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Duelo con la muerte

Un arpón perforó el cráneo de un muchacho de 15 años. Este se batió por la vida y venció, gracias también a la constancia de galenos camagüeyanos. La tristeza que sintió la familia sugiere que es mejor prevenir

Autor:

Yahily Hernández Porto

CAMAGÜEY.— El 17 de febrero pasado, cerca de las dos de la tarde, un accidente estremeció a la comunidad médica camagüeyana. Diasmani Torrell Véliz, de 15 años de edad, sufrió herida penetrante craneal por un arpón.

El hecho quiso interrumpir la vida de este adolescente que nunca imaginó «fajarse» con la muerte durante 50 días, junto a los integrantes del Servicio de Neurocirugía del Hospital Pediátrico Eduardo Agramonte Piña, de esta ciudad.

La odisea de cuatro caminos

Era un día como otro cualquiera en el reparto Amalia, de la comunidad de Cuatro Caminos, en el municipio de Najasa, y el protagonista de esta historia asistía a su aula de noveno grado, de la escuela Juan Vitalio Acuña.

Después de las clases, y como hacía siempre que se lo permitía el tiempo libre, este jovencito, junto a su primo, Arbelio Véliz, de 14 años, escogieron aquella tarde para ir de pesquería hasta el río La Chorrera, algo muy común en la familia.

Era un día perfecto hasta el trágico hecho. El inesperado suceso se convirtió en la odisea de Cuatro Caminos, «cuando el niño cargaba la escopeta de aire comprimido con el arpón en dirección hacia arriba, en el momento de introducirlo, él mismo tocó el gatillo sin darse cuenta y disparó», recuerda aún muy angustiado su padre, Osmany Torrell Carmenates.

A los gritos de auxilio del primo, vecinos, amigos y todo el que escuchó corrió a socorrerlo. A Diasmani lo trasladaron sin pérdida de tiempo al policlínico de Najasa, y de ahí fue remitido con urgencia al Hospital Pediátrico agramontino.

Estado muy comprometido

Actualmente, con solo mirar las cicatrices dejadas por la varilla de metal en Diasmani, se puede imaginar el daño sufrido por este adolescente.

El doctor Isael Olazábal Armas, especialista de Primer Grado en Neurocirugía, informó a JR que el arpón penetró con fuerza en el cráneo del muchacho: «Entró por la región malar derecha y siguió trayectoria hasta la base del cráneo; luego perforó la base del lóbulo frontal y continuó atravesando la línea media cerebral, para salir del cráneo por la región occipital izquierda.

«En pocas palabras, lo atravesó desde el lado derecho de la cara, hasta el lado izquierdo del cráneo», sintetizó el cirujano principal de este caso.

—¿Cuál era el estado de salud de Diasmani al llegar al hospital?

—Arribó en un estado muy comprometido. El daño neurológico era evidente, porque llegó en estado de estupor y su conciencia no le permitía tener un acercamiento fácil a la realidad que lo rodeaba, ni interactuar satisfactoriamente consigo mismo.

«Él estaba en un sueño profundo, con dificultad para mover su hemicuerpo derecho (mano y pierna) y la pupila de ese mismo lado estaba más dilatada de lo normal. Había signos evidentes de daño en el nervio óptico, lesión causada sobre la zona donde penetró el arpón».

—¿Complicaciones surgidas durante la estancia en el Eduardo Agramonte Piña?

—Es preciso señalar que Diasmani no es solo el paciente más joven descrito en la literatura nacional, sino también el que llegó a un hospital en peor estado neurológico y el único, además, que ha sufrido y podido rebasar todas las complicaciones que pueden presentarse en un paciente con una lesión penetrante del sistema nervioso central.

«Inicialmente el curso operatorio fue muy bueno; pero secundario al arpón tuvo varias hemorragias intracerebrales e intraventriculares (dentro de los ventrículos, que son cavidades en los hemisferios cerebrales que generan el líquido cefalorraquídeo) y la del parénquima cerebral (masa encefálica).

«Presentó, además, una hidrocefalia (exceso de líquido cefalorraquídeo dentro de la cavidad craneal) como resultado de la hemorragia, porque esta sangre interfirió en la absorción y en la circulación de este líquido y trajo consigo su excesiva acumulación; y como tercera complicación enfrentó la infección del sistema nervioso (meningoencefalitis).

«O sea, no solo sufrió el daño primario por el arpón, sino que también tuvo que sortear todos estos obstáculos que pueden presentarse en incidentes de tal naturaleza, por lo cual hubo que intervenirlo quirúrgicamente cuatro veces con una diferencia de tiempo en sus realizaciones de entre siete y diez días».

—¿Estado actual del paciente?

—Le queda como secuela un defecto motor en el lado derecho, que ha mejorado y mejorará paulatinamente con la rehabilitación, la que deberá seguir en su área de salud hasta su recuperación.

