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RÍO DE JANEIRO.— Sin miramientos, apoyada en el excelente arsenal técnico y la siempre categórica preparación física de sus gladiadores, la lucha libre cubana cerró este sábado con otros tres títulos su loable faena en estos XV Juegos Panamericanos.
Esta cosecha la aupó al primer lugar por países, pues terminó con cinco medallas de oro, una de plata y otra de bronce, con lo cual superó ampliamente la actuación rubricada en la cita continental de Santo Domingo 2003.
En el cartel de marras, el campeón olímpico Yandro Quintana (60 kilogramos) le imprimió más velocidad de la acostumbrada a sus jalones y pases atrás, para ganarle los dos períodos al estadounidense Michael Zadick, con parciales de 3-0, 1-0, y así se convirtió en bicampeón de estos certámenes.
«Ya yo le había ganado en la Copa del Mundo. Ahora lo llevé nuevamente a mi estilo de pelea y se me hizo más fácil. Siempre intenté buscar una de sus piernas con mi velocidad, evitando que me enredara en su lucha», nos explicó Yandro.
Luego subió al colchón el bronce olímpico Iván Fundora (74 kg), quien entre otros movimientos, le pasó par de desbalances, incluido un letal enganche de pierna al estadounidense Joe Heskett, para sacarlo fuera del tapiz. Final: 2-0 (5-0 y 3-1).
La fiesta de los gladiadores cubanos expiró, a puro golpe de pases atrás, con el triunfo del bronce mundial, Michel Batista (96 kg), sobre el venezolano Luis Vivenes, con pizarra de 2-0 (1-0, 1-0).
«Sí esperábamos este resultado, pues el equipo siempre mostró disciplina y dedicación en los entrenamientos. Tal es así que ganamos todas las peleas que se extendieron a tres períodos. La rapidez sobre el colchón fue pieza clave en el triunfo», confesó Filiberto Delgado, jefe del colectivo de entrenadores.
Sin lugar a dudas, la lucha devino deporte de «exclusividad» para Cuba en estos Juegos Panamericanos, pues a los cinco títulos en la modalidad libre, se suman los cuatro que obtuvo el estilo greco.
