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¿Jubilación a la fuerza?

Paradojas del momento: Mientras el país se encamina al alargamiento en la edad de jubilación, a dos trabajadoras de ETECSA en Villa Clara que desean permanecer laboralmente activas, la administración las conmina a que se jubilen ya.

La historia la cuenta Miriam Acevedo Fuentes, de 55 años, trabajadora del Departamento de Matutino de ETECSA en Sagua la Grande, y residente en Zayas 78, entre Betances y Campo, en esa ciudad villaclareña.

Relata Miriam que, el 13 del presente mes, la citaron a la empresa para una reunión con una representante de Recursos Humanos de ETECSA en la provincia. «En esa reunión —señala— se nos plantea a otra trabajadora y a mí que debiéramos abandonar el puesto de trabajo por jubilación, cuestión esta que hasta estos momentos no es de mi interés».

Argumenta la demandante que durante 39 años de servicios ha mantenido una conducta ejemplar ante el trabajo, y ha tenido una participación en todos los órdenes.

Ella y la otra compañera se negaron a la solicitud, y entonces les dijeron que iban a analizar a las trabajadoras del Matutino. En efecto: el 19 de noviembre fueron citadas las empleadas del Departamento para someterlas a un test psicométrico con la presencia de una psicóloga y un jurídico.

Miriam refiere que no asistió, «porque tengo entendido que los test psicométricos y psicológicos se realizan con una finalidad en determinadas empresas e instituciones sociales. En el caso nuestro, se me explica que la realización de los mismos es por un proceso de cambio de estructura, pero yo continúo en el mismo puesto que he ocupado siempre, y para el cual estoy debidamente evaluada desde que fui a ocupar el puesto e ingresé en esta entidad, de acuerdo con el proceso de selección».

La demandante no entiende las razones argumentadas por la Gerencia. «¿Por qué tengo que someterme al referido test? No veo claridad en el asunto, ni en la forma en que se nos transmite».

¿Quién repone el daño?

Mariano Villar está pagando las consecuencias del abandono de un local que fuera un comedor, contiguo a su vivienda, sita en Adolfo del Castillo 56, entre Nazareno y Bertemati, municipio capitalino de Guanabacoa.

El comedor estuvo en desuso varios años, pero se mantenía energizado. El 31 de enero de 2008, al registrarse la caída de una acometida de alta tensión sobre el neutro, se produjo un cortocircuito que desató un incendio en el local. Y provocó un sobrevoltaje en el tendido que alimenta a las viviendas, lo que ocasionó la afectación a seis equipos electrodomésticos de Mariano.

El remitente fue al instante a la Organización Básica Eléctrica (OBE) municipal, al Gobierno y al Cuerpo de Bomberos en el territorio, para que se esclareciera el hecho y precisaran qué entidad era la responsable de los daños. La OBE envió dos técnicos a su casa, y comprobaron lo ocurrido.

Dos meses después, asegura, el Presidente del Gobierno municipal le informó que se había reunido con los directores de Comercio y de la OBE en el territorio. Y el acuerdo adoptado fue que Comercio se responsabilizaba con la reparación de tres equipos y la OBE con los otros tres.

Así, Comercio repuso la olla Reina y el motor del agua, y reparó la olla arrocera. Pero la OBE no cumplió lo suyo. «Todavía estoy esperando que el televisor grande y uno pequeño, conjuntamente con un pequeño equipo de música, sean solucionados», señala Mariano.

A inicios de mayo, escribió a instancias superiores, y le respondieron que su carta había sido trasladada a la Empresa Eléctrica Provincial. Días después, Mariano se personó en la Oficina de Atención a la Población, y le comunicó allí la especialista que atiende Guanabacoa, que la siguiera llamando; y que la OBE municipal le entregaría un informe donde explicarían si eran responsables o no.

Dicho informe nunca llegó. En una de las tantas llamadas que hizo, le dijeron que la OBE no es la responsable, sino la entidad a la cual pertenecía el comedor.

Mariano se comunicó con el Gobierno municipal, en busca de ayuda. Por espacio de nueve meses ha estado en eso, hablando con el asesor del Presidente, quien al fin, el 31 de octubre, le comunicó que, de acuerdo con lo orientado por este, la OBE no era la responsable, y el Poder Popular no podía hacer nada al respecto.

Afectado, Mariano pregunta: «¿Quién es el responsable? ¿Quién me va a reparar o reponer los restantes tres efectos eléctricos que continúan rotos? ¿A qué entidad pertenece el comedor, pues según el Poder Popular no está dentro de su patrimonio, y según Comercio tampoco en el suyo?».

Y sentencia al final, con mucha razón: «Esa situación no puede quedar impune. Algún organismo del Estado es el responsable de ese comedor que cogió candela, y que tanto daño hizo a mi casa y mi familia».

El alcantarillado no da más

Es una especie de Venecia forzosa y tropical, sin los encantos de la patrimonial ciudad italiana. La imagen la envía Rosa Ileana Roselló, vecina de calle 234, número 2314, entre 23 A y 25, en La Coronela, municipio capitalino de La Lisa. En esa cuadra, hace más de 30 años, no más llueve una hora sin parar, y el agua hace de las suyas. La raíz del problema es que cuando comenzaron a construir edificios de microbrigada en ese reparto, los conectaron al tradicional alcantarillado que tenía esa urbanización, de apenas pocas casas. La falta de integralidad en las inversiones, viejo mal. El agua entra en su casa y en otras a una altura de más de 50 centímetros. Y al problema no se le ha podido dar solución definitiva. Siempre el hilo de Ariadna se parte por algún sitio. Y el problema se ha ido agudizando con el tiempo. Sucede con ciclón y sin ciclón, y ya es larga la lista de las pérdidas para esos vecinos en muebles y equipos. Cuando sucede, las fosas de las dos casas contiguas y la del edificio que está al frente, se desbordan, y penetran en esas viviendas aguas negras, ratas, cucarachas, majaes. Un zoológico de pequeñas alimañas. Y la escuela primaria de la esquina hay que evacuarla. Ya sus cimientos están cediendo. Lo preocupante es que por allí continuarán construyendo edificios... con el mismo alcantarillado de antaño.

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