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Historias vivas

Historias de un reportero, publicado por Casa de las Américas, además de ofrecernos reportajes que no aburren, nos dona la técnica del autor para practicar esa categoría que llamamos periodismo literario y que muchos consideramos que es «escribir bonito»

Autor:

Luis Sexto

Las urgencias del periodismo y de los medios que convierten parte del quehacer humano en producto de difusión u opinión, por momentos justifican formas y contenidos sin interés. Cuántas veces en mi casi cincuentenario ejercicio, topé con esta orientación mientras revisaba una prueba de plana: Déjalo así, eso lo tapa la corbata.

Lamentablemente, la corbata no encubre un cuello de camisa veteado de polvo, ni un traje muy usado, ni siquiera la falta de garbo, de elegancia de quien lo viste. Ninguna justificación convalida lo que tal vez obligue al lector a pasar a otro espacio u otro medio.

Dicho esto, empiezo recomendando el libro del brasileño Fernando Morais, periodista de los que bajan al subsuelo o suben a los pisos más altos. Nunca desandan la superficie de lo incompleto o de lo escrito con la tinta de la rutina. Historias de un reportero, publicado por Casa de las Américas, además de ofrecernos reportajes que no aburren, nos dona la técnica del autor para practicar esa categoría que llamamos periodismo literario y que muchos consideramos que es «escribir bonito».

Morais confirma en sus historias reporteriles que el periodismo mezclado con la literatura no consiste solo en narrar poéticamente un fragmento de la vida: una acción, un proceso. Aquí no leeremos lugares comunes de «la belleza» retórica. Al contrario, son los géneros y el lenguaje, la forma y el estilo del periodismo y la literatura, adaptados al tema de modo que nos sintamos pegados a las palabras mientras leemos títulos como Cien kilos de oro, La guerrilla en Nicaragua, Entre Kane y los malditos de la beatgeneration, y tres historias más.

Seis historias que se nos ofrecen como relatos vivaces señalizados por la verdad, el ambiente, la intensidad, la precisión del detalle, y la información que nos alumbra con la sensación de creerla inédita hasta hoy.

Si me piden resumir, finalmente, qué leeremos. Leeremos enunciados en los que se mezclan la ductilidad de los géneros periodísticos y la voluntad formal de la literatura. Toparemos, por tanto, con la hondura y la precisión de los hechos en acción, que resultan de escribir historias para que se lean en el momento de surgir, y décadas después sean leídas como acontecimientos redivivos. O como acabados de ocurrir. Eso…

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