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Camino a la independencia

El 16 de octubre de 1958 nació en pleno lomerío del Escambray, tras la llegada de la Columna No. 8 Ciro Redondo, el Frente de Las Villas, comandado por Ernesto Guevara

Autor:

Lisandra Gómez Guerra

Escambray, Sancti Spíritus.— El monte se afirma tanto como la historia dentro del Escambray. Entre la tierra, las yagrumas y la palma cana, se abriga uno de los pasajes más significativos de la Historia de Cuba: el nacimiento del Frente de Las Villas.

En 1957 los principales líderes de la nueva etapa de lucha, encabezados por Fidel, ordenaron explorar los macizos montañosos de Pinar del Río y Las Villas para constituir frentes guerrilleros. Finalmente se escogió la región central por dos factores fundamentales: la ubicación geográfica del territorio y la fuerza y organización que tenía el Directorio Revolucionario.

Como resultado de una expedición desde Estados Unidos, dirigida por Faure Chomón, secretario general del Directorio, en febrero de 1958 llegaron al lomerío del Escambray 50 carabinas italianas, cinco ametralladoras de mano, 17 000 cartuchos de distinto calibre, medios de comunicación, mochilas y casas de campaña.

Justo cuando el sol avisó que ya era el 14 de febrero de 1958, los expedicionarios se dieron cita en el campamento del Cacahual, Sancti Spíritus, donde se efectuó la primera reunión del Estado Mayor, a fin de trazar nuevos planes, fijar la táctica y estrategia, así como discutir y dar a conocer el primer manifiesto del frente guerrillero.

Lamentablemente estas tierras fueron testigos de acciones cometidas por elementos oportunistas. El jefe de operaciones, Eloy Gutiérrez Menoyo, mantuvo una actitud divisionista y traidora, al establecer relaciones con la Organización Auténtica, dirigida por el ex presidente de Cuba Carlos Prío Socarrás. Ello provocó una campaña de intrigas y de difamación sobre los verdaderos dirigentes del Directorio Revolucionario.

Faure Chomón no titubeó ante la penosa situación. Citó a sus principales oficiales y jefes. La conclusión de la reunión: expulsaron de la organización a los cabecillas y sus seguidores, quienes constituyeron el denominado II Frente Nacional del Escambray. A partir de entonces establecieron campamentos separados y aquellos dieron rienda suelta a sus ambiciones.

En el lomerío villareño, entonces, confluían la desunión y diversidad de perspectivas de cómo lograr el triunfo definitivo. Las discrepancias entre el Directorio Revolucionario 13 de Marzo, el II Frente Nacional del Escambray, el Partido Socialista Popular (PSP), pequeños grupos de la Organización Auténtica y el Movimiento 26 de Julio «subían y bajaban» las veredas tortuosas de la región montañosa del centro del país.

El primer enemigo

Una frondosa ceiba que se erguía en Paso del Diez fue el único testigo de la llegada de Ernesto Guevara y sus hombres a Las Villas, desde la Sierra Maestra. Era el 14 de octubre de 1958, y atrás quedaban enfrentamientos contra las tropas batistianas, el hambre y la fatiga de jornadas enteras de caminata. El «choque» de los barbudos con la tierra central fue, al decir del Che: «Como el símbolo de un pasaje de las tinieblas a la luz».

La ofensiva no se detuvo en ese alejado paraje. Era imprescindible cumplir la orden dada en la Sierra Maestra: llevar hasta todos los rincones la lucha armada. La experiencia adquirida durante los combates en que había participado y los conocimientos de la táctica adquirida impulsaron al Che a escoger un mejor lugar para crear una base de operaciones mediante la cual apoyar las acciones combativas.

Atravesaron entonces, esquivando cualquier contacto con el enemigo, las inmediaciones rurales de los actuales municipios de La Sierpe y Sancti Spíritus, hasta cruzar el tramo más difícil: la carretera de Trinidad, zona muy custodiada por el ejército batistiano, por ser la única vía de comunicación entre las ciudades más importantes en ese período. Hasta que al fin penetraron en el vientre del Escambray, justo en Planta Cantú, donde acamparon y contactaron con los escasos vecinos, quienes los apoyaron con sus poquísimos recursos.

Sin perder tiempo el Che se dio a la tarea de recorrer los principales campamentos dispersos por el lomerío. En cada uno, el jefe rebelde encontró una calurosa acogida por parte de la tropa.

El Comandante Guevara se creció ante la realidad que golpeaba la lucha armada en la región central. Y puso toda su inteligencia y ecuanimidad en función de cambiar el panorama. Propuso firmar un documento entre todas las fuerzas para convenir cómo proseguir, pues todos eran conscientes de que el triunfo era un secreto a voces.

El Pedrero, un paraje mágico por su belleza, fue el lugar escogido para que el primero de diciembre de 1958, integrantes del Movimiento 26 de Julio y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo firmaran el pacto. Poco después el PSP se sumó.

