La tecla del duende
Los seguidores de nuestra columna en Las Tunas estuvieron de aniversario. Esa mujer de fuego que es Nieve (originalmente así, sin s) nos reporta entusiasmada y le cedo espacio para su relato:
Hace 13 años, cuando quería fundar la tertulia de la Tecla del Duende en mi ciudad, escribió en mi agenda Rogelio Polanco, por entonces director de Juventud Rebelde: «Leer un periódico es un acto consciente; ser lector activo, un placer insoslayable; ser adepto a Juventud Rebelde, una pasión infinita que no tiene en cuenta edades. Pero los lectores, los tecleros, los adictos a la Tecla Ocurrente, son una especie humana excepcional, hermanadas por la sensibilidad, el amor y la Patria.
«Las Peñas de la Tecla (…) son la manera de convertir una columna de un periódico en una guerrilla mágica que combate en cada minuto de la existencia con las mejores armas: la poesía y la sabiduría.
«¡Éxitos en tu labor fundacional que tanto apoyo tendrá entre los sensibles!»
Gracias a todos los que han hecho posible unir en una cofradía a tantas almas buenas.
Llegaron mensajes de felicitación de Silvia, Katy, Arminda, Rodin y muchos otros, gracias a todos. Recordamos a los que ya no están entre nosotros.
El joven trovador y escritor tunero Ray Pons nos alegró con su música y festejamos los cumpleaños de Yunier y Marianlis. Madalis aportó la panetela; Zenia y Denis, emocionadas, leyeron sus textos. Hubo rifa y se rompieron dietas con la deliciosa comida del Parque Temático.
Pasamos una tarde de alegría y cariño, con la esperanza de que el próximo año la familia gigante de Juventud Rebelde pueda estrecharse en un solo abrazo.
GRAFFITI
Principito: Créeme, esperaré con
anhelo ese abrazo, para inundar tu corazón con el mío; porque eres las ganas más bonitas que he tenido de estar con alguien. Tu Yassemin.
Lara F.: En el crucigrama de nuestras vidas, hay cuadrantes oscuros que llevan realmente letras. Permíteme aclararlas. Alex U.
Ruqui: Te abrazo en la distancia; espero que pronto en realidad. Chely.
Ado: Será la hora cuando descubras mi meridiano. Ada.
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