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Un hallazgo de importancia capital

Expertos de los Archivos Fílmicos de la Televisión Cubana hallaron una de las primeras grabaciones del estreno de Carmen, legendario ballet interpretado por Alicia Alonso

 

Autor:

Ahmed Piñeiro Fernández

Gracias a la extraordinaria labor de un equipo de especialistas del Archivo Fílmico de la Televisión Cubana, que dirige Marlene González, con la cooperación del Ballet Nacional de Cuba (BNC) y el Museo Nacional de la Danza, acaba de ser rescatado, restaurado y catalogado un documento de valor excepcional: una grabación de Carmen, de Alberto Alonso, a partir de un kinescopio realizado durante la temporada del estreno de ese ballet en Cuba.

Esta obra, de importancia capital, propició uno de los personajes más célebres de Alicia Alonso, quien llegó a realizar con la gitana cigarrera, una de las creaciones más geniales de la danza teatral del siglo XX.

Historia de un ballet

Aunque ya Alberto Alonso se había interesado en la protagonista de la noveleta homónima del francés Prosper Mérimée, y hasta había creado una breve versión danzaria —a la manera de una suite— para el Ballet de la Televisión Cubana, que fue protagonizada por Sonia Calero, Tomás Morales, Roberto Rodríguez y Gustavo Herrera; la verdadera motivación hacia Carmen partió de una solicitud que le hiciera Maya Plisétskaya de coreografiar un ballet especialmente para ella.

A mediados de la década de los años 60, el Conjunto Experimental de Danza —que dirigía el gran coreógrafo cubano—, se presentó en varias ciudades de Europa, con un espectáculo que incluía la comedia musical El solar (idea original y coreografía de Alberto Alonso, con libreto de Lisandro Otero y música de Tony Taño). La obra contaba con el protagonismo de Sonia Calero y, como puede inferirse por su nombre, se inspiraba en el folklore afrocubano. La agrupación triunfó en el famoso Teatro Olympia, de París, y también en Moscú. En la capital de la antigua Unión Soviética, Maya Plisétskaya asistió a una de esas actuaciones, e impresionada con el baile de la Calero y la peculiar poética del creador cubano, la gran bailarina rusa le solicitó que creara para ella una versión danzaria sobre el personaje de Carmen.

Alberto Alonso aceptó y una vez en Cuba, comenzó los primeros tanteos coreográficos en el BNC, con Alicia Alonso como modelo. Y en tal sentido, valga destacar que el propio coreógrafo reconoció la decisiva participación de la ballerina cubana en la solución de algunos pasajes coreográficos, y, sobre todo, en la concepción escénica del personaje titular.

Carmen se estrenó en el Teatro Bolshoi, de Moscú, el 20 de abril de 1967, con Maya Plisétskaya en el papel titular, y diseños de Boris Messerer. Poco tiempo después, el 1ro. de agosto de ese mismo año, la obra se vio por primera vez en nuestro país, en el entonces Teatro García Lorca, con el BNC y Alicia Alonso, a la que el coreógrafo —al igual que muchos críticos, especialistas y amantes del ballet en el mundo entero—, consideraba la suprema intérprete del papel.

«Yo, en realidad, hice dos Carmen, una en la Unión Soviética y otra para el Ballet Nacional de Cuba», llegaría a reconocer Alberto Alonso en una entrevista que le concedió en 1983, a Pedro Simón, director del Museo Nacional de la Danza y de la revista Cuba en el Ballet.

Para el estreno en la Isla, se mantuvo la escenografía ideada por el artista ruso, y el vestuario fue creado por Salvador Fernández, quien, para la protagonista, y siguiendo una idea original de Alicia Alonso —un mantón de manila para evocar la españolidad; la preponderancia de los flecos, que se mueven constantemente, para sugerir la libertad, porque «a Carmen nadie la puede domeñar»—; concibió uno de los trajes emblemáticos de las artes escénicas cubanas.

Salvaguardar la memoria de nuestra televisión

Marlene González es una de las mujeres más entusiastas y sensibles que he conocido. La distingue, además, un gran sentido de pertenencia. Su privilegio es el de rescatar y salvaguardar la memoria de nuestra Televisión.

