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Bruzón afinca el paso

La igualada de este viernes frente al local Dmitry Jakovenko, líder de la competición, sirvió para acrecentar la confianza en este antillano, quien debe poner la quinta velocidad si pretende sumar y no soltar unidades de su Elo

Autor:

Abdul Nasser Thabet

Dicen que antes de correr se debe gatear. Cierto. Pero en la vida no siempre podemos actuar exactamente como dictan las reglas y en ocasiones es preciso pisar el acelerador, aun con el riesgo de sufrir un accidente. El Memorial Karpov de ajedrez, celebrado en la ciudad rusa de Poikovsky, es para el cubano Lázaro Bruzón (2717 puntos Elo) como una primera vez, ese romance inicial que nos hace sentir mariposas en el estómago, al punto de tantear cada metro del suelo antes de dar un paso seguro.

La igualada de este viernes frente al local Dmitry Jakovenko (2732) —líder de la competición— sirvió para acrecentar la confianza del antillano, quien debe poner la quinta velocidad si pretende sumar y no soltar unidades de su Elo.

Como todos saben, el torneo del gigante euroasiático es uno de los más fuertes que ha pisado nuestro representante. En este preciso momento solo recuerdo una lid de mayor envergadura con la presencia de Bruzón: el Corus de Wijk aan Zee en 2005 (2720 de Elo promedio).

Los números del evento ruso redondean 2703 de acumulado según la actualización del ranking de la FIDE, y ya en esos mares es bien difícil nadar sin tragar un buche de agua. Quizá por ello notemos algo errático e inseguro al tunero, y es lógico, pero poco a poco ha ido recobrando el aplomo y el temple.

El muchachón pierde 5,4 kilos en siete presentaciones, debido a movimientos imprecisos que le llevaron a desperdiciar un par de cotejos. Sin embargo, según varios sistemas de análisis informáticos, su más reciente partida la finiquitó con mucho equilibrio, sin grosos errores y con un tino envidiable.

Al parecer entendió que aunque se rebose lucidez no siempre es posible ganar, pues en el juego ciencia la balanza siempre está equilibrada hasta que algún contendiente «mete la pata». Precisamente esa es la clave: no equivocarse, pues ante monstruos consagrados no resulta aconsejable andar inventado y sacrificando material, guiado solamente por el instinto. Veremos si al fin le coge el ritmo a las competiciones de alcurnia.

La séptima jornada de la justa vio cómo el caribeño manejaba figuras claras frente a un hombre que ahora mismo posee un coeficiente en vivo tan bestial como su forma deportiva: 2744. Bastaron 39 lances de una Defensa Eslava para reconocer que la película había acabado, sin sangre en el rodaje ni final feliz.

El anfitrión Alexander Motylev (2655) fue el más satisfecho en la antepenúltima ronda, harto y rechoncho a causa del atracón que supuso merendarse a su compatriota Sergei Rublevsky (2693).

Mientras, el polaco Radoslaw Wojtaszek (2733) y el inglés Nigel Short (2707) acordaron el armisticio, al igual que el chino Yue Wang (2695) y el moldavo Viktor Bologan (2695).

También firmó la paz Ruslan Ponomariov (2735), de Ucrania, ante el estadounidense Alexander Onischuk (2677).

La tabla de posiciones sigue comandada por Jakovenko, dueño de cinco rayas, con Ponomariov, Wojtaszek y Motylev pisándole la sombra gracias a sus cuatro unidades. A continuación marchan Bologan, dueño de 3,5. Rublevsky, Bruzón, Wang y Onischuk amasan tres puntos, y Short sigue sin luz en el sótano, con solo 2,5.

Los enfrentamientos sabatinos serán los siguientes: Jakovenko-Wojtaszek, Onischuk-Bruzón, Short-Wang, Motylev-Ponomariov y Rublevsky-Bologan.

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