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Eso no se hace…

Desde la comunidad de Agüica, en el municipio matancero de Colón, Edelviris Gámez Serrano narra una historia que arruga el corazón y pide a gritos la atención más esmerada.

Cuenta que tiene una hija de ocho años que padece de fibrosis pulmonar, y hace cinco que es atendida por las especialidades de Neumología, Otorrinolaringología, Ortopedia, Nutrición e Inmunología. Y la niña tiene pendiente una operación de adenoides que no se ha podido planificar por temor a las posibles complicaciones.

Edelviris es madre soltera y tiene otro hijo, de 11 años. Viven en una casa de madera con techo de fibro, en muy malas condiciones. Cuando llueve, se inunda y el techo se filtra, por lo que se mantiene húmeda durante todo el período de lluvia, algo fatal para la niña.

En 2017, la madre  planteó la situación en el Gobierno municipal, y le explicaron que debía anotarse en una lista, y le avisarían cuándo le darían el terreno para construir.  Ella hizo todos los trámites indicados. Iba una o dos veces al mes, y siempre le decían que no había terreno. Que «está en la computadora», pero hay que esperar.

«El 22 de mayo pasado, dice, me presenté ante el Director municipal de Planificación Física, quien me dijo fríamente que yo no aparezco en la lista de los pendientes para terreno. Que tengo que comenzar de nuevo a hacer todo el proceso de solicitud. Y cuando solicité la documentación que yo había entregado, me respondió que no aparecían. No sé qué más hacer. La salud de mi hija puede empeorar esperando por la irresponsabilidad de otros», concluye.

Doce horas de cola para los medicamentos

Noemí Francisca García (Encarnación 207, entre Flores y Serrano, Santos Suárez, Diez de Octubre, La Habana) cuenta los sinsabores padecidos el pasado 4 de junio para adquirir los medicamentos normados por tarjetón, en la farmacia 729 de Coco, entre San Benigno y San Indalecio, en ese barrio, donde los coleros marcan desde el día anterior, se turnan y se esconden en las escaleras cuando pasa el carro de la patrulla en la madrugada.

Narra que antes de comenzar la venta de los medicamentos, la administradora de la farmacia informó los  que se iban a vender y la cantidad por receta. Ese día ella había marcado en la cola a las 5:00 a.m. Como es diabética insulinodependiente e hipertensa, llegó con su pomo de agua y su merienda, pues suelen presentársele hipoglicemias. Ya a las doce del día se habían agotado sus provisiones, y una vecina presente en la cola compartió con ella la suya.

 ¡Al fin Noemí pudo comprar sus medicamentos a las cinco de la tarde! ¡Doce horas de cola!

 «Sin embargo, afirma, por allí pasaron varias enfermeras con el pretexto de hacer una pregunta y todas salían con medicamentos. La gente de la cola protestaba, pero parecía que las dependientes eran sordas al reclamo de la población enardecida, que emitía toda clase de palabras porque se sentía burlada. Y una ciudadana alterada la emprendió a golpes con una señora que estaba comprando.

 «Aunque lo vivido el viernes fue horrible, esta situación se viene repitiendo desde hace tiempo. Como persona mayor de 65 años y vulnerable, que vive sola, le pido a Salud Pública que haga algo por nosotros en esa farmacia, en nombre de los adultos mayores y madres con niños que compramos allí.

 «En mi opinión, se observan cosas increíbles y pienso que las dependientes faltan el respeto a la cola al atender personal por la izquierda. Todos los que marcamos a las 5:00 a.m. compramos después de las 5:00 p.m. Se debe implementar una organización de la cola para evitar a los coleros.

 «Estoy dispuesta a dialogar de manera respetuosa con cualquier funcionario de Salud Pública, pero no con ningún personal de la farmacia, que nos da explicaciones inadmisibles y la historia se repite.

 «Estamos conscientes del esfuerzo que hace el Estado para resolver la crisis en nuestro país bloqueado; pero lo que nunca entenderé es la falta de respeto en esa farmacia el día de la venta de los medicamentos, que genera comentarios muy negativos», concluye.

 Lo que narra Noemí puede estar sucediendo en otras farmacias. ¿Es tan difícil organizar la venta adecuadamente cuando llegan los medicamentos?

 

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