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Dirigir: el arte tenaz del aprendizaje

Intenso y profundo resultó ser el debate en la Comisión que, dentro del 8vo. Congreso del Partido Comunista de Cuba, versó sobre Política de Cuadros; y este sábado, sobre una Estrategia que busca seguir avanzando en esa arista de trabajo. En las cualidades radica la valía de quien dirige, reflexionó allí el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez

Autor:

Alina Perera Robbio

«Aquí el problema es de conciencia, de compromiso, de corazón, de sentimientos». Eligiendo esas palabras el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, resumió en la tarde de este sábado la dimensión esencial en la cual se define si alguien tiene, o no, fibra para dirigir.

Lo hizo desde el capitalino Palacio de Convenciones, durante la jornada de análisis de la Comisión No. 3 que dentro del 8vo. Congreso del Partido Comunista de Cuba versa sobre Política de Cuadros. Y luego de haber enumerado los términos, el dignatario redondeó la idea que encierra el problema de fondo: cualquier definición sobre cómo debe ser un dirigente dentro de la organización política de vanguardia pasa por las cualidades.

En un debate que Díaz-Canel valoró de maduro, honesto y comprometido, el punto de partida para las más de 60 opiniones expresadas en el encuentro fue la presentación, en horas de la mañana, del Proyecto de Estrategia General para la implementación de la Política de Cuadros, con miras a una etapa que abarca desde el año 2021 hasta el 2026.

Sobre esa propuesta que fue explicada por Rosario del Pilar Pentón Díaz, rectora de la Escuela Superior del Partido «Ñico López», el Jefe de Estado afirmó que «la vida nos está diciendo que tenemos que provocar alguna ruptura con lo que hemos hecho hasta ahora; tenemos que aprovechar la experiencia de lo que se ha hecho bien y nos ha dado resultado; y a eso incorporar elementos nuevos para poder avanzar».

Díaz-Canel Bermúdez hizo alusión a elementos que forman parte de la Política de Cuadros y que tienen una estrecha relación mutua. Entre ellos, la selección, preparación y formación de quienes dirigen, su evaluación, así como el perfeccionamiento del trabajo mediante la retroalimentación permanente, la informatización, y la comunicación social como herramienta para hacer más transparentes los procesos de dirección —que un cuadro rinda cuentas, ejemplificó el Presidente cubano, es una acción de comunicación social.

Si el dirigente se comunica con la base, dijo, eso es comunicación social; «y otros elementos implícitos en la Estrategia, son la ciencia y la innovación».

El mandatario alertó que todo podrá estar muy bien diseñado, pero si quien dirige no tiene en sí las cualidades que hacen falta, cualquier teoría será como arar en el mar. Entonces habló de una profunda preparación ideológica, revolucionaria, ética y profesional: «Eso es lo primero que tiene que tener un cuadro de la Revolución».

Los que ostentan alguna responsabilidad, expresó el mandatario, deben ser capaces de tomar decisiones sin esperar todo el tiempo por una indicación del nivel superior: «Los cuadros tienen que pensar; tienen que ser capaces de analizar contextos; tienen que ser capaces, para cuando están ante problemas complejos, de plantear alternativas».

El Jefe de Estado afirmó que quien «espera por una indicación no es ni líder ni un cuadro, ese es un cumple-tareas». Como cualidad, argumentó, hay que sentir inquietud revolucionaria, preocuparse por los problemas de la Revolución, por los problemas del país, sentir preocupación porque la gente se enfrenta a problemas de desabastecimiento, al menos saber argumentar y explicar una situación aunque no se tenga la solución a mano.

Ir siempre a la base, poseer modestia, humildad y  «capacidad de sobreponer el nosotros al yo»; ser tenaz y firme; saber «plantar» ante el enemigo; tener la voluntad de irse por encima de los problemas; pedir consejos a los expertos en cualquier tema; saber escuchar y debatir; y hacer equipo; fueron otras de las cualidades que no deben faltar en un cuadro y a las que hizo alusión el mandatario.

«La labor del cuadro, subrayó, es un proceso de aprendizaje constante. Uno nunca termina de aprender».