—¿Optimista con la recuperación de Diasmani?

—No solo yo, sino todo el servicio de Neurocirugía de este hospital está contento y optimista, porque el paciente no solo se mantiene vivo, sino que se ha podido incorporar a la vida social. Además, la neuroplasticidad en las edades pediátricas es superior a la de los adultos, razón por la que se pueden lograr resultados relevantes, como ya se han obtenido en otros casos con este tipo de secuela.

—¿Algún temor en el futuro de este paciente?

—Desde el punto de vista intelectual, y después de realizársele un chequeo físico exhaustivo, Diasmani no presenta un daño objetivo de su capacidad intelectual, pero siempre hay que esperar a una avanzada rehabilitación, y posteriormente acudir a estudios neuropsicológicos, para detectar algún trastorno futuro, que esperamos que nunca tenga.

—¿Enseñanzas desde este caso por arpón?

—Hay que aferrarse a la vida y a la ciencia. Este caso nos permitió, incluso, aplicar en este Servicio de Neurocirugía novedades quirúrgicas nunca antes experimentadas.

«Además fue una lección, porque nos puso a prueba. Nos obligó a estudiar, una y otra vez, todas las posibilidades para salvar al muchacho, y por si continuaban las complicaciones, como indiscutiblemente ocurrió.

«Lo más importante fue que trabajamos en equipo. El niño desde que llegó fue atendido, además de por nosotros, por el maxilofacial, doctor Oscar Rivero Pérez, perteneciente al Hospital Universitario Manuel Ascunce Domenech; por los especialistas de Terapia Intensiva, de Anestesiología y Reanimación y por un excelente personal de enfermería, siempre bajo la experiencia y guía del profesor José Montejo Montejo, especialista de Segundo Grado y jefe del Servicio de Neurocirugía de este hospital.

Toda la familia agradece

Exactamente a los 50 días de estar hospitalizado, a Diasmani se le dio alta del centro asistencial. Este diario tuvo la suerte de conversar con el afortunado, quien nos comentó que se sentía muy bien, porque ya podía regresar a su casa, aunque vivirá por el momento en Camagüey, en el reparto Nuevo Salomé, junto a su mamá, Anicia Véliz Torrell.

Antes de despedirse de todo el personal de salud de la sala de Neurocirugía, el jovencito nos relató que su maestro había venido a verlo y varios de sus compañeritos le habían mandado regalos.

A pesar de la alegría, confesó que hubo momentos en que estaba muy preocupado por su vida. «Estaba mal y no podía ni hablar, pero a la vez me sentía muy confiado por los médicos que tuve a mi lado, y muy especialmente por Isael, que fue como un padre. Ahora los voy a extrañar mucho a todos, y también a las enfermeras, que son mis amigas, y por eso los vendré a visitar».

—¿Qué harás cuando llegues a casa?

—Cuidarme mucho, rehabilitarme lo antes posible y estudiar.

Sin embargo un sabor amargo le ha quedado a esta familia.

Por eso entre algunas lágrimas de alegría por el final feliz de esta insólita historia, las palabras de Anicia Véliz van dirigidas a prevenir a quienes hoy están confiados en que algo semejante nunca les pasará. «Mi hijo siempre ha estado bien cuidado, pero un accidente puede evitarse y por eso hay que estar atento al más mínimo detalle. Toda la familia, sin excepción de nadie, agradece lo que se ha hecho por mi Diasmani».

Novedad científica

La novedad científica experimentada en el caso de Diasmani radica en que a él no solo se le aplicó una cirugía de mínimo acceso, destinada para el tratamiento de hidrocefalia u otras enfermedades intraventriculares en niños, que desde octubre de 2009 son practicadas en este centro de salud, sino que a través de este tipo de intervención, específicamente la cirugía endoscópica ventricular, se tuvo acceso a la sangre intraventricular.

«Se extrajo la sangre que estaba dentro de los ventrículos, mezclada con líquido cefalorraquídeo, algo que nunca se había hecho en el hospital, porque ninguno de los anteriores casos intervenidos por esta vía fueron por causa hemorrágica ni traumática», resaltó Isael Olazábal Armas, especialista de Primer Grado en Neurocirugía.

El doctor principal que atendió a Diasmani explicó que además se retiraron, por vez primera, a través de este tipo de cirugía, peligrosos coágulos dentro de los ventrículos del accidentado.

Curiosidades en casos por arpón en Cuba

De acuerdo con los registros en la literatura médica del país, el primer caso de penetración de arpón con complicaciones intracraneales en un menor de edad en Cuba, es el de Diasmani.

Los sucesos revisados por estos especialistas en la literatura médica de la nación por accidentes de arpón con complicaciones intracraneales solamente han sido tres, reportados por el hospital militar Luis Díaz Soto, en Ciudad de La Habana, en pacientes entre 30 y 48 años de edad.

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