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El binomio cubano nunca ha dejado de soñar en grande. Autor: Cortesía de Sergey Torres Publicado: 11/05/2021 | 10:48 pm
Bydgoszcz es una ciudad polaca de obligada referencia para el canotaje cubano. Desde hace varios años ha recibido a los piragüistas antillanos Serguey Torres y Fernando Dayán Jorge en bases de entrenamiento que siempre han sido muy provechosas, pues, por lo general, han servido de antesala para la participación de ellos en grandes competiciones internacionales, en las que han logrado subir al podio de premiaciones.
Si es posible, nada más lógico que aferrarse a un lugar que transmita buenas vibras, confianza y aura de éxito. Por ello, en la variopinta Bydgoszcz se encuentra desde hace varios días una parte del equipo cubano de canotaje que perfila su preparación para los venideros Juegos Olímpicos de Tokio.
Junto a los más conocidos Torres y Jorge, viajaron a esa ciudad europea el prometedor José Ramón Pelier, Yarisleidis Cirilo y Katherine Nuevo. También los entrenadores Yosniel Domínguez (de los varones) y Nelson Perales (de las damas), el doctor Dachel Rodríguez, el fisioterapeuta Lázaro Pérez y la sicóloga Idalis González.
El quinteto de atletas competirá en las dos primeras paradas de la Copa del Mundo: del 14 al 16 de mayo en Szeged, Hungría, y del 21 al 23 del propio mes en Barnaul, Rusia.
Juventud Rebelde conversó vía digital con Fernando Dayán y Serguey, exponentes del C2, después de que ambos concluyeran una jornada de preparación.
—Estos últimos 12 meses han sido muy complejos para el deporte en general, debido a la pandemia. ¿Cuán difícil fue para ti asumir la preparación rumbo a Tokio en Cuba, en medio de estas condiciones?
Fernando Dayán: —Fue muy difícil, pero no perdí ni un día de entrenamiento. Muchas personas colaboraron para que pudiera mantener mi preparación sin interrupciones.
Tenía que correr en las madrugadas o tarde en la noche, ya que no se podía salir de casa, e incluso fui señalado en varias ocasiones por remar en la bahía, por personas que no me conocían y no sabían el
interés que yo perseguía.
Al final, todo fue cogiendo su camino.
—Siempre has sido un atleta con un apetito de triunfo tremendo y una voluntad inquebrantable, me consta. Ahora, si te pongo un escalafón del uno al diez para medir tu motivación con vistas a los compromisos internacionales de este año, ¿qué me responderías?
—Te diría un 11, ya que, a pesar de todas las vicisitudes, me siento en una de mis mejores formas y muy bien preparado sicológicamente. Estoy listo para enfrentar cualquier dificultad, he trabajado muy duro cada día para lograr resultados importantes.
—Las bases de preparación en Europa han demostrado ser muy efectivas. Dame una panorámica de cuán provechosa ha sido la actual estancia.
Serguey: —Las bases de entrenamiento acá siempre aportan buenos resultados, nos dan la posibilidad de llegar a las competencias sin arrastrar problemas con el descenso por el cambio de horario.
—Es inminente la participación en dos Copas del Mundo, evento que, históricamente, ha dado muy buenas actuaciones para ti y las duplas que has integrado. Después de todas las complejidades provocadas por la COVID-19, ¿cuáles son los propósitos para estas dos próximas paradas mundialistas?
—El principal objetivo que tenemos es retomar el nivel competitivo entre la élite. No es menos cierto que el equipo cubano actualmente goza de una cierta rivalidad que propicia el aumento del nivel individual, pero ya ha pasado más de un año y medio desde la última vez que estuvimos en un certamen oficial fuera de Cuba. Fernando Dayán y yo extrañamos subirnos al podio. El fogueo internacional es sumamente importante para mejorar la calidad, puedes entrenar muchísimo, pero nunca te exigirán tanto como en una competencia.
