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¿Condenados a vivir entre basura?

Los vertederos públicos y la suciedad, a más del peligro  para la salud, están deteriorando la calidad de vida de no pocos ciudadanos en Cuba, como lo evidencia la denuncia de José Luis Pupo Rueda, desde calle 5, No. 17, en el Reparto Médico, de Puerto Padre, en la provincia de Las Tunas. Es un problema-país.

Refiere Pupo que en agosto pasado él presentó una queja por la instauración de un vertedero en las inmediaciones de su vivienda, ante la Asamblea Municipal del Poder Popular, en el Portal del Ciudadano Portus Patris. Y se realizó una recogida en septiembre. Sin embargo, desde entonces se desoyeron una vez más las súplicas de los vecinos de que se regularizara el servicio de recogida de desechos sólidos por parte de Servicios Comunales.

«Como era previsible, dice, el colosal basurero permanece inamovible. La fetidez resulta insoportable y su extensión amenaza con llegar hasta mi jardín. Ello ha incrementado la cantidad de desechos que llegan a los portales, jardines, además de la sobrepoblación de moscas y mosquitos.

«Retomar una causa que parece perdida no es de necios, cuando se podría ayudar a mis conciudadanos, a aquellos que irradian patriotismo y resiliencia. Pero este escribidor y a quienes representa, también están dotados de sentido común y crítico. Y las acciones a medias sin ir a la raíz del problema son un paliativo anodino, desesperanzador, que no revertirá una situación agobiante. Súmeles a las vicisitudes del día, la presencia de desechos de todo tipo en el frente de su casa, que es su templo, el lugar donde usted espera descansar, donde se siente protegido… Constituye una burla cruenta para los que aquí vivimos.

«En el mundo contemporáneo los servicios públicos son parte indispensable del desarrollo social, por su impacto sobre amplios volúmenes de la población. La higiene y el ornato ambiental ejercen gran influencia sobre la salud y el bienestar ciudadanos.

«A propósito de la implementación de los Lineamientos del Congreso del Partido Comunista de Cuba, debe constituir un objetivo para los gobiernos municipales y sus estructuras el rescate de la gestión local para restablecer los resortes económicos fiscales sobre los infractores, tanto estatales como privados, de lo establecido en la higiene comunal.

«Esta comunidad linda con el círculo infantil Flores de la Vida, a apenas 20 metros de distancia, y con respecto al parque recreativo 25 de Diciembre presenta viviendas adyacentes al terreno que ocupa esa instalación.

«Lo peor de todo es que el mal data de septiembre de 2021. Como consecuencia de la ausencia del servicio de recogida de desechos sólidos mediante carros de tiro o vehículos mecanizados, dice, en el reparto se instauró un pequeño vertedero que ha adquirido una importante extensión como resultado de una costumbre ya arraigada de que este sitio está concebido para arrojar desechos; y en realidad obedece a la suspensión del citado servicio».

Y ello, precisa, «suscitó un efecto en cadena: inicialmente los sacos se amontonaron en los sitios de recogida. Luego alguien tomó la iniciativa de lanzarlos próximo al muro del parque. Y los restantes vecinos imitaron al infractor, ante la inexistencia de un sitio propicio y advirtiendo que el frente de sus casas se llenaba de basura y siquiera contaban con sacos para depositar los desechos, unido a la desidia que nos cala ante la falta de solución e inamovilidad del órgano responsable.

«Los habitantes de este reparto son en su mayoría personal de la Salud, verdaderos héroes, que durante el enfrentamiento a la pandemia de la COVID-19 arriesgaron sus vidas y las de sus familiares; sin embargo, no existe proporcionalidad entre la labor encomiable que realizaron sin lamentos, sin excusas sobre falta de recursos o el accionar del bloqueo estadounidense, con la parálisis, falta de empatía y otros cuantos epítetos con que calificaría la labor de quienes se encargan de recolectar los desechos sólidos en esta comunidad.

«Es obvio que sus habitantes deben ser protagonistas de ese bregar y fieles cuidadores después de la limpieza, para que la fealdad no se recicle de la noche a la mañana, pero debe instaurarse la recogida de desperdicios, al menos dos veces por semana. De lo contrario, estamos condenados a vivir entre basura», concluye.

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