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Muchas industrias en una

La Empresa Provincial Industrias Locales Varias de Holguín está en un buen momento, tanto desde el punto de vista productivo como económico. Allí, también se hace realidad una idea humanista de Fidel

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

Su fuerte son sus manos. Con ellas hace lo que la voz y el oído le impiden. El artesano sordomudo Rolando Ramírez ha encontrado sitio en el taller para discapacitados del reparto Zayas, en la ciudad holguinera. Llegó a cumplir dos años de servicio social como técnico medio y ya va por cinco.

Ayuda, desde su puesto de trabajo, a la economía familiar. Intercala sus labores con el baile en un grupo danzario y la pintura. El joven es uno de los muchos trabajadores que apuntala las faenas de la Empresa Provincial Industrias Locales Varias (AVIL).

La idea del Comandante en Jefe sobre vincular a personas discapacitadas en esos talleres, todavía se aplica en Holguín. Existen acá 14 de esas entidades, donde trabajan casi 300 personas con diferentes limitaciones. Esos trabajadores tienen el mismo régimen laboral del resto. Cuentan con comedores, en los que son respaldados con meriendas y almuerzos, en la medida de lo posible.

«Se les garantiza materia prima para que tengan producciones y no sean una carga familiar. Algunos sostienen, económicamente, a los suyos. Ellos se dedican, sobre todo, a la artesanía. Hacen cartuchos, cajitas, files, envases, bolsos de nailon, sogas, rejillas para muebles, sobres de farmacias y para pagos de empresas. Su volumen de producción es importante», manifiesta Leonides Rodríguez, director general de AVIL.

Con ayuda de una intérprete, en el referido taller —el más grande de su tipo en Holguín y el país, pues agrupa a cerca de 60 discapacitados—, Rolando Ramírez expresa: «Me he integrado a la sociedad para ser mejor persona. Ejerzo mi oficio de técnico medio en Artesanía gracias a este taller, que me facilita mi trabajo, el cual, quizás, en otro lugar, me sería muy difícil desarrollar».

Variedad: palabra de orden

AVIL, según Leonides Rodríguez, trabaja en una amplia gama de líneas productivas. «Hacemos confecciones (sábanas, overoles y otras). Tenemos materiales de la construcción. Realizamos artículos de plástico de todo tipo, incluyendo hidrosaniatrios e hidráulicos, zócalos de bombillos, cestos para baños.

«Nos hemos entregado a la producción de pintura. Estamos elaborando un nuevo producto, que sale al mercado ahora, bases plásticas para lámparas LED, las cuales se les entregaron (las primeras 1 500) a Escambray, destinadas a la reparación de consultorios y construcción de viviendas», asegura.

Confeccionan latiguillos. Hacen artesanía, que incluso, una parte se exporta. Pretenden exportar artículos de bambú rumbo a España. En ese sentido, ya está todo listo en cuanto a producciones y el vínculo con el cliente; están enfrascados en la formación de precios, a fin de que antes de concluir 2019 salga el primer cargamento hacia el Viejo Continente.

Se sumaron a la sustitución de importaciones con tejidos, overoles y ropa de trabajo, latiguillos, tuberías y hasta añadieron los novedosos soportes de lámparas LED, surgidos del trabajo innovador. Y siguen explotando las nuevas líneas de producción que van surgiendo, en función de sustituir los productos que salen del mercado.

«En realidad, hemos incursionado en la rama de la química, los metales; además, hacemos producciones a partir de madera (parrillas para camas, ventanas, puertas). Queremos comercializar tablillas de persianas plásticas, cuyas pruebas finales ya se hacen en el molde», añade el Director General.

Este año, tenían un plan de 3 000 CUC por concepto de exportación y andan cerca de los 6 000 concretados. Y para el próximo, se proponen realizar 10 000. Asimismo, plantea Sergio González, máximo responsable de Producción y Venta en la empresa, el estimado de ventas, al cierre de agosto, se comportaba al 137 por ciento (37 millones 233 300 pesos), lo que habla a las claras de los buenos resultados en la etapa y prevé un exitoso cierre anual.

Para las producciones de ahorro de agua, de la vivienda y materiales de construcción, tienen trabajadores artesanos contratados, a los cuales les pagan una tasa salarial y pueden laborar en el taller de AVIL o en sus viviendas, en dependencia de la comodidad para el anclaje de las máquinas.

Industrias Locales Varias se ha adaptado al nuevo escenario económico-social cubano, ya que también contrata trabajadores por cuenta propia, a quienes les entregan la materia prima, bajo condiciones         de normas de consumo y órdenes de trabajo, y se   les paga la mano de obra por la elaboración del       producto.

«Igualmente, les compramos producciones a los cuentapropistas, que podemos comercializar hasta el cliente final; eso crea un encadenamiento productivo entre cuentapropistas, Industrias Locales, Comercio u otras empresas, como las dedicadas a la construcción», reflexiona Leonides Rodríguez.

Programas vitales

A esta empresa le han encargado dos programas vitales como la fabricación de materiales de la construcción y el respaldo al ahorro de agua. Por ello, Juventud Rebelde estuvo en el Polígono de Producción de Materiales en la UEB Mayabe, donde, al decir de Luis Antonio Cid, quien está al frente de ese colectivo, se realizan allí elementos de pared, como bloques de 10 y 15 milímetros; de piso (losas de 33x33 milímetros); e iniciaron la producción de viguetas y plaquetas de techo.

«Además, tenemos un taller que produce surtidos para el programa de ahorro de agua, a base de plástico. Recibimos materia prima desechable (no conforme) de la fábrica de tubos de poliestireno de acá, a través de Materias Primas, y la empleamos en hacer tuberías eléctricas, tubos hidráulicos de diferentes medidas, mangueras, y todo tipo de conexiones hidráulicas y sanitarias. El plástico resultante de las producciones defectuosas se mezcla con los áridos y se hacen bloques», agrega Cid.

Raciel Reyes, jefe de brigada del programa de ahorro de agua, afirma que ellos laboran en base a pedidos de la empresa y tienen la calidad certificada: «Nuestra producciones se comercializan en todo el país». Han incursionado en la confección de faroles coloniales, de gran demanda en el sector turístico y en el gusto poblacional.

En Mayabe, pueden obtenerse 5 000 baldosas mensuales y de 800 a 1 000 bloques diarios en una sola maquinaria. Este último dato es solo un botón de muestra de las potencialidades de AVIL, cuyos establecimientos se encuentran esparcidos por todos los municipios holguineros, subordinados a cinco UEB territoriales. Humanismo y rigor productivo van de la mano en estos enclaves industriales, a los cuales hay que remitirse cuando se hable de trabajar bien.

Las producciones del programa de ahorro de agua se comercializan en toda Cuba. Foto: Nelson Rodríguez Roque

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