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Chamaco y tres más de Cremata

El director, Juan Carlos Cremata Malberti, dialoga con JR sobre este filme y otros que vienen en camino

Autor:

Jaisy Izquierdo

Aunque Chamaco se estrenó como maqueta en la Muestra de Nuevos Realizadores y en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, ahora es el momento ideal para acercarse a este filme que, luego de finalizar el proceso de postproducción, se presenta por todo el país con un acabado visual y sonoro de calidad.

La obra original, escrita por el dramaturgo cubano Abel González Melo y llevada a las tablas por Carlos Celdrán, llamó la atención del realizador de filmes como Viva Cuba y El premio flaco, quien intuyó la posibilidad de filmar una película en esta historia que reclamaba para sí pocos actores, escasas locaciones y menos recursos.

Cuenta Cremata que la obra lo situó frente «a una tragedia griega enmarcada en la contemporaneidad cubana.

«Después me di cuenta de que no había ninguna esperanza en ninguno de estos personajes, en su mayoría homosexuales, y esto también me lo hizo muy interesante, porque la convertía en una película oscura, dura, difícil de digerir. Creo que uno tiene que comer azúcar y también sal, para viajar entre los sinsabores de la vida, y en este sentido el tema de Chamaco no admite ninguna esperanza, como no lo admite ninguna tragedia».

Sobre los personajes, el director de Nada aclara que «aunque desde el inicio se sabe quién se muere y quién lo mata, lo interesante de la obra es que Karel Darín y los demás van descubriendo en el transcurso de la pieza su propia identidad y la de los que los rodean, junto a todas esas extrañas coincidencias familiares que los conectan, y que hacen de esta obra un texto innovador y único.

En la cinta intervienen actores como Fidel Betancourt, Laura Ramos, Caleb Casas, Pancho García, Aramís Delgado y Luis Alberto García.

Contigo pan y cebolla…

«Otra de las propuestas es la niña linda de Héctor Quintero, su pieza emblemática, Contigo pan y cebolla. Ya nosotros habíamos hablado de la posibilidad de llevarla al cine, que fue un proyecto acariciado incluso por Titón en la década de los 60, y que cuando Héctor muere se convierte para mí en un imperativo. Me acerqué a la obra con menos pasión que con El premio flaco, que desde mi juventud deseé llevar al cine. Siempre pensé que era una pieza muy simpática, y vi con agrado las puestas en escena con las excelentes actuaciones de Berta Martínez, Silvia Planas y José Antonio Rodríguez.

«Entonces hablé con Alina Rodríguez, quien a juicio de Héctor es la mejor Lala Fundora representada en las tablas después de Berta Martínez, y le pedí también a Alicia Bustamante que regresara al cine. Se unieron además los inmensos deseos que yo tenía de trabajar con un actor como Enrique Molina, quien asume el personaje de Anselmo. Fue una maravillosa experiencia trabajar con él, porque Enrique es de los que uno aprende constantemente. Uno le muestra la manera en que quiere las cosas y él a su vez te retribuye con un lado insospechado en la creación del personaje.

«En el reparto participan Edith Massola, Osvaldo Doimeadiós y Leoni Torres, quien trabaja por primera vez como actor y resultó ser un total descubrimiento, al interpretar a Alfredo, un muchacho que llega al final y que representa el paso del tiempo. Con ellos trabajan Natalia Tápanes, la hija de Edith Massola, y Carlos Solar, que son dos muchachos muy jóvenes, pero que están muy bien en sus papeles de Lalita y Anselmito.

«La cinta respeta la época en la cual Héctor la concibió, de manera que comienza en el año 56 y termina en el 57. Se realizó un exhaustivo trabajo gracias al excelente desempeño de mi primo Guillermo Ramírez Malberti en la dirección de arte, de Erick Grass en la escenografía y de Vladimir Cuenca, quien hizo un trabajo exquisito con lo que quedaba de vestuario de esos años. A diferencia de El premio flaco en este filme encontrarán mucho más juego cinematográfico, más movimientos de cámara y planos osados, y diferentes locaciones, pues se filmó en la Manzana de Gómez, en el cementerio, y en Neptuno, hacia donde se trasladó la historia que originalmente se situaba en una casa de la calle Monte.

«Lo que sí queremos tratar de respetar es un tempo teatral, en cuanto a la distribución de la cinta, que va a ser proyectada en el teatro, respetando hasta los tiempos de intermedio, y no en los cines como habitualmente ocurre.

A esto agrego que, aunque no he entrado a editar esta película, estoy convencido de la calidad de imagen lograda, de las actuaciones, y creo estar seguro del éxito que va a tener».

En fin… el mal

«Esta es una historia contemporánea de tres cuentos. El primero lo escribí junto a Carlitos Lechuga, el segundo con el director de teatro Eduardo Eimil, y el tercero con un joven escritor de la calle que se llama Carlos Ramos. Esa fue mi manera de interactuar con jóvenes escritores y dialogar sobre la realidad cubana actual.

«En fin... el mal es un proyecto un poco raro, experimental. El primero es un cuento con una historia coral, donde trabajan como diez actores al mismo tiempo. El segundo es un cuento en el cementerio con dos actrices nada más, que son Fátima Patterson y Aurora Pita, y el tercero es un cuento donde trabaja un solo actor. Sí puedo decir que es una comedia muy divertida.

«Significan tres historias muy diferentes asumidas desde distintos modos de producción, unidas por este elemento del humor negro alrededor de la muerte. Una ocurre en un velorio, otra en un cementerio y la última en el cielo o en el infierno; de manera que relata el paso de la realidad cubana después de que una persona muere, es enterrada y asciende o desciende a la eternidad. Por eso es mal de muchos, consuelo de tontos; es algo que nos va a pasar a todos, pues definitivamente nos vamos a morir.

«El primero está basado en hechos reales, el segundo en irreales y el tercero no tiene basamento ninguno… Y salvando las distancias, se trata de una revisitación a una de mis películas favoritas, La muerte de un burócrata».

Fe de ratas

Este realizador incansable, que gusta de tener múltiples proyectos en la punta del gatillo, está ultimando detalles para a finales de este año volver a sonar la claqueta. Sobre esta nueva cinta que encuentra su origen una vez más en un texto dramatúrgico que escribiera Elio Fidel López, Cremata nos adelanta:

«Fe de ratas es una historia carcelaria actual, que puede ser un antecedente de lo que va a ser Hombre sin mujer, mi proyecto más anhelado. La trama transcurre en una granja de labores para presos, y requiere de pocos actores. Aunque aún no tengo un casting totalmente definido estoy deseoso de trabajar con actores jóvenes como Yadier Fernández y Héctor Medina. Pienso que el cine carcelario es un género que en Cuba no se ha realizado, y creo haber encontrado en este texto de Elio una historia muy humana que estoy loco por filmar».

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