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Janio Abreu: De New Orleans al Museo Nacional de la Música

Para conversar con el destacado músico, aprovechamos los preparativos del lanzamiento oficial del álbum De New Orleans a La Habana, que bajo la disquera Bis Music, capturó la magia que surgió de la fusión de Víctor Goines y su trío, la Orquesta de Cámara de La Habana y Aire de Concierto

Autor:

Gusel Ortíz Cano

 

Janio Abreu es un joven con un dinamismo y una alegría que contagia. Siempre está en movimiento y no es para menos, son muchos los proyectos que le quitan el sueño al director de la agrupación Aire de Concierto y jefe de la recién fundada Cátedra de Música Popular, de la Escuela Nacional de Arte (ENA).

Para conversar con el destacado músico, aprovechamos los preparativos del lanzamiento oficial del álbum “De New Orleans a La Habana”, que bajo la disquera Bis Music, capturó la magia que surgió de la fusión de Víctor Goines y su trío, la Orquesta de Cámara de La Habana y Aire de Concierto.

Luego de la larga espera impuesta por la pandemia de la COVID-19, el público podrá adquirir el DVD en físico, este viernes 29 de abril, a las 2:00 pm, en la Sala de conciertos Gisela Hernández, del Museo Nacional de la Música. La institución es sede del Proyecto Música Cubana que, desde hace 10 años, funciona en el marco de la Feria Internacional del Libro de La Habana.

«Es una producción de alta factura musical y audiovisual, porque tuvimos la suerte de grabar en el Teatro Martí a principios de 2020 y este material muestra lo que pasó en ese lugar precioso, que en aquel entonces estaba recién restaurado. Me acompañó todo el tiempo en el escenario la Orquesta de Cámara de La Habana, dirigida por la maestra Daiana García y mi maestro Victor Goines, que vino desde Chicago, con su trío. Generalmente se invitan a las cuerdas, para que interpreten tres o cuatro temas, pero quería que todos fuéramos protagonistas».

«Desde que Víctor y yo escuchamos el álbum Charlie Parker with strings (Charlie Parquer con cuerdas), quisimos hacer algo parecido. Estoy seguro que a los amantes de la buena música les va a encantar, porque es una propuesta diferente, que muestra, con una calidad impresionante, cómo se fusiona el jazz de New Orleans, con la música cubana». 

—Además de ser músico consagrado, esposo y papá de una niña encantadora, tienes una responsabilidad medular, en la formación de las nuevas generaciones de músicos cubanos. ¿Cuáles son los principales éxitos y desafíos de la novísima Cátedra de Música Popular de la ENA?

—El trabajo que estamos haciendo representa los primeros pasos de este gran proyecto, pero son pasos sólidos. Hemos reunido un claustro de profesores donde se integran grandes glorias de la música cubana y talentos emergentes, que ya tienen una carrera consolidada. Tenemos al maestro Enrique Plá en la batería; al maestro Enrique Lazaga, que dirige el formato de la Charanga y al maestro Emilio Morales, que imparte piano. De los más jóvenes podemos mencionar a Josué Borges, que dirige una orquesta de flauta; Thommy Lowry que está trabajando con los metales; David Faya y José Hermida enseñan bajo eléctrico y contrabajo; y Alejandro Falcón, también guía a los estudiantes de piano. A este elenco de lujo se suman los profesores Niurka Reyes y Mayito Rivera, a cargo de los repertorios de canto popular.

«Las nuevas tecnologías tienen un espacio importante en el plan de estudio, pues impartimos clases de escritura digital, en las que los alumnos aprenden a usar el programa Finale. Este editor digital completo permite escribir, ejecutar, imprimir y publicar partituras. Aunque no suena con la calidad de un instrumento físico, sí facilita escuchar los arreglos que los propios alumnos hacen. Ellos pueden guardar sus creaciones en la computadora, convertirlo a pdf y difundir su música, para que se toque en cualquier parte del mundo».

—¿Cómo se integra esta iniciativa al diseño educativo de la ENA?

—Somos un programa dentro del programa de Música. El mayor reto que tenemos es lograr organizar los horarios de la institución, de manera tal que los estudiantes puedan aprovechar la oportunidad que le brindamos, sin tener que ausentarse a las clases de otras especialidades y viceversa. Con mucha creatividad, vamos buscando solución a este problema, y para ello contamos con el apoyo incondicional de la directora de la ENA, la santiaguera Dulce Abón Mazar y el subdirector Daniel Pérez Febles, que es músico también y conoce de nuestros desvelos con los horarios.

