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El callado obrero del Stewart

La casa de los dueños del central donde trabajaba Almeida de muchacho, fue un lugar vedado para los vecinos del lugar hasta que después del triunfo de la Revolución, el propio Almeida inaugurara el Palacio de Pioneros que allí se instauró

Autor:

Luis Raúl Vázquez Muñoz

CIEGO DE ÁVILA.- El Parque Martí, donde hoy se concentra la multitud para rendirle homenaje, fue uno de los lugares que Juan Almeida Bosque debió recorrer en las madrugadas antes de subirse a los camiones rumbo al central Stewart, en el actual municipio de Venezuela.

El historiador José Martín Suárez, quien ha investigado durante años el pasado de ese territorio avileño, encontró el paso del dirigente revolucionario en la década de 1940, cuando era albañil en La Habana y las penurias económicas lo obligaron a moverse en busca de trabajo hasta este territorio.

«Su tío, José Benito Bosque, es quien le consigue un empleo como operador de equipo en el central —explica José Martín-. Benito Bosque se desempeñaba como jefe de equipos y era miembro del Partido Socialista Popular, además de dirigente del gremio sindical fundado por los comunistas».

Las indagaciones históricas, en las que se debe profundizar, indican que Juan Almeida Bosque permaneció aproximadamente un año de obrero en el Stewart. Es posible que en esas fechas, a juzgar por varios testimonios orales, fuera uno de los jornaleros que se agrupaban mucho antes del amanecer en la esquina del bar La Confronta, en la esquina de la calle Marcial Gómez con Joaquín de Agüero.

Por su parte, José Martín expresa que Almeida recorrió la colonia La Americana, donde se encontraba la base de equipos del Stewart. En ese lugar ya se apreciaba su interés por la poesía y las canciones.

«La compañera Bienvenida Soubal (Cusa) era vecina del batey –explica el historiador-. Ella y su familia fueron de las personas que atendieron al futuro Comandante de la Revolución por la amistad que tenía con su tío. Antes de fallecer, Cusa nos contó que en los momentos de descanso Almeida se sentaba bajo unos cedros a escribir décimas y versos».

Otro momento de interés ocurrió al inaugurarse el Palacio de Pioneros del municipio, según conoció José Martín Suárez por información recogida entre los antiguos dirigentes del Partido en el municipio. En aquel palacete estuvo la casa de visita de los dueños del ingenio, por lo que el área se convertía en una zona vedada para los vecinos. Años después del triunfo de la Revolución, se creó el Palacio.

Fue entonces que la vida tuvo sus coincidencias. Pues la persona encargada de abrirles las puertas a los niños fue precisamente el Comandante Juan Almeida Bosque, quien fuera el joven y callado obrero del central.

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