Enfoques sobre una estrategia

Entre los objetivos delineados en el Proyecto de Estrategia General para la implementación de la Política de Cuadros, se encuentran, según detalló Rosario
del Pilar Pentón, fortalecer el papel rector del Partido en dicha Política de  Cuadros; el papel de los jefes en lograr una cantera más eficaz; mejores métodos y estilos de trabajo; eficacia en los procesos de selección de quienes dirijan; el enfrentamiento a comportamientos incompatibles con la ética de un revolucionario; y apoyarse en la ciencia.

La competencia de los cuadros y definir sus atribuciones a cada nivel, el estudio permanente, la necesaria ejemplaridad, fortalecer la cultura jurídica entre quienes dirigen, y crear un ambiente de legalidad y control, formaron parte de las ideas aportadas por los delgados en el trabajo de la comisión. El éxito ante cada meta, como expresó el Secretario de la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Consejo de Estado, Homero Acosta Álvarez, depende, más allá de los documentos, de la subjetividad de las mujeres y los hombres que deben aplicar la Política de Cuadros, con sus aciertos y errores: «Se ha avanzado, dijo, hay un camino recorrido. Estamos en un mejor momento para poder avanzar».

La Política de Cuadros, se expresó en la jornada, no es un problema estadístico: a veces es preferible no cumplir con los números y esperar por los idóneos, sobre la base de los méritos y de las capacidades. Por otra parte hay que desterrar el formalismo y el esquematismo, y no descuidar la transición gradual de quienes dirigen —fortaleza a la cual hizo referencia el Jefe del Estado Mayor General de la Defensa Civil, Ramón Pardo Guerra, quien evocó los rigores de la guerrilla en las montañas, y cómo el Che, Ramiro, Camilo y otros experimentados combatientes, después de cada acción militar, analizaban, a modo de enseñanza, lo positivo o negativo de cada episodio.

Así habló el experimentado luchador porque de esa tradición se alimentan las batallas del presente, en las cuales, como reflexionó el ministro de Educación Superior, José Ramón Saborido Loidi, además de ser revolucionario, hay que estar preparado desde el conocimiento, y ser muy competente.

Sistematicidad, llevar el amor por dentro al tiempo de ostentar una responsabilidad, beber de la escuela diaria de la vida, defender el municipio como escenario cardinal, el núcleo del Partido como pieza clave, confiar en los jóvenes que tanto están probando en estos tiempos de COVID-19 cuán heroico se puede ser en horas difíciles, también motivaron las intervenciones.

El reto ahora, se dijo, está en interpretar todo lo planteado en la Propuesta de Estrategia, y en hacerla parte de la vida misma, sin que el texto sea una camisa de fuerza para el desarrollo de los cuadros.

Un informe y las claves de la lucha sin tregua

Los delegados dedicaron parte de sus análisis a valorar el Informe Central presentado en la magna cita partidista por el Primer Secretario del Comité Central del Partido, General de Ejército Raúl Castro Ruz.

El impacto de esa intervención ha sido muy fuerte, avivó entre cubanos el sentido del compromiso con la Revolución, dijo Roberto López, vicetitular del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera. «Es un documento muy preciso y contundente», añadió, y no pasó por alto que el pueblo está al tanto del Congreso, lo sigue, y ha recibido el Informe Central como una herramienta en tiempos muy complejos.

«Es un informe que llama al estudio, a la reflexión, que alerta, que explica; es un documento que convoca, que impulsa», afirmó el viceministro.

Sobre el texto, que al decir de los delegados es de obligada consulta, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla habló en términos de un legado que inspira convicción y un compromiso para nuestras organizaciones políticas y de masas, para los órganos del Poder Popular; es un discurso que levanta emociones, que merece compartirse familia adentro, y en los colectivos laborales; que debe ser interpretado en sus esencias para modificar conductas en todas las personas, incluso aquellas menos informadas o más alejadas de «nuestro modo de pensar».

El Informe Central, se afirmó en la jornada, no es letra muerta o pasiva, sino que ofrece a los cubanos elementos para seguir combatiendo y venciendo. 

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