El Che no esperó

Por supuesto que los miembros de la Columna No. 8 Ciro Redondo no se quedaron de brazos cruzados hasta la firma del pacto de El Pedrero. El 26 de octubre fue el bautismo de fuego de los barbudos en el Escambray.

Los vecinos más longevos de Güinía de Miranda aseguran que el poblado despertó antes de que los gallos cantaran. Su sonido fue sustituido por las ráfagas de ametralladora. Los soldados de la tiranía quedaron en desventaja desde el inicio. De esa forma se obtuvo la primera victoria del Frente de Las Villas.

Desde su Comandancia en Manaca Ranzola, el Che analizó la situación y tomó medidas para asegurar la defensa de la zona, entre estas la fortificación de posiciones en las vías de acceso, la construcción de refugios antiaéreos, la colocación de minas y la creación de reservas.

El Che contaba con aproximadamente 150 combatientes con armas diversas. Eran, en su mayoría, guerrilleros con experiencia y alta moral combativa. La reserva se creó, en lo fundamental, con hombres que se encontraban en la Escuela de Reclutas Ñico López, fundada en Caballete de Casas. Esa institución preparó una matrícula de 200 jóvenes rebeldes recién incorporados en la tropa.

Las unidades rebeldes, bajo el mando del Comandante Guevara, adaptaron su defensa a las condiciones del terreno y las utilizaron correctamente. Se defendieron en forma escalonada y desgastaron al enemigo. Contraatacaron y maniobraron con sus fuerzas, medios y reservas cuando las acciones fueron favorables.

El genio militar del Che y su valor, junto al de sus fuerzas, convirtieron en aplastante derrota lo que trascendió como la última ofensiva del ejército de la tiranía. Y sumaron otro importante triunfo a las victorias del Ejército Rebelde tras el rechazo a la Ofensiva de Verano.

Se encontró la luz

El 16 de diciembre el Che inició la ofensiva en la actual provincia de Sancti Spíritus con el ataque a Fomento, posición enemiga de considerable importancia y muy próxima a las estribaciones del Escambray. Procuró y obtuvo información acerca de la cantidad de fuerzas y medios del enemigo y su estado político y moral; número de fortificaciones, posiciones defensivas fuera del cuartel, lugares desde los cuales podrían ser reforzados; medios de comunicación y características de la población... Realizó un análisis de las fuerzas que él dirigía, unidades que lo apoyaban y la cooperación de otras tropas.

Además, el estratega militar efectuó cambios en la forma de lucha. Hasta entonces las fuerzas rebeldes solo atacaban pequeñas posiciones y después se retiraban.

La ofensiva se dirigió hacia Fomento, Cabaiguán y Sancti Spíritus. El 18 de diciembre se liberó el primero de esos poblados y posteriormente prosiguió el periplo para despojar al régimen del resto de los pueblos.

El 28 de diciembre las misiones asignadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro a Ernesto Guevara, habían sido cumplidas: la Isla se encontraba dividida en dos y la Carretera Central quedó interrumpida por la voladura del puente de Falcón.

Las fuerzas de las columnas 8 y 2, en estrecha colaboración con las del Directorio Revolucionario 13 de Marzo y las del PSP, habían tomado Fomento, Guayos, Cabaiguán, Placetas, Caibarién, Remedios, Sancti Spíritus, Zulueta, Meneses y Yaguajay, que tras diez días de intensos combates se rindió a las fuerzas del inolvidable Señor de la Vanguardia.

La mirada de los integrantes del Frente de Las Villas estaba dirigida hacia la monumental ciudad de Santa Clara. Esa urbe majestuosa imponía respeto. El Che y sus hombres se hicieron de todo el coraje, valentía, confianza y estrategia militar para partir hacia el destino triunfal.

La tropa encabezada por el Guerrillero Heroico recurrió a una táctica innovadora en la guerra irregular para contrarrestar a un enemigo con superioridad en todos los aspectos. El año 1958 se despidió de Cuba con la alegría y celebración de la victoria definitiva.

Remembranzas

La sierra del Escambray ha cambiado de color. Las casas aumentaron. El joven médico toma el primer sorbo de café hecho por una guajira que recuerda, siempre en estos días de octubre, el ir y venir por los encumbrados trillos, bajo la persecución de las balas enemigas, de los miembros del Frente de Las Villas. En cada amanecer pierde la mirada hacia la cima de la montaña más alta que conoce y sonríe por la victoria de las acciones que se protagonizaron magistralmente en Sancti Spíritus, Santa Clara y Cienfuegos.

Fuentes bibliográficas.

Una mancha azul hacia el occidente, de Luis Rosado y Felipa Suárez. Casa Editorial Verde Olivo.

Evocación, mi vida al lado del Che, de Aleida March. Centro de Estudios Che Guevara. Ocean Sur.

Síntesis histórica provincial Sancti Spíritus. Colectivo de autores. Editora del Instituto de Historia.

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