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El talento hay que premiarlo

Viengsay Valdés, directora del Ballet Nacional de Cuba, adelanta sobre los nuevos montajes de la compañía y revela claves de su trabajo con los jóvenes intérpretes

Autor:

Maya Quiroga

Grandes retos ha tenido que asumir la primera bailarina Viengsay Valdés en los dos últimos años: dirigir el prestigioso Ballet Nacional de Cuba (BNC) Alicia Alonso y entrenar su cuerpo para volver a bailar, luego de haberse convertido en madre, lo que definitivamente la ha hecho madurar y crecer como ser humano.

«Realmente me toma mucho tiempo la dirección, algo que me gusta y en lo que me quiero desempeñar. Tengo que saber administrar mi día para poder cumplir con mis aspiraciones personales», confiesa.

Debido a las restricciones impuestas por la pandemia de la COVID-19, el público cubano no había podido disfrutar en los últimos dos años de las presentaciones del BNC. Recientemente la compañía, fundada en 1948, llevó un programa concierto al emblemático teatro Sauto, de Matanzas. Los amantes de ese arte danzario estaban reclamando la presencia del ballet en otras plazas del país.

«Es una deuda con el pueblo cubano hacer una gran gira nacional. Solo hay que planificarla dentro de nuestra programación, porque debemos actuar en La Habana y en los festivales internacionales de este año, pero también quisiéramos complacer a ese público de toda la Isla que por supuesto se lo merece. Podemos dedicarle un mes al año a hacer giras nacionales desde Pinar del Río hasta la Punta de Maisí, con la colaboración del Ministerio de Cultura».

—Durante los días de presentaciones en el Sauto se hicieron ensayos generales del BNC que fueron apreciados por estudiantes de la enseñanza artística. ¿Se mantendrá esa práctica en las giras provinciales?

—Es bueno que desde edades tempranas los alumnos de las escuelas de ballet de otras provincias puedan apreciar de cerca cómo funciona un ensayo de nuestra compañía, cómo practican los bailarines, cómo se combinan la música y el arte de la técnica académica y esa es una forma de enseñanza.

—Algo que caracterizó al BNC en los inicios de la Revolución fue su proyección comunitaria. ¿Está en los planes de Viengsay llegar a las comunidades tal como lo hizo Alicia Alonso?

—Por supuesto que sí. Desde 2019, cuando era subdirectora artística, eso es algo que tengo bien claro. Es una cuestión de planificación para dedicarle tiempo a esas provincias que están tan ávidas de ver una función del BNC. 

—¿Estaría dispuesta a salir de las salas de teatro tradicionales?

—Sí, siempre que se respeten los requerimientos técnicos de este arte tan difícil y el suelo reúna las condiciones idóneas para nuestros bailarines.

—¿Qué llevará a la escena el BNC, de su repertorio, en próximas temporadas?

—A finales de marzo debemos presentar en La Habana el ballet Coppelia, que le gusta tanto a nuestro público, y hace ocho años no se presenta íntegramente en Cuba.

«La versión de Alicia logró combinar el virtuosismo de la parte académica clásica con el de las danzas folclóricas. Eso hace que la versión cubana sea una de las más difíciles de interpretar en todo el mundo. Demanda mucho de los solistas. Es un ballet fuerte desde el punto de vista técnico e interpretativo.

«Para julio, en el verano, contaremos también con la puesta en escena de Don Quijote, otro clásico dentro del repertorio de la compañía».

—Ha anunciado que otro de sus propósitos es incorporar las creaciones de nuevos coreógrafos internacionales. ¿Cómo ha funcionado eso?

—Vamos intercalando programas combinados con estrenos de coreógrafos reconocidos a nivel internacional, de la talla del ruso-norteamericano Alexei Ratmasky.

«A pesar de la pandemia trabajamos con la española Roser Muñoz, repositora y maitre oficial de Séptima Sinfonía, del bailarín y coreógrafo alemán Uwe Scholz (1958-2004), un éxito en la temporada pasada de diciembre; incluso se alzó con el Premio Villanueva de la Crítica, que entrega la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

«Hay muchos coreógrafos nuevos con los que ya empezamos a trabajar. Queremos incorporar al español Nacho Duato y al británico Ben Stevenson, que están dispuestos a brindarnos sus conocimientos gracias a la reputación de la compañía fundada por Alicia».

—¿En qué fase se encuentra el montaje de la coreógrafa inglesa Gemma Bond que se inició en febrero?

—La obra que está preparando Gemma Bond será un estreno mundial. Su montaje se dividió en dos partes. Es un ballet de 25 minutos de duración. Ya ella ha coreografiado los primeros 20. Es una obra complicada. Debe llevar coro en escena y orquesta.

«En su siguiente visita vendrá a revisar los detalles del vestuario y el diseño de luces para darle la terminación a la obra. Hemos seguido los itinerarios de esos coreógrafos muy aclamados internacionalmente para que puedan cumplir sus compromisos con nosotros».

—¿Qué importancia le atribuye a la renovación del repertorio de la compañía?

—Es una forma de actualizarnos con lo que se está haciendo internacionalmente y de enriquecer las propuestas que el público cubano puede apreciar.

«Así los bailarines sienten que pueden trabajar en obras de gran versatilidad, en cuanto a los cambios de movimiento, y que tienen una carrera rica, prolífica, al contar con el amplio abanico de posibilidades artísticas que les estamos brindando a los más jóvenes».

—A propósito de la juventud, ¿qué ha visto en los muchachos que debutaron en roles protagónicos en las últimas presentaciones de la compañía?

—Pienso que eso es algo que debió hacerse hace muchos años, no esperar tanto para promover a los bailarines con talento y deseos de bailar. Hay que tener ese ojo clínico para detectar al que promete y tiene esa chispa.

«Por supuesto que el talento se debe pulir. Todos ellos necesitan mucho perfeccionamiento, mucho entrenamiento hasta que alcancen la experiencia y el dominio técnico, pero eso se enseña desde edades tempranas para que puedan crecer como artistas mucho antes.

«Hay dos muchachos que apenas llevan tres meses en la compañía, son recién egresados; ni siquiera están en la plantilla y ya se están desem-
peñando en roles principales, porque te das cuenta enseguida de que son excepcionales por el deseo y la disposición que tienen de trabajar. Y eso hay que premiarlo y reconocerlo».

Es una deuda con el pueblo cubano hacer una gran gira nacional, afirma la directora del BNC. Fotos: David Gómez Ávila

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