Los viajes que no han faltado para Jennifer

MATANZAS.— Jennifer María César Reyes cumplió recientemente 16 años de edad. Es alta, delgada. Me saluda y converso brevemente con ella en un cuarto de sala del hospital provincial pediátrico Eliseo Noel Camaño, de esta ciudad, donde está ingresada hace dos semanas.

Desde los diez años ella padece aplasia medular severa, un padecimiento que consiste en la desaparición de las células encargadas de la producción de la sangre en la médula ósea. Jennifer reside en el consejo popular Amarillas, en el municipio de Calimete.

Tamara Reyes Sotolongo y Fidel César García, los padres de Jennifer, agradecen la atención esmerada de todo el personal de la salud que la ha atendido en estos años de dura pugna por la vida. La mamá es enfermera en el policlínico de Amarillas, y el papá, custodio de ese mismo centro. Ambos recuerdan con pesar aquel momento en que, a los diez años de edad, le diagnosticaron la enfermedad.

«Empezó una vida limitada, casi todos los meses estaba un tiempo ingresada en el hospital William Soler, de la capital, con transfusiones de sangre. Ahora aquí en Matanzas, como en otros centros de salud, todos están dedicados a la niña, nadie con mala cara, ni médicos, ni enfermeras, ni técnicos, ni estudiantes», nos dice la mamá de Jennifer.

«Lo más complejo en su tratamiento son las plaquetas, porque no es un medicamento que se fabrica, sino que depende de las donaciones de sangre. Y ella tiene un grupo sanguíneo difícil de encontrar, al punto de que en Cárdenas se presentaron alrededor de 50 jóvenes reclutas y solo dos tenían ese grupo», afirma Tamara.

No obstante, cuenta el padre que actualmente se hacen todas las gestiones posibles para que no falten las plaquetas. «A pesar de los momentos actuales, hemos sentido mucha solidaridad y amor», pondera.

La doctora Yanet González Albelo, especialista de Primer Grado en Hematología del hospital pediátrico matancero, confirma que Jennifer fue trasladada el pasado miércoles a la sala de Cuidados Intensivos.

«Es una paciente que no ha respondido a los tratamientos habituales empleados y una de las variantes sería el trasplante medular, pero no se ha encontrado un familiar compatible con ella para realizarlo. Por su estado, cada vez se compromete más la caída de los leucocitos, la hemoglobina y las plaquetas, por lo que urge localizar donde sea los hemoderivados que ella necesita», comenta González Albelo.

El doctor José Hernández Hernández, director del hospital pediátrico matancero, explica que en esta compleja etapa que atraviesa el país han tenido casos particulares, como el de Jennifer, que han requerido de viajes constantes a otras provincias en busca de componentes sanguíneos, y no se ha afectado en ningún momento la atención.

«En medio de las complejidades se ha sabido establecer la prioridad. Jennifer, por ejemplo, necesita diariamente unidades de plaquetas para transfundirla. Por tal motivo se han dado viajes a Villa Clara, Cienfuegos, La Habana y a varios municipios matanceros. Y no se ha escatimado un litro de combustible para garantizar la vida de esta jovencita», aseguró el galeno.

«Quizás en el funcionamiento puedan existir algunas carencias, pero no se ha puesto en juego la vida de ningún niño», acotó Hernández Hernández. Y la mamá de Jennifer resalta que «en medio de las tensiones de estos días con los combustibles y otros insumos, no nos hemos sentido desamparados. Al contrario, hemos estado seguros, tranquilos».

«Cuando uno vive momentos familiares como estos, ante una situación difícil para Cuba, entendemos mejor lo que quiere decir nuestro Presidente Díaz-Canel al exhortar a todos los cubanos a pensar como país, porque de eso se trata, de dar lo mejor de sí en cada lugar, como ha ocurrido en este hospital», enfatizó el papá.

Y es que en Cuba, más allá de carencias materiales y estrecheces, de complejidades cotidianas y circunstancias difíciles, la vida y los cuidados médicos imprescindibles siguen siendo principios de cabecera, y conquistas que siempre se defienden como lo que son: una prioridad.