Esta interrogante gravita hoy en Cuba mientras la guerra no convencional continúa implementándose contra nuestra economía. Sobre el tema conversaron recientemente en el programa televisivo Cuadrando la Caja, el vicepresidente primero de la ANEC; el director de políticas macroeconómicas del Banco Central de Cuba, y el presidente de la mipyme privada Dofleini. Juventud Rebelde reproduce ideas esenciales expuestas en ese espacio.

Ian Pedro Carbonel Karell
Una economía como la cubana, abierta, depende mucho de sus relaciones con el exterior, y el mecanismo para conectar la economía interna con la externa son las operaciones de cambio de moneda nacional por extranjera. Eso se hace mediante las instituciones del sistema financiero o lo que se conoce como un mercado cambiario. Al respecto, es importante tener un mercado cambiario oficial que funcione y que dé convertibilidad a la moneda nacional, que las empresas y el resto de los actores económicos puedan cerrar sus ciclos productivos de forma legal y, por tanto, desarrollar su actividad económica de la mejor manera posible. Logarlo es complejo.
El sistema financiero cubano lo hizo por mucho tiempo, a partir de los años 90, y afrontó mucho de los retos que se dieron en aquel entonces. No es una tarea sencilla, sobre todo por las condiciones externas y también por la acumulación de desequilibrios internos en la economía cubana, provocados en buena medida por episodios bien tensos como fue la pandemia de la COVID-19; o el endurecimiento del bloqueo estadounidense, que apuntan de manera quirúrgica a todo lo que tenga que ver con el sistema financiero cubano en el exterior: impedir que se den las transacciones y que podamos, incluso, cobrar nuestras exportaciones.
Todo eso configura un escenario bien complejo, donde es difícil defender una tasa de cambio inyectando constantemente divisas para defender precios. La decisión que ha tomado el Gobierno, que se ha anunciado, de ir hacia un régimen cambiario flexible, permite al menos recuperar ese mercado cambiario oficial.
Definitivamente, las condiciones actuales son bien complejas. Estamos en una situación en la que el producto interno bruto decrece, hay emisión monetaria de pesos cubanos para financiar el déficit del presupuesto del Estado; hay, incluso, un nivel importante de dolarización parcial en la economía, que genera una demanda de divisas superior a lo normal o deseado. Es complicado conjugar todos esos elementos para cumplir con el mandato de implementar un mercado cambiario oficial que sea funcional y que cumpla los objetivos que se buscan.
No podemos ir de golpe a una unificación cambiaria porque sería muy difícil de lograr y que, además, buena parte del sistema empresarial no podría asimilar en este momento. Pero sí podemos ir creando las condiciones gradualmente para llegar a ese objetivo estratégico. (Director de políticas macroeconómicas del Banco Central de Cuba)