—De nuestra parte existe la total voluntad para adecuarnos a los espacios que la escuela abre a la Cátedra, pero cuando llega un alumno de 3er año y me dice: «Profe yo quiero asistir a estas clases, pero tengo toda la mañana en Sinfónica y toda la tarde en Música de Cámara ¿qué hago?». Entonces comprendo que los esfuerzos no son suficientes y hay que seguir buscando maneras e iniciativas que nos unan, nos integren y permitan, sobre todo, complementar la formación de estas nuevas generaciones, que son el futuro de la música en Cuba. Considero que la base clásica nos hace lo que somos, pero aprender el lenguaje popular y poder asumirlo en todo lo que hacemos, también marca una diferencia.

—¿Cuál ha sido la respuesta de los estudiantes a la propuesta que brinda la Cátedra?

—Son muchos los que comprenden la oportunidad que representa el programa de Música Popular. Desde varios municipios, los alumnos solicitan el traslado para la ENA, porque quieren recibir nuestras clases y eso es gratificante. No son pocos los egresados que nos contactan, para regresar, al menos como oyentes, y poder aprovechar esta oportunidad, que no tuvieron cuando estudiaban aquí. A diario recibo mensajes de exalumnos nuestros, lamentando no haber prestado más atención a la Cátedra, porque ahora forman parte de diferentes agrupaciones populares en Cuba y en el extranjero y reconocen el valor de lo que les intentamos enseñar. Ellos me comentan que, por suerte, conservaron las grabaciones de las clases y dedican su tiempo libre a escucharlas de nuevo, con más detenimiento.

«Por otro lado, hay quienes aún no prestan la atención necesaria y no se percatan que las oportunidades en la vida, no siempre pasan dos veces. Este es un momento importante para poder beber de esa fuente exclusiva, porque son muchos los buenos músicos que están impartiendo clases en la Cátedra de Música Popular de la ENA y que, además, están en activo en la plataforma cultural actual.

«Pudiera pensarse que, sin la Cátedra de Música Popular, la ENA ha dado grandes músicos, en los 60 años que cumple de fundada, este 2022, y es verdad; pero creo que también es alarmante el desconocimiento de las jóvenes generaciones sobre la amplísima memoria musical que viene de lo popular.

«Nuestra intención es revertir esa realidad, y profundizar más allá de la interpretación mecánica, o como nos decían en la escuela, “fusilar”, que es sacar de oído la música. Hoy, los estudiantes de flauta, por ejemplo, cuando montan un repertorio para orquesta con el profesor Josué, es obligatorio el estudio del lenguaje musical, se transcriben los solos, se analizan los patrones que utilizaban esos flautistas en sus solos. Así los estudiantes logran aprender el patrón o frase musical que se utiliza sobre determinado acorde menor o dominante… Ahora, transcribir la música, también forma parte del método de estudio de la Cátedra, y eso te desarrolla auditivamente, desarrolla tu técnica y logras apropiarte del lenguaje de las grandes figuras de la historia de la música cubana. El resultado es que te conviertes en un mejor instrumentista, del instrumento que sea».

—¿Qué iniciativas desarrollan para sumar a los más jóvenes?

—Poco a poco aumentamos los formatos con los que contaba la escuela, como la Big Band y la Charanga, de Enrique Lazaga. Ahora creamos una orquesta bailable, un septeto femenino, una orquesta de flauta, un coro de clarinetes, estamos creando un brass band (banda de metales)… También formamos combos para que los alumnos de canto popular puedan mostrar su trabajo. Y todo lo que hacemos, tratamos de fusionarlo con las técnicas del jazz.

«Fuera de los predios de la Escuela, tenemos un enlace exclusivo, con la CMBF Radio Musical Nacional, en el programa In Crescendo, los miércoles y viernes a las 6:15 p.m. Creamos una sección que se titula Academia Express, donde los estudiantes de la capital pueden grabar y dejar registro sonoro de su música y de su quehacer artístico actual. De esta manera, llevamos la Cátedra a las casas, porque les da la posibilidad de que los escuchen sus familiares, los amigos del barrio y, además, se quedan con un material de alta calidad, totalmente gratis, que les sirve para promocionar su arte. Este espacio radial está abierto también para los estudiantes y egresados de otras escuelas, incluido el Instituto Superior de Arte (ISA)».

—Cómo celebrarán, desde la Cátedra, el cumpleaños de esta prestigiosa institución, de la que hoy forman parte?

—En estos momentos estamos preparando la grabación de un tema que estará dedicado a los 60 años de la ENA y a la enseñanza artística en general, pero el mayor regalo es seguir trabajando duro. Tenemos muchos objetivos planteados que hay que cumplir y tenemos la voluntad de hacerlo. Todos los profesores que llegan se unen a esa misma energía de brindar lo que nosotros no tuvimos. Sabemos de antemano que va a ser difícil, pero lo vamos a lograr.

 

 

 

 

 

 

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