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Bailarina-miliciana

En plena «alarma de combate», tras el momento álgido de la Crisis de Octubre, Alicia compartió con milicianos movilizados en Holguín y les mostró su arte, a principios de noviembre de 1962

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

El campo socialista estaba a punto de involucrarse en una Tercera Guerra Mundial, al oponerse a Estados Unidos. El motivo: cohetes nucleares emplazados en Cuba por la antigua Unión Soviética (URSS), los cuales hicieron temblar a los todopoderosos norteamericanos.

Al tiempo que dirigentes estadounidenses y soviéticos negociaban una solución, barcos yanquis cercaban la Mayor de las Antillas y se producían provocadores vuelos rasantes de la aviación «gringa» sobre territorio cubano.

Esas últimas manifestaciones dieron como resultado que un pueblo entero se movilizara a lo largo y ancho de la Isla, en pos de defender su joven Revolución, pues nunca antes estuvo tan cerca una agresión nuclear desde el Norte.

Las Milicias Nacionales Revolucionarias, el Ejército Rebelde y la población estuvieron en pie de guerra por varias fechas, lo que no quiso decir que la vida se detuviera en diversos frentes, como el cultural, que se mantenía activo, como había exigido el entonces comandante Raúl Castro, máximo jefe de las tropas orientales, en aquella coyuntura.

En el clímax de la llamada Crisis de Octubre, en noviembre de 1962, en plena «alarma de combate», el periódico Surco, de pasado guerrillero —en la primera quincena de julio de 1958, en Calabazas de Sagua, se editó su primer número—, publicó que la directora del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso, actuaría el día 6 de ese mes en la Ciudad de los Parques, como parte de la segunda gira de su compañía por el interior del país.

Además, el rotativo anunció que la artista, dirigente de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), recorrería centros de trabajo holguineros. Efectivamente, en la fecha fijada arribó Alicia y deleitó, junto a sus compañeros, al público nororiental, en la noche, en el Ateneo Deportivo.

Las páginas de Surco, rasgadas por el tiempo, dejaron testimonio de un programa iniciado por la presentación de las danzas Baile de Cuatro, Baile de Tres y la Primaveral, la tercera de la República Popular China. Además, la excelsa bailarina interpretó varios cuadros de El lago de los cisnes, en el papel de Odette. Reseñó la publicación que una niña, alumna de la Escuela Municipal de Ballet, le entregó un ramo de flores al término de la función.

Pero lo más curioso de su estancia en Holguín ocurrió horas antes, en terrenos frente a lo que hoy es el Aeropuerto Internacional Frank País, en la Carretera Central Vía a Bayamo, en una zona boscosa donde las trincheras estaban llenas de milicianos, dispuestos a combatir al enemigo. En esa Región de Concentración fue ubicado un joven de 22 años, al mando de un Grupo de Cañones. Ese holguinero, actualmente teniente coronel (r), recuerda en detalle cómo la prima ballerina assoluta se apareció de súbito en aquellos dominios.

Perteneciente a la División 53 de Infantería, una de varias unidades movilizadas allí, Rolando Cruz rememoró: «Alicia llegó de forma inesperada, muy cerca del mediodía. Nos visitó vestida de miliciana. En aquellos momentos, uno lo menos que imaginaba era ver un ballet, porque estábamos cumpliendo la gran misión de defender la Revolución. Ella por entonces ya constituía una personalidad, por lo que no nos resultaba desconocida. Hay personas que dicen que danzó ese día sobre un tanque, pero fue, realmente, en una plataforma colocada en la parte de atrás de un camión o una rastra.

«Preparamos una tarima para la ocasión. Las tropas rodeamos su demostración. El impacto para nosotros fue muy grande, porque incluso se plantea que partió de ella la iniciativa de ir a donde estábamos los milicianos, que éramos, calculo, miles. Cuando terminó de bailar, la gente fue a intercambiar con Alicia, a acercársele. La movilización, en aquella oportunidad, duró más de un mes. Después de su visita a esa región primaria de la tropa, donde lo que hicimos fue concentrarnos, nos movimos hacia la custodia de la costa, específicamente en playa Los Bajos, al norte de Gibara».

Surco relató que la directora del BNC departió con los combatientes, haciéndoles saber «la influencia de las danzas folclóricas en el ballet y cómo, de los gestos normales, se pasa a la danza». Dos fotos, bien deterioradas ya, dan testimonio del encuentro, en el cual los milicianos también le obsequiaron flores a la artista. A su vez, esta les donó varios libros y se despidió emocionada.

Luego de varias jornadas movilizado, Rolando Cruz volvió al calor del hogar, cuando el Alto Mando de las Fuerzas Armadas Revolucionarias decretó el cese de la «alarma de combate», 16 días después. Kennedy y Jrushchov habían llegado a acuerdos a espaldas de Cuba. Como escribió el Che: «Pocas veces brilló más alto un estadista», refiriéndose a la actitud del Comandante en Jefe durante esos días.

Quedó en Holguín el recuerdo de Alicia, danzando en un contexto difícil. La «bailarina-miliciana» desafió también, junto a su pueblo, la amenaza imperial.

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