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Estomatología… ¿Esto mató su ilusión?

Jacqueline Pérez no se amilana y persiste en estudiar la carrera de su vida, aunque por doquier aparecen trabas e incertidumbres en torno a ello, en un país donde hay tantas facilidades para superarse.

La joven (Calle 29 número 3603, apartamento 3, entre 36 y 42, municipio capitalino de Playa), cuenta que en el período lectivo 2003-2004 concluyó el Curso de Superación para Jóvenes y optó por la carrera de Estomatología General Integral, la cual le fue otorgada. Ingresó en la Facultad de Estomatología en el curso 2004-2005, y al suspender las asignaturas de Bioquímica y Morfología, resultó baja académica.

Pero entregó a tiempo la documentación—como le solicitara el secretario docente—, para su reingreso en el curso 2006-2007, de acuerdo con lo legislado. Y el secretario docente le informó que, en cuanto a las solicitudes de reingreso, la comisión se reuniría en mayo de 2006 y daría respuestas en agosto de ese año. Cuando fue por la respuesta en agosto, para su asombro no había ninguna: el secretario docente no había tramitado su solicitud ante la comisión.

La joven fue a ver a la Decana de la Facultad, quien muy apenada le ofreció disculpas por el desaguisado. Pero la afectada no se conformó, y contactó con la jefa del Departamento de Ingreso del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana (ISCMH), quien no pudo darle una respuesta. Entonces se dirigió a la Rectoría Docente, y allí la secretaria le dijo que lo sentía mucho, pero esa documentación no había sido tramitada. Nada se podía hacer.

Desalentada, volvió a su casa. Y una semana antes del inicio del curso escolar 2006-2007, la trabajadora social de su circunscripción le sugirió matricular de nuevo el Curso de Superación para Jóvenes. Lo hizo y allí estuvo en el 2006-2007. La avalaron de nuevo para solicitar la carrera de Estomatología.

En el 2007-2008 comenzó a estudiar en la Facultad de Ciencias Médicas Victoria de Girón. Y le solicitó a la secretaria docente convalidar las asignaturas aprobadas en el curso 2004-2005. Fue cuando se detectó que ella había comenzado la carrera de nuevo por la misma vía. Resultado: en enero de 2008 decidieron presentar su caso a la Comisión de Ingreso Provincial. En una reunión con el jefe de esa comisión y otros miembros, en la cual estaba Jacqueline, le comunicaron que analizarían su caso. Debía continuar en clases hasta que le dieran respuesta.

Durante los seis meses siguientes, la estudiante iba con frecuencia a la oficina de la Comisión de Ingreso Provincial, para saber la respuesta, la cual debían dársela por escrito. Y el jefe nunca le precisó: «Siempre me daba respuestas evasivas, que el caso se estaba analizando. No tenía respuesta alguna ni por escrito ni verbal».

Jacqueline concluyó su primer año con todas las asignaturas aprobadas. Y comenzó el segundo, aguardando por la respuesta de la Comisión... Fue el 24 de octubre de 2008 cuando la secretaria docente le comunicó que no podía continuar la carrera «por pérdida de requisitos». Pero nunca le han explicado cuáles son estos que le invalidan.

A la madre de la joven le mostraron en la escuela un documento enviado por la Comisión de Ingreso —sin copia para la demandante— que orientaba la baja por pérdida de requisitos, pero tampoco especificaba cuáles.

Y la misma estudiante pudo comprobar que en su expediente aparecía un documento fechado en marzo de 2008, firmado por el jefe de la Comisión de Ingreso, en el cual establece que la joven debía causar baja. «Sin embargo —sostiene ella—, él nunca me comunicó nada cuando lo llamaba por teléfono o lo visitaba».

El 30 de octubre de 2008 Jacqueline presentó su reclamación al Ministerio de Educación Superior (MES). Le informaron que tendría respuesta en 20 días. A los 20 días se presentó allí, y le dijeron que estaría en 60 días. El 7 de enero de 2009 se presentó en el MES, y la respuesta brillaba por su ausencia. Desde entonces llama por teléfono y nada.

«Necesito saber —señala— por qué no me dan respuesta. ¿Por qué, cuando solicité mi reingreso a la Facultad y el secretario docente no actuó en consecuencia, tuve que asumir su negligencia, y además no se me orientó bien cómo debía proceder? ¿Por qué, si existía el documento desde marzo de 2008, no se me informó por escrito? ¿Por qué siendo una joven identificada con el proceso que hoy vivimos, y con ansias de seguir estudiando, se me veta ese derecho?».

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