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Cuando sea grande quisiera ser Komotú

En pocos días estaremos llegando, como se ha hecho habitual en febrero, a la más oriental de nuestras provincias, para junto a los guantanameros amantes del humor disfrutar, entre presentaciones, debates y conferencias, del encuentro Va riendo el Guaso

Autor:

Luis Enrique (Kike) Amador Quiñones

En pocos días estaremos llegando, como se ha hecho habitual en febrero, a la más oriental de nuestras provincias, para junto a los guantanameros amantes del humor disfrutar, entre presentaciones, debates y conferencias, del encuentro Va riendo el Guaso, del 16 al 19 próximos.

Pocos territorios tienen el privilegio de contar para estas lides con anfi triones del talento, la valía y la trascendencia del grupo Komotú, quienes, a pesar de la distancia y los fugaces encuentros que logramos realizar en el año, siguen siendo de lo más elaborado de nuestra escena humorística.

Para nadie es un secreto que un alto porcentaje del éxito de estos muchachos radica en el histrionismo de su carta de presentación: Miguel Moreno, abogado de formación con un olfato inigualable —yo diría que único— para hilar situaciones y crear personajes de un elevadísimo nivel.

Aunque para muchos resulta increíble que con tanto talento Miguel prefi era quedarse en Oriente antes que venir a vivir a La Habana donde tiene espacio asegurado, para él tiene todo el sentido: trabajar desde su espacio de confort no lo ha limitado en lo más mínimo, al contrario, en mi opinión, él —ellos— no ha tenido que lidiar con los vicios que unifi can la visión creativa de varios de los que optaron por vivir en la capital, sin contar con las concesiones que demandan las dinámicas económicas y el facilismo que se apodera de algunos hacedores; ah, y algo importantísimo, ser profeta en su tierra es algo a lo que nunca se debe renunciar, acaba de celebrar los 25 años de creado y además, el grupo tiene el respaldo total de sus coterráneos. No se puede pedir más.

Vale la pena invitar a los seguidores del humor cubano a disfrutarlos en los espacios teatrales que son su hábitat natural. Espacios donde se les puede ver junto a otros cuya obra bien podría ayudar a valorar los verdaderos derroteros del humor cubano, que dicho sea de paso, está bien lejos, en suç inmensa mayoría, de lo obsceno y agresivo.

Por eso cuando sea grande quisiera ser Komotú, Caricare, Humoris causa, La divina moneda, Reír es cosa muy seria, Oficio de Isla y unos cuantos más, que por suerte nos siguen distinguiendo. ¡Enhorabuena!

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