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Del garaje a la tierra del origami

Yanelis Silva se entrena en casa con miras al clasificatorio paralímpico de tenis de mesa

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

Laško, ciudad de la Vieja Europa, conserva vestigios celtas y romanos. Por sus calles, en esta etapa del año deberían transitar miles de turistas, degustando la centenaria cerveza de esa localidad eslovena. E igualmente allí, entre el 9 y el 11 de mayo últimos, tenían que rivalizar atletas discapacitados del tenis de mesa, a la caza de boletos paralímpicos rumbo a Tokio 2020.

Pero el viaje a la localidad balcánica que emprenderían la tenista holguinera Yanelis Silva y su entrenador y esposo, Jorge Luis Vega, tuvo que posponerse, a raíz de la cancelación del torneo a causa de la COVID-19. Sin embargo, la pareja no ha engavetado las raquetas durante el aislamiento social.

Silva, octava en la cita estival de Atenas 2004 y sexta en Beijing 2008, se aferra al sueño de una tercera incursión paralímpica en 2021: «Hemos sido rigurosos, incluso en estas circunstancias. Hay que cuidar la forma, por eso le doy seguimiento a mi peso corporal. Estamos ejecutando muchas repeticiones, trabajando sobre deficiencias e incorporando recursos de juego. Consolido la parte física, pues me ejercito con ligas y peso ligero».

Tras más de dos décadas compitiendo, sus relaciones humanas se han multiplicado por diversos lares: «Me comunico con atletas extranjeras de mi categoría (Clase 3) y de mi deporte. Ellas también, disciplinadamente, se preparan. Las autoridades rectoras del deporte para discapacitados esperan por la evolución de la pandemia, a fin de reprogramar los eventos suspendidos».

Con 43 años de edad, el tiempo no le mella el ímpetu. Reflexiona acerca del crecimiento en calidad de las tenistas de mesa en el globo: «Es incomparable. Hay más jugadoras de fuerza que en mis inicios. Mi categoría posee mucha rivalidad, y eso abarca a América. Las contrarias suecas, chinas y eslovenas son muy difíciles.

«En el continente, sobresalen brasileñas (Thais Fraga es una de ellas) y argentinas, aunque hay individualidades de otras naciones, por ejemplo, la campeona de Clase 3 en los Parapanamericanos de Lima 2019 fue una mexicana, Edith Sigala, con la que he competido bastante, y la norteamericana Pamela Fontaine, varias veces medallista continental, pero que en Perú se fue sin preseas. Sigala y yo (bronce) fuimos las únicas veteranas premiadas en Lima».

A partir de finales de 2011, Vega se encargó de la preparación de su esposa. Durante estos meses de aislamiento social han incorporado rutinas distintas en el reparto Pedro Díaz Coello, de la Ciudad de los Parques, donde reside el matrimonio, junto a su hijo Jorgito (de 14 años).

Este tunero-holguinero considera que «en Eslovenia existían opciones reales de alcanzar el cupo a los venideros Juegos Paralímpicos. Ya están clasificadas para Tokio las campeonas regionales, por continente, y las primeras ubicadas del ranking mundial; por lo tanto, Yanelis no las encontraría en dicho torneo. Es verdad que el certamen esloveno solamente daría un boleto, pero se podía ganar».

Desde jovencita, la multicampeona parapanamericana —en Río de Janeiro 2007 se colgó tres oros y otro en Guadalajara 2011— se ha sobrepuesto a su paraplejia. «Me distingo por la disciplina, ese es mi secreto para continuar activa», explica esta perseverante holguinera que se aferra al refrán deportivo de que a la tercera va… la medalla.

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