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Mi hogar está en Cuba

En sets de filmaciones de España, Colombia y Brasil ha transcurrido la mayor parte de la vida profesional de la actriz cubana Laura Ramos, quien, en entrevista reciente con Juventud Rebelde, aseguró desear volver a actuar en la Isla

Autor:

Alejandro A. Madorrán Durán

La actriz cubana Laura Ramos Hernández, quien desde joven desarrolla la mayor parte de su vida profesional entre España, Colombia y Brasil, ha regresado a las pantallas de la Isla gracias a su personaje de la cartomántica Estrella, en la popular serie colombiana Tarde lo conocí, que la Televisión Cubana transmite por estos días.

Quizá muchos la recordarán por haber encarnado a la joven clarividente en Las profecías de Amanda, o a Pilar Toledo en la película argentina Operación Fangio, dos cintas que le valieron a esta bella y talentosa interprete el codiciado premio Coral a mejor actriz revelación en 2001, durante el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.

También a las tablas se ha consagrado Laura Ramos, quien cuenta que su inicio en el mundo del escenario estuvo marcado por las obras de teatro Electra Garrigó, del grupo Irrumpe, dirigido por el reconocido dramaturgo y actor cubano Roberto Blanco, y por su participación en El burgués gentilhombre, a las órdenes del francés Jérôme Savary, entonces director del Teatro Nacional Chaillot, de París.

Sobre su vocación por la interpretación cuenta que desde niña comenzó a latir en ella ese deseo. «Dice mi madre que a los ocho años le dije que quería ser actriz. También crecí muy ligada a los sets de filmación. Mi madre trabajaba en el Icaic (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos) y mi papá era documentalista. Estuve cerca del medio audiovisual toda mi vida.

«Al terminar la Secundaria me inserté en un taller de artistas aficionados, en el cual recuerdo con mucha nostalgia una obra que representamos llamada Pinocho. Ahí tomé la decisión de que quería ser actriz y tuve la suerte de que ese año se reabría la especialidad de Actuación en la Escuela Nacional de Arte (ENA)».

—Después de graduarte de la ENA y de tus primeras incursiones en el teatro, muy pronto llegó el cine…

—Fue maravilloso e inesperado. Cuando estudiábamos en la escuela hacer teatro era nuestro mayor sueño, hacer cine era una posibilidad remota. Y un día llegó esa oportunidad con Fernando Colomo, un director español bien interesante y muy famoso por descubrir actrices jóvenes. Él me dio mi primera oportunidad con la cinta Cuarteto de La Habana. Pude trabajar con grandes actores españoles como Javier Cámara, Ernesto Alperio, y también con la excepcional actriz cubana Mirtha Ibarra, de quien aprendí muchísimo.

«Después de Cuarteto de La Habana hice varias películas, entre ellas Las profecías de Amanda, de Pastor Vega, con quien tuve muy buena relación, al igual que con Daisy Granados, a quien admiro y quiero enormemente. Pastor decía que yo le recordaba mucho a Daisy joven y quiso que yo hiciera ese personaje.

«También actué en Operación Fangio, del director argentino Alberto Lecki, y en ese rodaje coincidí con Dario Grandinetti, que era el actor del momento; a todos nos encantaba, y cuando me dijeron que actuaría junto él, no me lo podía creer. Esa película fue un verdadero regalo.

«Siento que al principio de mi carrera fueron puros regalos que fueron llegando de forma inesperada y atropellada. En España, a Cuarteto de La Habana la siguió Adiós con el corazón, del director José Luis García Sánchez; después trabajé en Aunque estés lejos, de Juan Carlos Tabío. Luego hice varias producciones en Brasil. Con esas experiencias inicié mi carrera dentro y fuera de Cuba. Y fue sin proponérmelo, surgió poco a poco. Y esa “suerte” ha ido conformando mi destino».

—Ahora mismo el público cubano te ve en la serie colombiana Tarde lo conocí. ¿Cómo comienzas a trabajar en ese país?

—Colombia llegó a través de  mi anterior representante, quien impulsó la idea de que yo me fuera a Latinoamérica. Yo estaba en España, y digamos que la base estaba ahí, aunque también viajaba a Cuba a trabajar con el director de teatro Carlos Celdrán, que en mi carrera marcó un antes y un después. Celdrán es un gran amigo personal, un gran director, intelectual, maestro…

«Como te decía, en Colombia me llegó una oportunidad para participar en el primer proyecto que hacía la empresa norteamericana Fox en Latinoamérica. Con esa productora hice una serie que se llamó Tiempo final, que fue el primer seriado que estrenó en español y en formato de cine. Cada capítulo era una historia diferente. Después surgieron otras ofertas».

