El libro tiene un alto valor para las nuevas generaciones. Autor: Cubierta del libro Publicado: 11/11/2025 | 12:26 am
En su Memorial, bajo la cobija del Apóstol Mayor de la Plaza de la Revolución, parte de nuestra vanguardia intelectual y política vio al Héroe Nacional hacer gala de su costumbre de presentarse cuando nos es más necesario, esta vez en las páginas de Descubriendo a Martí en Nueva York, el libro del diplomático Rodolfo Benítez Verson presentado allí como fruto de una investigación extraordinaria de esa etapa en la vida del cubano que, pese a sus propias palabras, no sabe desaparecer.
«Este libro tiene que impulsar que aparezcan otros similares», dijo recientemente en el panel el investigador del Centro de Estudios Martianos Pedro Pablo Rodríguez, quien destacó la utilidad de que se emprendan proyectos equivalentes para «descubrir» con esa hondura al cubano más grande en otros sitios del mundo.
Pedro Pablo, martiano donde los haya y conductor de algunos de los proyectos más sólidos de preservación de esa obra, introdujo la presentación con lo que fue prácticamente una conferencia propia, «otro libro» —valor agregado al mucho valor del texto de Benítez Verson—, sobre los fértiles días de nuestro Héroe en Nueva York.
Esos casi 15 años del Apóstol en la ciudad atestiguaron, a su juicio, una maduración humana y política que había comenzado en la adolescencia, en las duras canteras de San Lázaro, donde el cuerpo y el alma del patriota sufrirían marcas palpables aún en todo su peregrinar… también, por supuesto, en la gran urbe estadounidense.
Refirió el profundo conocimiento que llegó a adquirir Martí de la sociedad estadounidense y de la sicología de su gente, cualidades que supo comunicar con hermosura en la expresión literaria y en el sentimiento humano. El Doctor en Ciencias Históricas recordó cómo el Maestro vio a Nueva York recibir fuerzas, ideas, personas, culturas… de otros lugares que la engrandecían.
Ambas observaciones, la de este académico de hoy y la del patriota emigrado de fines del siglo XIX, cobran mayor realce con la reciente elección del joven Zohran Mamdani como primer alcalde musulmán y sudasiático de la Gran Manzana.
En Nueva York, José Martí supo evaluar la prensa norteamericana, entender la necesidad de acelerar la independencia de Cuba, reunir la emigración, crear un Partido, organizar una República «con todos y para el bien de todos», defender a los pobres de la tierra y liderar —con concepto que aún define en nosotros las ansias de hoy— la revolución de la unidad.
¿Del libro…? Pedro Pablo Rodríguez se dice orgulloso de que el hombre —Rodolfo Benítez Verson— que conoció como un niño entregue ahora obra semejante: «Es el más completo sobre este período tan importante en la vida de Martí». Afirmó antes de concluir que debían emprenderse proyectos similares.
Ponderaciones martianas de un hito bibliográfico
Aún en la distancia del video, la Doctora Marlene Vázquez, directora del Centro de Estudios Martianos, se hizo presente con contundencia: «Este libro es una valiosa contribución a los estudios martianos y a las relaciones tanto entre Cuba y Estados Unidos como entre la cultura del siglo XIX y la cultura de nuestros días».
Por su parte, el Doctor Héctor Hernández Pardo, subdirector general de la Oficina Nacional del Programa Martiano (OPM), alabó la capacidad del héroe cubano de develar las grietas y destacar los aciertos de aquella gran ciudad y comentó que la manifestó a tal punto que alumnos del destacado académico estadounidense Ivan Schulman —neoyorkino de Brooklyn, por cierto— le preguntaban si Martí era… ¡norteamericano!
Reforzó la anécdota con un acto profundo: «No es casual que Martí fuera exaltado al New York’ Writers Hall of Fame (la traducción se hace obvia)», el selecto club de escritores, vivos o fallecidos, que marcaron la historia cultural de esa ciudad portentosa.
Por ello, y por el rigor de la investigación de Benítez Verson, no duda en calificarle el libro como «uno de los más valiosos aportes a los estudios del Héroe Nacional en las últimas décadas», lo que ha llevado a la OPM a distribuir ejemplares en instituciones afines en aras de fortalecer el espíritu martiano de sus membresías.
Al funcionario del Comité Central del Partido Comunista, Enrique Villuendas Calleyro, a quien el autor sumó al proyecto como uno de sus editores, le impresionó la modestia —desde el título del libro, que alude a «descubrir» en Nueva York, pero cava más profundo de aquel para pedir «consideraciones» cuando tenía entre manos una obra «extraordinaria».
Martí cruza un puente de Brooklyn a Dos Ríos
En el gran salón verde alumbrado por las letras doradas de Martí, el autor del libro que ha irrumpido —de un «tirón» de 28 años— en la mejor bibliografía del Apóstol se confesó emocionado por la altura de la presentación.
Se refirió a algunos de los retos más serios que enfrentó: gran parte de la ciudad que vio Martí ya no existe, porque ha sido demolida, transformada; las direcciones han cambiado completamente y la presencia del gran cubano no está identificada ni siquiera en los lugares emblemáticos con él relacionados.
Por ello, «el libro requirió mucha paciencia y mucho tiempo» —¡desde septiembre de 1997!—, pero Benítez Verson exploró fuentes maravillosas como la Biblioteca Pública y el Archivo Histórico y revisó datos de los muy rigurosos Censos de Población y los Manifiestos de embarques y desembarcos de las navieras.
La presentación —como seguramente el libro— cerró con la referencia al 30 de enero de 1895, fecha en que, dos días después de haber sido agasajado por amigos a propósito de su cumpleaños 42, José Martí se despide para siempre de la Gran Manzana a bordo del vapor inglés Athos, buscando Santo Domingo.
Allí, el patriota peregrino abrazó a Máximo Gómez, selló con él el plan de guerra y partieron juntos en un barquichuelo a la amada Isla de los dos. Asombrada, la manigua de Cuba le vio crecer como uno de sus cujes más recios, le vio pelear por la tierra y caer un domingo de mayo mirando a un sol que Nueva York, pese a sus luces prodigiosas, jamás podría alumbrarle.
(Fragmentos del texto publicado en Cubaperiodistas)
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