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Superdedo

El chino Ji Fengshan puede empujar hasta cuatro autos y levantar un ladrillo de 270 libras de peso únicamente con su índice

Autor:

Juventud Rebelde

Decirle al chino Ji Fengshan que no apunte el dedo contra una persona, cumple sin dudas con los buenos modales, aunque también puede salvarle la vida al «señalado», quien tal vez desconozca las increíbles facultades dactilares de este hombre de 56 años, capaz de empujar hasta cuatro autos o levantar sin problemas un ladrillo de 270 libras de peso sirviéndose únicamente de su índice. Pero el don de Fengshan tiene aplicaciones que van más allá de la amenaza y sus aportes a vehículos varados son asombrosos, pues en vez de requerir un remolque para empujarlo, Ji solo precisa de un dedo para ponerlo a rodar. ¡Con un dedo así, quién necesita «manos amigas»!

Decana se gradúa

La vida es una escuela que solo concluye con la muerte, reza un proverbio que al parecer la australiana Phyllis Turner se tomó muy en serio para convertirse en la persona más longeva en obtener un título universitario de máster. A sus 94 años, esta tatarabuela, que comenzó a estudiar antropología a los 70, adquirió su diploma de Maestría en Ciencias Médicas por la Universidad de Adelaida, una de las más prestigiosas del «país continente». Por cierto, la veterana graduada anunció su intención de conseguir el Doctorado. ¡Así se hace, abuela! ¡Eso sí es optimismo!

¡Puja, puja!

Un ladrón indio que robó un collar de oro y se lo tragó, ha sido forzado por la policía a comer platanitos con la esperanza de que ese laxante natural permita recobrar la joya. Sheij Mohsin, de 36 años, arrebató la alhaja, valorada en 1 110 dólares, a una mujer en Calcuta. A pesar de que la policía le efectuó un registro minucioso, el collar no apareció, y Moshin se hizo el inocentón, pero un testigo dijo haber visto cuando se lo tragaba. Una radiografía comprobó lo dicho, y los médicos recomendaron... plátano, mucho plátano maduro. El caco se negó, pero al ser advertido de que podría ser operado para recobrar la joya, transigió sin demora, y ya se ha comido 40 frutas. ¡Puja, puja, muchacho, que ahí viene la cuchilla!

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