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Eyurkenia Duverger: la presión es un arma para mí

La joven pesista, quien ya asistió el pasado verano a sus primeros Juegos Olímpicos, aspira a convertirse, como mínimo, en un referente de las palanquetas americanas

Autor:

Enio Echezábal Acosta

Nació el 4 de octubre de 1999 en Guantánamo, exactamente en la cabecera provincial, se llama Eyurkenia Duverger Pileta, así, con todo y segundo apellido, y le teme a pocas cosas en la vida. En exclusiva a Juventud Rebelde, esta mujer capaz de esfuerzos que parecen sobrehumanos, contó que siempre, antes de salir a competir, suele darse algunas palmadas en las piernas y la cara, con tal de sacudirse un poco los nervios. 

Recientemente, en su intervención durante el Torneo Internacional Manuel Suárez inmemoriam, la del Guaso sumó tres preseas de bronce en los más de 87 kilos, un resultado notable si tenemos en cuenta el elevado nivel de la justa, que contó con participación de varias medallistas y asistentes a la última cita bajo los cinco aros.

La presión para ella es un arma más a la hora de salir a demostrar su calidad. Esa sensación, conocida entre los atletas como prearranque, es algo que a Eyurkenia le gusta sentir y aprovechar antes de pararse en el estrado con la intención de levantar la palanqueta. Así, mientras de este lado de la pantalla nosotros sentimos fatigas de solo ver la cifra que cargará en sus hombros, esta muchacha sale y sonríe mientras las luces verdes se encienden, validando el éxito de cada levantamiento.

La inspiración materna ha sido el aliciente fundamental en cada sacrificio que le ha tocado hacer. Foto: Maykel Espinosa Rodríguez

Fuerza femenina

«He tenido algunos familiares deportistas, pero yo me sumé por embullo. Primero estuve en los lanzamientos, con la bala y el martillo, y por ahí entré en la EIDE. Ya estando en esa escuela me cambié para las pesas y mira hasta donde he llegado después de tantos años. Tuve varias personas que me dijeron que por haber comenzado en este deporte iba a cambiar y hasta parecerme a los hombres, pero nada más lejos de la realidad, porque yo sigo siendo femenina y así mismo lucen mis compañeras», relata en el gimnasio Manuel Suárez de la Esfaar Cerro Pelado.

Después de superar las dificultades normales que surgen cuando se inicia el recorrido en un deporte nuevo, Eyurkenia fue incrementando sus totales y en la última prueba previa a su ascenso al equipo nacional, en 2016, se dio cuenta de que «podía dar más de mí y proponerme metas más grandes.

«Una vez que me subieron y llegué aquí, me adapté muy rápido. Todos me trataron bien y con el tiempo la relación con los entrenadores, sobre todo con mi profesor Florencio Miguel, así como con mis compañeros atletas, se convirtió en algo muy parecido a la familia».

Durante los últimos seis años, Eyurkenia siente que ha crecido, sobre todo, sicológicamente, aunque reconoce que su físico es un factor que también ha tenido que mejorar en aras de mantener e incrementar su rendimiento en los retos que no dejarán de llegar. Igualmente, el limar las asperezas con respecto a los elementos técnicos y la concentración dentro de la competencia se han convertido en parte del ciclo que cumple casi todos los días de la semana, excepto el domingo.

La rutina de entrenamientos de un pesista no es envidia de muchos. Comienzan siempre a las 8:30 de la mañana con trabajo técnico y específico en algunas áreas, y están ahí hasta el filo del mediodía, momento en que se van para alimentarse y descansar de cara a la sesión de la tarde, que se centra más en la parte física. Solo jueves y sábado no hay tanda doble, además del domingo, que es libre para todos.

Si bien las pesas son el centro de su vida, esta joven universitaria tampoco ha querido descuidar las clases y aspira a obtener su título de licenciada dentro de poco. Los días de justa oficial o de control en el Cerro Pelado, lo primero que pasa por su mente al entrar en escena es su madre, Emily Pileta Mejías. «Ella ha estado siempre dándome apoyo y pendiente de mí en cada momento.

Fue difícil estar lejos un tiempo, pero luego surgieron nuevas posibilidades y pudo venir para La Habana conmigo. Desde entonces vivimos ella, mi hermana y yo en el municipio de Regla, aunque hace poco se nos sumó mi abuela, a quien logramos traer definitivamente desde Guantánamo».

De WhatsApp a Tokio y más allá

En el tiempo de la pandemia, los entrenamientos debieron ser en casa. Vía WhatsApp, los atletas recibían las orientaciones y enviaban a su vez algunos videos para ser corregidos por sus preparadores. Así, tras unos meses con ese estilo, llegó la oportunidad de ir al clasificatorio panamericano de República Dominicana, en donde Eyurkenia fue quinta con marcas de 102 kilogramos en arranque, 129 en envión y un total de 231 kg, que significó su mejor registro personal. Gracias a esos resultados, sumó más puntos para el escalafón continental y terminó ganándose el boleto olímpico.

«Estar en las olimpiadas de Tokio fue lo más grande para mí como deportista, pues ese es el evento a donde queremos ir todos al menos una vez en la vida. Llegar allí es un orgullo, pues tienes al mundo entero viéndote y eso te da fuerzas y ánimo el día de la competencia, aunque también muchos nervios».

En la capital japonesa, la muchacha que entonces contaba solo 21 años compitió en el grupo B, luego de superar una lesión en el aductor de uno de sus muslos.  Todo empezó bien con un intento exitoso sobre 96 kilos en el arranque, pero luego falló dos veces ante cien y así se fue al envión. Ya en el segundo segmento de la justa, sí estuvo fina y levantó correctamente 120, 124 y 129 kilogramos, para conseguir un total de 225 que la colocó como líder de su llave y en el noveno puesto de la tabla general en su primera experiencia bajo los cinco aros.

En tiempos recientes, la del Guaso reconoce que disfruta más del envión que del arranque, algo que antes sucedía al revés. Con respecto a este segundo movimiento, sabe bien que  debe continuar rompiendo sus límites si quiere convertirse en una candidata más temible. 

Su ambición más inmediata es la de asistir y dar pelea, primero en los Centroamericanos y del Caribe de San Salvador y luego en los Panamericanos que acogerá Santiago de Chile, las dos citas mutideportivas programadas para el 2023.

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