Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Selección de poemas de Nancy Morejón

Poeta, dramaturga, ensayista, traductora y académica, Morejón es una de las figuras más destacadas de la cultura cubana. JR ofrece a sus lectores varios poemas de la Premio Nacional de Literatura

Autor:

Juventud Rebelde

A continuación 6 poemas de su autoría:

Mississipi
A la memoria de Nicolás Guillén

La serpiente de agua repta y se mece.
Con su cuerpo de hamaca,
bamboleándose.
Carabelas, fantasmas, pieles
quemadas
van dibujados sobre las hojas de
los sauces.
La serpiente de agua
junto a los sauces.
La serpiente de agua.
La serpiente de agua va alzando su
cabeza
con una lengua bípeda y milenaria.
Un pedazo de lengua cae en el Golfo.
El otro, devornado cientos de barcas.
La serpiente de agua
entre los sauces,
la serpiente de agua.
La serpiente de agua crece y avanza
y va abriendo sus fauces:
impenitentes, pálidas, voraces:
sus anillos dorados, su vaivén
implacable.
La serpiente de agua,
junto a los sauces.
La serpiente de agua.

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Un eco de un eco

Nada más que una marimba,
un guasá, un bombo
y la astilla de un grito
para poner el cielo
al nivel de mis pies.
Sube un temblor
asentado
en la raíz misma
de mi ancestro.

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Una rosa

Los ojos de Abel Santamaría
están en el jardín.
Mi hermano duerme bajo las semillas.
Santiago alumbra
las frescura del tiempo
que nos tocó vivir.
Un niño baila
el dulce aire de julio
en la montaña.
Alguien escucha su canción
bajo el estruedo puro de una rosa.

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Madre

Mi madre no tuvo jardín
sino islas acantiladas
flotando, bajo el sol,
en sus corales delicados.
No hubo una rama limpia
en su pupila sino muchos garrotes.
Qué tiempo aquel cuando corría, descalza,
sobre la cal de los orfelinatos
y no sabía reir
y podía siquiera mirar el horizonte.
Ella no tuvo el aposento del marfil,
ni la sala de mimbre,
ni el vitral silencioso del trópico.
Mi madre tuvo el canto y el pañuelo
para acunar la fe de mis entrañas,
para alzar su cabeza de reina desoída
y dejarnos sus manos, como piedras preciosas,
frente a los restos fríos de enemigo.

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Lianas, peces y algas

Camino sobre el río.
La luz del sol alumbra suavemente.
Mecida por un haz de extrañas flores,
lianas, peces y algas, voy bogando.
Una fuerza me empuja y no lo sé.
Un marino de cobre me contempla desnudo.
Mecido por un haz de extrañas flores,
voy bogando entre peces, lianas y algas.
Estamos, lado a lado,
mirando hacia la orilla.
Unas mujeres hablan. Otras mujeres cantan.
Tú y yo, marino, nos dejamos llevar,
nos dejamos llevar.
Camino sobre el río. Caminas sobre el río.
Aquellos ojos nos señalan,
sus pupilas desprenden el fuego más profundo.
Una fuerza me empuja y no lo sé.
Una fuerza del agua nos arrastra.
Allá vamos hundidos,
allá vamos hundiéndonos,
allá vamos, hermosos,
entre las dulces aguas del río.

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Cimarrones

Cuando miro hacia atrás
y veo tantos negros,
cuando miro hacia arriba
o hacia abajo
y son negros los que veo
qué alegría vernos tantos
cuántos;
y por ahí nos llaman ‘minorías’
y sin embargo
nos sigo viendo
Esto es lo que dignifica nuestra lucha
ir por el mundo y seguirnos viendo,
en Universidades y Favelas
en Subterráneos y Rascacielos,
entre giros y mutaciones
barriendo mierda
pariendo versos.

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