«Siempre que hablo del Archivo —me comenta González— me gusta decir que es un gran tesoro nacional. Aquí atesoramos verdaderas joyas, como esta Carmen que acabamos de encontrar y rescatar. El Archivo conserva materiales que, incluso, nunca han sido transmitidos por la Televisión».

Todo el proceso comienza en la bóveda, donde se almacenan todos nuestros fondos. Y desde allí, y a partir de un proceso que se torna bien complejo la mayoría de las veces, por el estado de deterioro de algunos de nuestros materiales, comenzamos a procesarlos. Se oxigena, se restauran las perforaciones que pueda tener dañada la película o celuloide, se le aplica limpieza manual y/o limpieza ultrasónica… Cuando está listo, se lleva a la mesa de edición o moviola, para su catalogación».

Ha habido ocasiones en las que nos hemos encontrado con materiales tan dañados, que hemos tenido que obviar estos pasos anteriores y llevarlos directamente al telecine, equipo mediante el cual se puede llevar una imagen registrada en soporte fotoquímico al electrónico. Para nosotros es un compromiso generacional que estas imágenes de tanto valor no se pierdan».

El kinescopio encontrado

«Una de las mayores dificultades y la primera prueba de fuego que tuve que enfrentar —me dice muy orgulloso el editor Leonardo Martínez Álvarez, el especialista que tuvo a su cargo la restauración del kinescopio de Carmen— fue lograr la mayor nitidez posible en el material».

Por la naturaleza misma del kinescopio, que es una grabación a través de un monitor, la calidad no es óptima.

A eso añádele que, en este caso en particular, al inicio de la transmisión hubo un desperfecto, ocasionado por el cambio de iluminación en el escenario, y con mucha paciencia tuve que probar con distintos programas y diferentes herramientas, para mejorar el contraste lo más posible, que empeoraba siempre que había un cambio de plano. Emparejar los diferentes niveles de iluminación en esos cambios fue bastante complejo, porque estamos hablando de un material de 52 minutos de duración».

Desde luego, hay defectos que, lamentablemente, no pudieron eliminarse, ni tan siquiera corregirse, son fallas que ocurrieron directamente en el control remoto. Pero ahí tenemos a nuestra Alicia, en una de las primeras presentaciones de Carmen.

En busca de un “Control Remoto”

Inmediatamente después de que se descubrió el kinescopio, me di a la tarea de investigar la fecha exacta en que se realizó el control remoto desde el Teatro García Lorca. Tras consultar varios periódicos de la época en la Biblioteca Nacional José Martí, encontré que esa función de Carmen corresponde al viernes 4 de agosto de 1967, y que fue transmitida por el programa Viernes de gala, un estupendo espacio que salía al aire semanalmente por el entonces Canal 4.

Es decir, el material recién rescatado, corresponde a la temporada del estreno en Cuba, exactamente a la cuarta representación del ballet, y que al igual que en las tres representaciones anteriores de la première cubana contó con el mismo reparto: Alicia Alonso (Carmen), Josefina Méndez (El Destino), Azari Plisetsky (Don José), Roberto Rodríguez (Escamillo), y Ceferino Barrios (Zúñiga). En los personajes de las cuatro muchachas se presentaron Sylvia Marichal, Sylvia Marina, Mercedes Vergara y Ofelia González, que aún era una estudiante de la Escuela de Ballet. La Orquesta Sinfónica Nacional fue dirigida por el Maestro Mijail Bank, artista soviético invitado.

Estamos en presencia del testimonio fílmico más antiguo que existe del estreno de Carmen en Cuba y, por tanto, de la que tal vez sea la primera de las grabaciones de Alicia Alonso en uno de sus personajes más definitorios. 

Es cierto que como sucedía siempre con todas y cada una de las caracterizaciones de nuestra prima ballerina assoluta, el papel de Carmen ella lo fue perfeccionando, lo fue enriqueciendo, le fue encontrando nuevas aristas… En este documento valiosísimo, encontramos el inicio, el punto de partida de esa creación hasta ahora insuperable.

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