—¿Te has sentido encasillada en determinados tipos de personajes al ser una actriz extranjera en la mayoría de tus películas?

—Es cierto que me he sentido extranjera toda mi vida. Aunque no creo que encasillada, porque he hecho a lo largo de mi carrera muchos personajes y muy diferentes. Pero sí he hecho de latina, de cubana a veces. Y ya luego en Colombia sí he hecho de todo. Pero digamos que en España sí  me llegaban un poco personajes similares, aunque diferentes esencialmente.

—¿Cuáles serían las ventajas y las desventajas de ser una actriz extranjera?

—El ser extranjero siempre te limita la cantidad de personajes a los que puedes aspirar. Aunque también puede tener el plus de lo exótico o diferente. En España fue más complicado porque para ellos trabajar el acento español era muy importante. En Colombia, y Latinoamérica en general, son más abiertos, están más integrados. En muchas series que llevan años transmitiéndose hay actores de todas partes. En ese sentido Latinoamérica es más flexible.

«Ciertamente el hecho de sentirse extranjera toda la vida, aunque ya ni pienso en eso, es muy difícil, y a la vez, enriquecedor, porque pienso que todas las experiencias culturales, de conocer personas de diferentes lugares, te enriquecen muchísimo, y mientras más conocimientos adquieras en tu vida, más material tienes para trabajar como actriz».

—¿Qué es lo que más te ha gustado de la cultura colombiana?

—Su gente tiene que ver mucho con nosotros, no tanto los bogotanos, sino los que viven en las ciudades de la costa como Barranquilla, Cartagena; también los habitantes de Cali, aunque no está a orillas del mar, porque tenemos esa forma de ser caribeña. En lo personal estoy muy agradecida porque me ha dado grandes oportunidades.

—En varios países, el tratamiento de la prensa a los actores y los famosos de manera general, puede ser a veces invasivo a su vida personal…

—En lo que a mí respecta soy bastante discreta con mi vida privada, casi nunca hablo de ella en las entrevistas. A veces me preguntan si tengo pareja o si no, ese tipo de cosas. Aunque por lo general no suelen ser muy agresivos en ese sentido en Colombia. Puede ser que a veces salga alguna noticia algo indiscreta, pero nada más.

«A mí me gusta llevar una vida normal y para eso mantengo ciertos límites entre mi trabajo y mis cosas personales.  Pienso que la privacidad es algo imprescindible y más en este mundo en que vivimos donde cada vez todo está más expuesto en las redes sociales. Uno debe vivir la vida de verdad, por eso disfruto mucho compartir con mis amigos y nadie se tiene que enterar qué estoy haciendo».

—¿Qué nuevos proyectos tienes?

—Acabo de realizar una película en Brasil, que se estrenará en mayo, y se llama No se aceptan devoluciones. Este filme es la versión de la película mexicana del mismo nombre. Interpreto el papel de una madre que deja a su hija con el padre y se marcha. La película cuenta la historia de este hombre, que en principio es un mujeriego, y tiene que reconquistar el amor de su hija.

—¿Cuándo podremos verte actuar nuevamente  en Cuba?

—A mí me encantaría, hay muchos directores con los que me gustaría trabajar. Y ojalá sea pronto. Yo estoy abierta a las propuestas. Siempre me ha gustado Fernando Pérez, y también Ernesto Daranas. Igualmente me gustaría participar con gente joven porque creo mucho en los nuevos talentos. Si me proponen un proyecto y me gusta, de seguro lo hago.

—¿Qué pedacitos de Cuba llevas contigo?

—He pasado muchos momentos importantes de mi vida en Cuba. Aquí está mi raíz, mi historia, y representa lo que soy. No necesito llevar nada para recordarla, porque siempre está conmigo. Debido a mi trabajo, por el cual tengo que estar constantemente viajando, tengo varias casas, pero mi hogar está en Cuba.

 

Laura Ramos interpreta a la cartomántica Estrella en la telenovela colombiana Tarde lo conocí. Foto: Tomada de Facebook

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