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La selección albiceleste defenderá su título olímpico el sábado contra NigeriaBEIJING.— Desde que Dayron Robles cruzó la meta este martes y clasificó para las semifinales de los 110 metros con vallas en el atletismo olímpico, cientos de periodistas emprendimos una carrera de obstáculos tres veces mayor.
Esta vez no buscábamos la zona mixta del Nido de Pájaro, allí donde los reporteros forcejeamos por declaraciones exclusivas de los atletas. Nada de eso, íbamos hacia un ómnibus con destino al Estadio de los Trabajadores, sede del esperado duelo de fútbol entre Argentina y Brasil.
El viaje duró casi una hora, pues la noche nacía y los lugareños se aglomeraban en las principales avenidas de la ciudad. En consecuencia, la guagua se abría paso a empellones, con todo y el privilegio del carril olímpico.
La hermosa instalación china era un hormiguero cuando llegamos, con argentinos y brasileños disputándose cada centímetro de las gradas. Y entre ambas «torcidas», unos 30 000 aficionados locales ocupaban sus asientos. El resto del público eran franceses, daneses, españoles, árabes, canadienses, ingleses, alemanes y mexicanos, a juzgar por las banderas que se agitaron durante el encuentro y por los idiomas que escuchamos en los pasillos.
No por gusto el fútbol es el más universal de los deportes y sus estrellas internacionales son las más promocionadas en televisión. Ronaldinho y Messi, por ejemplo, fueron ovacionados cada vez que tocaron la pelota.
Este último, por cierto, estuvo más activo sobre la cancha. En consecuencia, la selección albiceleste mandó 3-0, con par de goles de Sergio «Kun» Agüero y otro de Riquelme (de penal).
Así, Argentina defenderá su título olímpico el sábado contra Nigeria. Los africanos golearon a Bélgica 4-1 en la otra semifinal. A Brasil, en cambio, le queda la esperanza de que sus muchachas puedan coronarse mañana, si les ganan el duelo final a las estadounidenses.
Regresamos al Nido de Pájaro justo a tiempo para ver al fenómeno jamaicano Usain Bolt «sembrarse» en la final de los 200 metros.
En la mañana, la recordista mundial (71,70) y olímpica (71,53) de la jabalina, Osleidys Menéndez, clasificó a duras penas para la disputa de las medallas en su especialidad. Pero tendrá que hacer una proeza si nos guiamos por su pobre envío de 60,51 metros, el cual ni siquiera llegó a la marca mínima exigida de 61,50. No obstante, los dioses del Olimpo —y ella lo es— siempre tienen alguna carta debajo de la manga. ¿Será cara o cruz?
