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Un bronce hecho en casa

De todos los competidores que se inscribieron en el sable, los hermanos cubanos Harold de la Caridad y Hansel Julián Rodríguez Martínez eran los de menos abolengo

Autor:

Norland Rosendo

LIMA.— De todos los competidores que se inscribieron en el sable, los hermanos cubanos Harold de la Caridad y Hansel Julián Rodríguez Martínez eran los de menos abolengo. Sin embargo, Harold pinchó ayer una valiosa medalla de bronce, mientras otros como el estadounidense Eli Dershwitz, segundo del ranking mundial entre 2018 y 2019, se fueron solo con el pecho lleno de toques.

Basta ese dato para sopesar el valor de su presea, aunque el muchacho se lamenta por haber salido en la semifinal muy fogoso. «Quería mejorar el resultado, y eso me generó demasiada ansiedad, los cubanos pecamos de eso; el plan táctico estaba ajustable, pero no me pude controlar», explicó el mayor de los hermanos.

Su adversario por el pase al duelo final fue el argentino Pascual María Di Tella, número 33 del escalafón mundial, listado en el que Harold aparece después del lugar 200. El gaucho, después de un inicio equilibrado, logró implantar su maestría y control emocional hasta imponerse por 15-7.

Pese a no haber competido antes este año, Harold logró seis victorias ante adversarios de mucho más vuelo internacional. «Algunos tienen ya diez competencias en 2019, y yo solo una base de entrenamiento en Italia, pero soy muy optimista, sicológicamente me decía: tú sí puedes».

Dice que lo más grande para él es competir con su hermano. Somos los que nos medimos en Cuba para saber cuál es el mejor sable del país. Es mejor que yo, tienen un gran porvenir en la esgrima, dijo sobre Hansel, quien no pasó de los octavos de final.

Querían imitar a los hermanos de Venezuela Rubén Darío y Jesús Limardo Gascón, quienes ensartaron las medallas más preciadas en la espada, pero haber llegado juntos hasta la tabla de 16 siempre tendrá méritos y el valor agregado de la curiosidad.

En esa instancia, a Hansel la ansiedad también le jugó una mala pasada cuando había hilvanado seis toques seguidos para ponerse a uno solo (10-11) de su victimario, el también venezolano José Félix Quintero, quien ripostó con cuatro puntos letales.

Desde entonces se enfocó en ayudar a Harold, cuyo rival por el pase a la semifinal era un viejo conocido, el colombiano Luis Enrique Correa, el mismo que lo había derrotado en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla.

Fue un combate tenso que el insular tuvo en punto de mate con ventaja de cuatro unidades y casi pierde, pero en su mente tenía claro que él no iba a ser uno de los mortales que choca dos veces con la misma piedra.

«Tenía la espinita de los Centroamericanos, mi entrenador, mi hermano y yo lo habíamos estudiado y me preparé para ese último toque», comentó al consumarse la victoria por 15-14 que le dio a Cuba la segunda presea en la esgrima de estos juegos, una más que hace cuatro años en Toronto.

En la misma jornada, las espadistas Yamirka Rodríguez y Seily Mendoza no pudieron rebasar los cuartos de final.

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