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Las aguas turbulentas de la indiferencia

El pasado 8 de septiembre, desde la ciudad de Camagüey, Yeilén Iraola Cañete denunció que llevaba tres meses tupido el tragante del alcantarillado al costado de la ventana de su cocina. Su esposo fue al policlínico y a Atención a la Población de Recursos Hidráulicos, donde lo enviaron a ver al Director de Acueducto y Alcantarillado del Distrito, quien dijo que nada podían hacer sin carro ni combustible.

 En Atención a la Población del Gobierno Provincial quien le atendió le indicó que iba a tomar su queja, pero nada podía hacer, pues lo de ellos era distribuir el petróleo. Fue al Gobierno municipal y le pusieron en contacto con una compañera que atiende Inversiones, quien señaló que para la próxima distribución de petróleo iba a darle prioridad. De esa distribución ya había pasado un mes, y nada.

 Añadía que al comienzo de la tupición otro vecino hizo la queja y fue un camión, pero no se hizo ni el intento de meter la manguera y ver si se podía resolver.

 «Cada día está eso peor y la peste no te deja vivir, decía... En ocasiones, cuando ese tragante no está botando agua hacia afuera, el baño de mi casa no descarga y esa agua de porquería se mete en la bañera y en el patio de la vecina que colinda con la ventana de mi cuarto».

 Su esposo había ido a Atención a la Población del Partido provincial y delante de él llamaron al Director de Recursos Hidráulicos municipal, quien aseguró que al otro día se solucionaría el asunto. Y nada. Unos metros más allá había otro tragante tupido frente a donde vive un niño discapasitado. Y sus padres habían ido con él en su silla de ruedas hasta el Gobierno, pues la tupición les llega hasta el fregadero de la casa. Sin respuesta.

 Su hija de dos años tuvo ingresos por vómitos, fiebre y diarrea, provocados por una infección bacteriana. La de cinco años padece alergia que lleva seguimiento médico. Tiene una gastroparexia (digestión lenta) con tratamiento. Y le hace daño por su padecer. Se queja de tanta peste, y le da asco en ocasiones lo que come. Es una niña bajo peso tratada por especialistas de Nutrición.

«¿Qué tengo que hacer para que mi problema sea resuelto y mis hijas dejen de presentar problemas de salud?», concluía.

 Al respecto, responde Daniel Fuentes Milanés, director general de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Camagüey, que «al ser recepcionado en la oficina de la Empresa» fue visitado por el grupo gestor y se comprobó que la situación existente en el lugar era muy desagradable.

 Es cierto, afirma, que en esos momentos no contaban con el combustible para acometer el trabajo, y la respuesta del jefe de Zona del Distrito no fue apropiada, teniendo en cuenta que la queja estaba tramitada hacía tres meses y que entonces, con el poco combustible que había en la empresa no se dejó de cumplir con las tareas, siempre con un orden de prioridad.

 Precisa que al jefe de Zona se le realizó un análisis «por la indolencia demostrada ante esta situación porque somos una empresa que presta servicio a la población y esto es priorizado».

 Se iniciaron los trabajos el 9 de septiembre, añade, con el carro especializado de alta presión, pues la tubería estaba completamente colapsada en tierra por el arrastre de los años y su explotación. Se realizaron calas para escombrear los tres registros existentes en el lugar, el último de ellos, ubicado hacia la calle Horca, es un naciente (inicio de red del alcantarillado) donde se entronca todo el alcantarillado del callejón.

 De forma mecanizada se limpiaron todos los registros que estaban llenos de los desechos de los corrales de cerdos que poseen los vecinos del lugar, indisciplinas sociales al verter todos estos desechos por las redes del alcantarillado provocando la obstrucción que aquejaba a Yeilén y a los vecinos de la zona.

El expediente, agrega, está firmado por Lorenzo Manuel Grada porque al momento de la visita a la vivienda Yeilén no se encontraba. Lorenzo Manuel firmó no conforme, pues piensa que se debe de cambiar el tramo de tubería del registro ubicado en el callejón al lado de su casa hasta el que está en la calle. Y los especialistas de saneamiento consideraron que no requiere el cambio de la tubería y el alcantarillado está funcionando. La obstrucción está solucionada, el caso resuelto y con razón total.

Agradezco la respuesta al fin. Pero hay derecho a pensar que gracias a que la carta de Yeilén fue revelada aquí, es que se solucionó un problema que llevaba más de tres meses en las aguas turbulentas de la indiferencia. A la indolencia de ese funcionario con el «no se puede», lo cual solo conllevó a un «análisis», habría que agregar la insensibilidad y desatención de tantos que no cumplieron su palabra con esos vecinos, ni hicieron nada por ellos.

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