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Estatuas que palpitan

Un evento internacional on line le confirió uno de sus premios a un joven tunero que cultiva en las calles de su ciudad el singular arte de las estatuas vivientes

 

Autor:

Juan Morales Agüero

LAS TUNAS.— El arte de las llamadas estatuas vivientes tiene antigua data. Se cree que hizo su debut en la Antigua Grecia, cuando los guerreros se disfrazaban de efigies para espiar a sus enemigos sin levantar sospechas. Los egipcios también hacían obras de teatro con esta manera de encubrir sus figuras. Hoy las estatuas vivientes han devenido suerte de moda en todo el mundo. Cuba no escapa a esa realidad.

Cuando en 2021 Buenos Aires fue anfitriona virtual del 2do. Festival de Estatuas Vivientes, a su convocatoria respondieron practicantes de varios países, quienes presentaron sus propuestas por la vía de las redes sociales, y las votaciones proclamaron como ganador en la categoría Internacional al tunero Yuri Eduardo Bueno Yero, un entusiasta instructor de arte de 29 años.

«Todavía estoy sorprendido por aquel resultado —admite en su taller de la casa de cultura Tomasa Varona—. Me enteré por la página web del festival. Yo la revisaba todos los días, y no te niego que albergaba ilusiones. Pero ganar en la categoría Internacional me parecía algo muy distante de mis posibilidades. Y ya ves, me otorgaron ese lauro».

Yuri llegó a las estatuas vivientes solo con la referencia de haberlas visto en otros lugares. Tanto le gustaron que se entusiasmó y decidió asumirlas para su trabajo. Hoy no solo les ha hecho aportes, sino que, además, fundó con ese perfil el grupo de aficionados Deseo Teatro, integrado por jóvenes interesados en desarrollar este arte callejero.

Al joven actor lo conocen en la capital tunera por su personaje Naturaman, una estatua viviente que merodea por su centro histórico para crear
conciencia sobre el desastre medioambiental que los seres humanos estamos provocando en el planeta. Por eso porta una enorme jeringuilla, como si con eso pretendiera inmunizarlo contra ese terrible mal.

«Naturaman no es la réplica de un terrícola, sino de un ser extraterrestre oriundo de un planeta verde próximo, donde no existe contaminación ni efecto invernadero —dice—. Vino hasta acá para ofrecer su ayuda y alertarnos de lo que nos puede ocurrir si continuamos destrozando nuestro hábitat. El mensaje le llega a la gente, y así lo manifiesta».

El personaje de Yuri improvisa su actuar en dependencia de cómo disfrute el público, aunque sin apartarse demasiado de su propósito primigenio. Una frase o una reacción pueden dar lugar a cambios. En esa circunstancia, y a juzgar por su criterio, «hay que saber cómo responder y colocarse a la altura del momento sin que el personaje se extravíe».

Un quieto mensaje

El itinerario citadino de Yuri (o mejor, de Naturaman), comienza en su taller. Allí prepara su atuendo con los materiales disponibles: pintura de vinil,  corcho quemado para el maquillaje, un viejo traje de bomberos, la tapa de una olla, una máscara improvisada, un remedo de árbol, un viejo globo terráqueo y un pequeño pedestal de madera.

«Salgo a la calle, camino un poco y me detengo en lugares previamente definidos —explica—. Allí coloco mi pedestal, me subo y trato de permanecer varios minutos inmóvil, de manera que los transeúntes piensen que, realmente, se trata de una estatua. En eso radica el encanto de este arte: simbolizar a alguien que transmite un importante mensaje, aunque permanezca ratos estático, incluso sin dialogar».

Según Yuri, quien integra el elenco profesional del grupo dramático Total Teatro, Naturaman puede representar otros personajes, como un militar, un obrero, un profesor… Pero siempre con mensajes medioambientales. En esa condición lo reclaman para presentarse en centros de trabajo y en eventos culturales. Los niños suelen disfrutarlo mucho.

«Tan pronto me enteré de la convocatoria del Festival de Estatuas Vivientes, preparé un performance y lo envié a Argentina —precisa—. Allá fueron los internautas quienes seleccionaron a los mejores. Para mi fortuna, el mío ganó en la categoría Internacional, superando a representantes de Uruguay, Chile, Australia y el país sede. Además, fue el que más votos se acreditó entre todas las especialidades».

El Festival de Estatuas Vivientes, patrocinado por el país sudamericano, renunció esta vez a su carácter presencial por causa de la COVID-19. Pero, en vistas del éxito de la alternativa virtual, sus organizadores ya están en función de elaborar el programa para los venideros, los cuales incluirán videos y espectáculos on line diversos. El entusiasmo demostrado por los millares de internautas compulsa a organizar eventos que promocionen este arte.

«Fue mi primera incursión en este festival, y no pudo ser mejor —admite Yuri—. Constituye un incentivo para prepararme a conciencia para los próximos. Agradezco profundamente a quienes votaron por mí. El arte de las estatuas vivientes ha cobrado tanta connotación que hasta tiene campeonatos mundiales. Las Tunas le hará honor a su práctica. Haré lo posible por estar a la altura de lo que se espera de mí».

La preparación del personaje para salir a la calle lleva tiempo. Fotos: Juan Morales Agüero.

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