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Las personas están necesitadas de poesía

Han pasado 25 años desde que la escritora Liudmila Quincoses se atrevió a colgar en su puerta un cartel que la ha dado a conocer en Cuba y muchos otros países: «Se hacen cartas de amor a cualquier hora»

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

SANCTI SPÍRITUS.— Dos toques bastaron para que la puerta de la casa se abriera. En la acera, un joven con rastros de carretera. Una sonrisa amplia dio el primer saludo. Un grado de satisfacción aromó el recibimiento. Después de más de 300 kilómetros había llegado a la mitad de su destino. Contó rápido el motivo de su presencia. De inmediato, el papel se colmó de sentimientos y medió entre dos.

«La historia de ese tunero ansioso porque le escribiera una carta a su novia que estaba en La Habana, a donde no llegaría sin la misiva, es de las tantas que nunca olvido. No podía creer que se había quedado a la entrada de nuestra ciudad para venir hasta la casa. Como esas existen otras que no me dejan de sorprender y me confirman que hay muchas personas necesitadas de poesía», dice la escritora y promotora cultural espirituana Liudmila Quincoses.

Han pasado 25 años de aquel 14 de febrero en que ella se atrevió a colgar en la puerta de su casa un cartel que la ha dado a conocer en Cuba y muchos otros países: «Se hacen cartas de amor a cualquier hora. De ocho de la mañana a tres de la tarde». Fue una idea que nació de las largas noches entre amigos rodeados de anhelos, sueños, la música de Silvio Rodríguez, vino y cuanto elemento pudiera adornar el ambiente bohemio.

«Era una de las etapas más fuertes del período especial y casi nunca había electricidad, por lo que hablábamos mucho. Intercambiábamos libros de tiradas limitadas reproducidos en un mimiógrafo. Cuando tuve que trabajar me dije: lo mejor que sé hacer es escribir, pues abriré una escribanía», cuenta, mientras apaga un tanto el tono por la nostalgia.

Sin esperarlo, a los pocos días llegaron los primeros pedidos para aliviar tristezas, reconquistar un viejo amor o decir: te quiero o perdón. Recuerda que al principio causó muchísima risa a varios amigos, porque «nadie, ni yo misma, creyó que tuviera tanta aceptación; que provocara tanta simpatía y empatía entre las personas a lo largo y ancho de Cuba.

«Pero esta labor me ha confirmado que las cartas son muy importantes para las personas porque tienen necesidad de encontrarse con lo bello, con sus sueños… Muchos han sido los que han depositado aquí una parte de su memoria emocional. También están los que me han permitido mediar en sus historias, y eso me gusta porque me da la potestad para cambiarlas», acota.

Mas Liudmila Quincoses no solo se ha dedicado a escribir. Su vivienda, en la calle Maceo, entre Avenida de los Mártires y Dollz, devino además espacio para la creación artística y sede de eventos; motivos más que suficientes para convertirse en uno de los centros culturales de la cuarta villa de Cuba.

«Creamos el centro cultural alternativo Escribanía Dollz, desde donde trabajamos gratuitamente para la comunidad, ofreciendo arte, consuelo, amor…», añadió. Y detalla que la sala se hace pequeña para los conciertos a piano, lecturas de poesía, proyección de películas, exhibición de obras de Rancaño, Zaida del Río y artistas locales, así como las         interpretaciones de los estudiantes de la escuela elemental de arte Ernesto Lecuona, de Sancti Spíritus.

«También hacemos intervenciones públicas. Ponemos sobre una mesa cartas y postales para que las personas las escojan, según sus estados de ánimo, intereses, prioridades… Ya eso lo he puesto en práctica en 12 países y mi anhelo es darle la vuelta al mundo», refiere.

Rememora cuando hace un año, en el centro cultural Kirchner, en Argentina, compartió esa experiencia y el poema del espirituano Rigoberto Rodríguez Entenza (Coco) se llevó las palmas: «De quien amas no esperes como de la moneda cara o cruz, ni siquiera esperes cara o cruz, espera únicamente que ruede».

Cinco años después de abrir sus puertas a los amantes de las epístolas y palpar el interés de varias generaciones por escribir misivas, apostó por otra idea feliz: el concurso Cartas de amor, que permite expresar todos nuestros sentimientos.

«Clasificamos las entregas por temas: amor a la pareja, a la patria, a la familia, a la infancia, a las mascotas… Ya en 2000, por iniciativa de Carlos Sotolongo, entonces director provincial de Cultura y Arte en Sancti Spíritus, se le imprimió carácter internacional», agrega, y no se cansa de agradecer a quienes no la han abandonado en estos años.

«Así están “Cuti”, con su taller de grabado Patria; la artesana Yamilet, la Asociación Hermanos Saíz (AHS), el colectivo de la Casa del Joven Creador, Ángel Luis Montagne, mi madre, mi hija y otros muchos».

Con la deuda de publicar una antología con las mejores cartas recibidas entre las prioridades para el futuro, esta joven no deja escapar la oportunidad para regalar alegría y paz. «En febrero, a propósito del cumpleaños de la Escribanía y del Día de los enamorados, hice otras intervenciones que incluyeron dejar en diferentes espacios públicos cartas de amor para que las personas las encontraran», detalla.

También evoca las historias de quienes le han pedido sus servicios. Entre ellas, resguarda con mucho cariño la de un joven que le solicitó una postal para que acompañara la foto en la lápida donde descansa su hermana, quien siempre quiso conocer las interioridades del proyecto.

«Esos momentos han sido las mejores recompensas por estos años. Por supuesto, también están los envíos cada año al concurso. Precisamente en esta edición contamos con cerca de 4 000 misivas. Los premios se entregarán el venidero 30 de marzo y, como lauro especial, se reconocerá a la mejor carta escrita en décima», añade.

El trabajo de Liudmila Quincoses como escritora parece infinito y aún no ha pensado en que su centro cultural alternativo Escribanía Dollz deponga las armas. «Quiero hacer talleres de artes plásticas para pintar por sexta ocasión el mural del frente de la casa, mantener mis actividades con invitados e inaugurar un ciclo de conferencias para hacer una escuela de escritores, entre otras muchas iniciativas que solo requieren de tiempo y apoyo para que mi comunidad encuentre estas puertas abiertas», insiste.

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