Ayuban Gutiérrez Quintanilla
Es muy difícil regular una economía sin un mercado cambiario que funcione y que, sobre todo funcione reflejando la realidad económica. Tenemos que avanzar en recuperar ese mercado cambiario que hoy existe de manera informal, de manera ilegal; hay que darle una necesaria oficialidad para poder regularlo, para que sirva en función del desarrollo económico y social del país.
Tener un mercado cambiario oficial permite a un sector de la economía público, que para moverse debe funcionar de acuerdo con las leyes, participar de ese mercado cambiario. En el futuro, el objetivo a más largo plazo de la intervención del Estado en el mercado es ir hacia una unificación monetaria con convertibilidad de la moneda. Lo primero es entrar al terreno de juego. Y ese paso inicial es el que ahora está dándose. Se anunció en la Asamblea Nacional del Poder Popular, se aborda en el Programa de Gobierno, donde está recogido como uno de los objetivos en el área macroeconómica: empezar el proceso de recuperar oficialmente el mercado cambiario.
Uno de los problemas que tenemos hoy es que la actividad económica, el aporte económico que hace el sector privado en Cuba, no se refleja totalmente en las estadísticas del país, entre otras cosas, porque hay elementos de medición económica, de registro contable, que debido a que una parte importante de sus transacciones pasan por un mercado ilegal de divisas no las pueden registrar en su información estadística y contable. Ese es un elemento que se suma a otros que provocan la evasión fiscal. Por lo tanto, tener un mercado cambiario oficial con una tasa de cambio que realmente refleje la relación, ese flujo entre el exterior e interior de la economía del país, también ayuda a normalizar el proceso tributario y estadístico del país para la toma de decisiones, para aumentar los ingresos del Estado.
Si tú me dijeras como ciudadano, yo te diría que al enemigo no se le obvia, se le combate. Y El Toque, su director, han declarado públicamente que tienen dentro de sus objetivos subvertir la Revolución.
La tecnología tiene cosas buenas y cosas malas, Pero el acceso a la comunicación te permite también conocer ese tipo de cosas. Eso es algo que no se discute. Ninguna persona, ningún ciudadano patriota se pone del lado del que ataca a su país o que intenta subvertir el orden constitucional del país. Por lo general, este tipo de subversión no le hace más daño al Gobierno; le hace más daño a la población. Porque, al final, lo que se intenta vender es que el daño se lo está haciendo el Gobierno a la población. (Doctor en Ciencias Económicas, profesor de Economía de la Universidad de La Habana y vicepresidente primero de la ANEC)

Carlos Miguel Pérez Reyes
Desde el punto de vista del sector no estatal, lo veo en dos escenarios prácticos. Uno, estoy trabajando con una moneda que es volátil, está fluctuando, y para protegerme casi siempre lo que voy a hacer es aumentar un poquito el precio, porque puede ser que el dólar mañana tenga otro valor. Eso es una primera distorsión que creo que está trayendo esta situación. Lo segundo se relaciona con contratos a largo plazo, prever cuánto voy a cobrarle a una empresa de aquí a un año: teniendo en cuenta que ese valor referencial e ilegal del mercado informal varía tanto, no haría un contrato de ese tipo.
Pero lo podemos ver también, por ejemplo, en las exportaciones. Si yo hago una exportación hoy, con una tasa de referencia que es 1×120 en este momento, que es diferente a la que está en el mercado informal, no voy a sentirme motivado a exportar dentro de los canales establecidos legalmente y voy a buscar otras vías. O no voy a exportar. Ese es un círculo vicioso, porque si no exporto, no entra al país la divisa que me permitiría tener un mercado cambiario.
Hay un tema vital en todo esto, que es la forma de gestión no estatal. Yo soy uno de ellos y comprendo lo que vivimos todos los días. Es muy difícil reflejar hechos económicos en la contabilidad de una empresa o evaluar cuán caro está un producto. Si nosotros no tenemos una tasa de cambio oficial por la que todo el mundo se pueda regir y establecer, ese hecho contable, ese hecho económico en nuestra contabilidad, es complejo.
Dices «¿por qué esto está caro, si lo comparamos con una tasa 120?». Tu utilidad podría llegar a ser de 300 por ciento, pero si lo comparas con la tasa de referencia que utilizó el que lo compró, te da otro margen de utilidad. Incluso, para la evasión fiscal esto es importante, porque en esta lucha que tenemos de los precios abusivos, que no es lo mismo que precios altos, tenemos que ser capaces de distinguir muy bien cuando un precio es alto y cuando es abusivo. En ese sentido, una tasa de cambio es el factor común para encarar muchos de los problemas que tenemos, la evasión fiscal, la transparencia económica, la transparencia contable.
Creo que es muy valiente que entendamos que necesitamos coger al toro por los cuernos. Aunque en esta primera etapa no salgamos con ese dólar al precio que la gente quiere, empecemos a coger la batuta y decir: «Somos los que debemos hacer esto, debemos hacerlo bien y tratar eventualmente de alcanzar una tasa de cambio más justa para nuestra población». (Presidente de la mipyme privada Dofleini)
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