al Jefe de Estado durante aquel debate multiplicar la muy peculiar iniciativa .
Su idea era llegar a todo el país para transmitir, a partir de sus experiencias, el impacto demoledor del cruel bloqueo impuesto a Cuba por el Gobierno de Estados Unidos, a jóvenes, estudiantes y trabajadores de instituciones educativas, de la producción y los servicios, y a vecinos de barrios de la geografía nacional.
A pocos días de que esta guerrilla —integrada por 16 jóvenes— culminara su misión, Juventud Rebelde entrevistó a quienes llegaron hasta Camagüey para conocer de sus vivencias y de cuánto estas les han aportado a su formación profesional, individual y colectiva, y a su identidad como cubanos y cubanas.
Con alma de mujer
Glenda Gómez García fue la única mujer del cuarteto que recorrió centros estudiantiles y de trabajo, y comunidades en la extensa llanura agramontina y en el Balcón del Oriente cubano. Su verbo preciso denota admiración y respeto por quienes todos los días se levantan contra viento y marea, para seguir construyendo y amando a un país en constante desafío.
«He conocido muchas historias de sacrificios, pero también de solidaridad, lo cual merece una estatua que simbolice la resistencia y la humildad de nuestro pueblo», significó la muchacha de 26 años de edad, quien es funcionaria de la Dirección de Asia y Oceanía del Minrex.
—¿El periplo qué sabor te deja?
—Ha sido una experiencia que me enriquece como cubana y profesional. En nuestro
recorrido hemos intercambiado con un público muy diverso de jóvenes de diferentes enseñanzas, de trabajadores y de vecinos, quienes nos han dado lecciones de vida por su creatividad, optimismo, alegrías, sueños y proyectos. Cuba sueña con un futuro que ni las carencias actuales pueden borrar. Lo que hemos vivido durante estos días nos da las energías para recargar las
«baterías», y para no dejar de denunciar y de luchar.
—¿Cuál de tantas recordarías como una escuela de la resiliencia?
—La mujer cubana es única. Ella no llora, sino que se impone y triunfa. Ella no espera que las cosas se resuelvan a través de un tercero, sino que las arregla en primera persona. Ella es líder en su hogar y en su trabajo, y es dueña de sus sueños.
«Estuvimos en la Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay, en Camagüey, y allí dialogamos con estudiantes de Enfermería, de Estomatología y del resto de las especialidades de salud pública, quienes nos contaron desgarradoras historias sobre el impacto del bloqueo imperial contra Cuba, en ese sector.
«Esas muchachas y muchachos, desde sus escenarios estudiantiles y laborales, han tenido que reinventarse para enfrentar las limitaciones de medicamentos, de recursos y tecnologías. Nos contaron que en Cuba la solidaridad es fuente de soluciones permanentes y que hay que reciclarlo todo, cada instrumental, cada aguja..., para que nadie quede sin atención médica».
Expedición de tradiciones
Conocer Cuba, su gente humilde, sus raíces autóctonas, leyendas y sitiales históricos constituyen tesoros para la vida. Desde ese prisma
multicolor que agiganta a este país ante el mundo, Jean Carlos Osorio Abad, estudiante de 3er. año del ISRI, reconoce que la historia hay que revivirla justo donde aconteció cada gesta, pasaje y hecho.
Entonces, sobre todo, el periplo juvenil —el cual permitió a los visitantes llegar a sitiales emblemáticos de nuestra geografía— «es una escuela para el aprendizaje», aseguró Osorio Abad, de 22 años, quien no olvida cómo en Las Tunas a José Martí se le ilumina su frente justo de cara al sol, como lo soñó: «Es como tenerlo vivo frente a uno, marcando el camino para defender esta isla de los embates imperiales», acentuó.
Para Daniel Notó Alfonso, quien es funcionario de la Dirección General de Asuntos Multilaterales y Derecho Internacional, participar de esta caravana transmite mucha confianza en el proyecto social cubano. «Hemos visto a muchos jóvenes al frente de responsabilidades difíciles e importantes, lo cual nos asegura que la continuidad no será en un futuro inmediato, sino que está ocurriendo ahora mismo, en el presente», subrayó Notó Alfonso, de 31 años de edad.
Asdrúval De la Vega González, funcionario de la Dirección General de Estados Unidos del Minrex, ofreció una mirada profunda sobre la expedición Tumba el bloqueo. «Quienes representen a Cuba, en cualquier escenario, tienen que emanar del pueblo y regresar siempre a él, para beber de sus enseñanzas, de su realidad y de sus raíces.
«Entrar en contacto directo con tanta gente diversa, quienes, además, poseen sus propias particularidades y sus experiencias de vida, complementa nuestra formación profesional, porque cada vez que alguien nos cuenta sus hazañas personales y colectivas no solo nos siembra amor por Cuba, sino que nos enseña a enfrentar una política agresiva, que pretende desesperarnos, para desaparecernos como nación, y eso no lo permitiremos», concluyó.
