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¿Prepararse para cuál octubre?

No es cierta la exclusividad mágica, y hasta mística, que se le anuncia en varios espacios de Internet al mes recién iniciado, afirman especialistas cubanos

Autor:

Luis Hernández Serrano

La noticia se expandió por varios espacios de Internet en las últimas horas: «Prepárate para octubre... el cual tendrá cinco viernes, cinco sábados y cinco domingos. Este caso único, que según el calendario babilónico ocurrirá por primera vez en 555 años, lo denominaban el “décimo feliz”, por ser octubre el décimo mes y presentar cinco fines de semana. Según la tradición del Kalend, quien hubiera enviado este mensaje a cinco amigos antes del quinto día de este décimo mes, recibiría fortuna por cinco años. ¡Ah!, además, tendremos el día 10, del mes 10, del 2010».

Los que suscriben estos detalles en Internet, dicen que «se comienza a vivir un momento místico y mágico, debido a lo curioso de este mes de octubre, a diferencia de otros que hemos vivido y que nos toque vivir, según el calendario babilónico».

Y agregan: «¿Curioso, verdad? Pues a disfrutarlo en armonía, con todos los cambios que esto pueda traer, pues ninguno de los que hoy estamos por aquí volveremos a vivir semejante experiencia».

Babilonia fue un antiguo reino de Mesopotamia (hoy Iraq), cuna de símbolos emblemáticos como los Jardines Colgantes, una de las conocidas Siete Maravillas de la Antigüedad, la mítica Torre de Babel y el propio calendario primitivo babilónico. La base de su calendario fue siempre lunar. El mes empezaba cuando la luna en cuarto creciente volvía a ser visible, por primera vez después de la puesta del Sol. En consecuencia, el día babilónico empezaba por la noche. Según ellos, un mes lunar debía contener cierto número de días, a veces eran 29 y a veces 30.

También debemos a los babilonios la semana de siete días, aunque el popular compositor mexicano Armando Manzanero ha dicho que tiene «más».

El calendario gregoriano es el que usamos hoy. Inglaterra lo empezó a emplear en 1752, Francia lo cambió en 1792, pero volvió a usarlo en 1805. Japón en 1873, China en 1912, Grecia en 1924, Turquía en 1927. Rusia, hizo como Francia, lo empleó durante la Revolución Socialista, pero volvió a utilizarlo en 1918 y más en firme en 1940.

Este tema es sumamente complejo. Los calendarios antiguos —además del babilónico y el gregoriano— son muchos: chino, egipcio, hebreo, romano, judío, islámico, azteca, maya y el juliano, cada uno con sus características ancestrales.

Para el profesor e investigador auxiliar Jorge Pérez Doval —quien durante 46 años trabajara en el Instituto de Geodesia y Astronomía, fuera uno de sus fundadores y jefe del Departamento de Astronomía, jubilado desde mayo pasado— lo que se anuncia como algo sumamente singular puede darse en cualquier mes de 31 días cuyo día primero sea viernes.

«Esto es una coincidencia que se puede dar muchas veces. Por ejemplo, julio de 2005, de 31 días, comenzó con el viernes primero y tuvo cinco sábados, cinco viernes y cinco domingos. Y sucedió igual en enero de 2009. Habría que buscar, pero eso debe haber sucedido en otros años.

«En el calendario gregoriano, que es similar al juliano, con pequeñas modificaciones, se cumple esto. Tal fenómeno puede ocurrir cada cierto número de años, cuando el mes comienza con los días primero que son viernes, pero no cada cinco siglos, 50 años y un lustro, como dicen que estipula el ancestral calendario babilónico. En el caso del gregoriano, casi todos los años se da esa situación en los fines de semana, una o dos veces. Por ejemplo, en el presente 2010, enero tuvo también cinco viernes, cinco sábados y cinco domingos».

Doval aclara que en los últimos años del calendario gregoriano actual, los octubres con esas características en todo el siglo XX se repitieron 14 veces, en un ciclo que se alterna con una secuencia de 6, 5, 6, 11 años de diferencia y así sucesivamente.

Eso quiere decir que se repitieron en 1909, 1915, 1920, 1926, 1937, 1943, 1948, 1954, 1965, 1971, 1976, 1982, 1993 y 1999. Y en 2004 tiene que haberse dado el mismo fenómeno. No puedo decir ahora que en el calendario babilónico se repita cada 555 años, pero en el actual no es así, finaliza Jorge Pérez Doval.

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