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CIENFUEGOS.— Por causas de sobra conocidas, los años de y posteriores al período especial entronizaron en el escenario psicosocial de la nación antiestandartes éticos, artísticos y de signo diverso, que contribuyeron a trastocar conceptos, confundir calidades, escarriar esencias, al punto de que todavía la mejor música cubana actual no es la que suele difundirse con más peso en los medios y otros espacios, pese a congresos, decires y pesares.
Pero siempre hay oasis e islotes a nivel de país, claro que sí. Uno de ellos, el de mayor relieve ahora mismo en Cienfuegos, es el proyecto cultural La Trova de Guardia, el cual, apasionada, tenaz y sensiblemente, los Hermanos Novo emprenden hace más de un año, cada domingo, a las 11 de la mañana, en el patio del teatro Tomás Terry.
La peña, de especial interés para los jóvenes en este verano, es lugar de encuentro espontáneo para muchos cienfuegueros amantes de la buena música, la poesía y otras expresiones artísticas muy diversas que se presentan en cada edición.
La inclusión como invitados de personalidades culturales e incluso deportivas, ya sean locales o nacionales, a propósito —o no— de algún acontecimiento o efeméride, da una nota particular a los encuentros de marras, los cuales se desarrollan en un ambiente casi familiar. Y es uno de sus signos identitarios inconfundibles.
También estas verdaderas tertulias han promovido la presentación de una serie de artistas jóvenes y poco conocidos; sobre todo músicos, quienes, además de ser bien recibidos, dan un toque de frescura a las reuniones.
La Trova de Guardia ha venido a llenar un vacío en la vida cultural de los cienfuegueros, a la vez que constituye una magnífica motivación para sembrar valores estéticos, patrióticos y éticos, al fomentar el amor por el terruño, por nuestra música autóctona y el arte nacional.
El Dr. Alfredo Espinosa Brito, Héroe del Trabajo de la República de Cuba, es uno de sus asiduos participantes. Él opina: «Resulta un magnífico espacio para el disfrute, por el ambiente artístico que se respira y la acertada selección musical del repertorio que tienen Los Novo. Saben combinar muy bien la participación de los invitados, los cuales le ofrecen variedad a la peña».
Sin duda, se trata de un espacio cultural a preservar, respaldar y sentir; reverso lustroso de quienes están más interesados en parlotear que en hacer, Los Novo llevan a la práctica la sentencia eterna de Goethe: «no basta con saber, hay que aplicar».
Es lo que llevan haciendo Pedro y Roberto por casi 30 años de carrera. Aplicando y entregando sobre el escenario dones, sabiduría y perseverancia. ¡Congratulaciones!
