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Izando velas

JR dialogó online con Darién Martínez Pimentel, preparador del equipo nacional y jefe del colectivo de profesores de la especialidad naútica en el país

Autor:

Lianet Escobar Hernández

Los próximos Juegos Centroamericanos y del Caribe son el destino hacia donde planean dirigir sus proas atletas y entrenadores cubanos del deporte de velas, una vez restablecidos los entrenamientos, tras la extensa pausa provocada por la COVID-19, confirmó a Juventud Rebelde en diálogo online Darién Martínez Pimentel, preparador del equipo nacional y jefe del colectivo de profesores de la especialidad naútica en el país.

El también responsable del conjunto femenino de la clase láser radial y del snipe comunicó que cuando sonaron «las primeras alarmas por la presencia del nuevo coronavirus en la Isla, la disciplina estaba a punto de realizar su campeonato nacional, el cual se había programado para Cienfuegos y que finalmente no pudo llevarse a cabo.

«En estos meses nuestros alumnos han permanecido en sus hogares con un plan emergente de preparación a distancia basado en mantener las condiciones físicas generales, al que se le ha dado seguimiento a través de las redes sociales. La idea es mantener activa la musculatura que interviene en los ejercicios específicos, siempre con volumen e intensidad bajos», agregó el profesor.

Hasta ahora las velas cubanas no cuentan con ningún atleta clasificado para los Juegos Olímpicos de Tokio, sin embargo, la actual situación epidemiológica que afecta al mundo ha impedido que se asignen la totalidad de las plazas disponibles para el certamen.

Por ello, la esperanza aún latente para los veleros antillanos de navegar en aguas niponas radica en la entrega por parte de la Federación Internacional del deporte de una carta blanca para participar o en una invitación al torneo preolímpico de la especialidad, todavía sin fecha ni lugar definidos.

Según Martínez Pimentel «este período atípico de preparación en tierra firme afecta, pues navegar es la razón de ser de nuestro deporte. Por eso, hemos buscado alternativas de trabajo con simuladores, lo que me permite asegurar que este no sea un año perdido. Si logramos comenzar en septiembre podremos revertir muchas afectaciones.

«Estamos pensando en la etapa pos-COVID-19. Por fortuna, nuestro deporte es en mar abierto y existe mucha distancia entre los atletas durante la práctica, lo que posibilita que los entrenamientos sean seguros. Nos enfrascamos en diseñar una regata con la participación de nuestros atletas del equipo nacional e invitados de provincias, por supuesto, todo ello será cuando las condiciones sanitarias lo permitan», añadió.

Con los botes ansiosos por saborear nuevamente el mar, los veleros antillanos se encuentran listos para el comienzo de un nuevo ciclo olímpico que tendrá en Panamá su puerto más cercano con la celebración de la fiesta centrocaribeña.

De acuerdo con el criterio de Martínez Pimentel, se vaticina una mejoría en los resultados con respecto al ciclo que concluye, pues entre las buenas nuevas de la especialidad estará la fusión de las clases snipe y láser.

Esa unión aumentará la competitividad entre ambas modalidades, pues mientras una cuenta con juventud y fuerza, la otra aporta experiencia y la tradición de ganar medallas a nivel regional desde la década de los 80 de manera ininterrumpida.

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