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¿Cómo se mueve el transporte en La Habana?

A pesar de las roturas de ómnibus públicos, insuficiencia de recursos y las indisciplinas de algunos choferes, el propósito es disminuir las afectaciones

Autores:

Raciel Guanche Ledesma
Rosmery Pineda Mirabal

Un largo rato lleva Juana Claudia Columbié esperando la ruta P-2 en la primera parada del municipio capitalino de Plaza de la Revolución. Su condición de estudiante universitaria la apremia en la mañana para asistir a clases, pero la tardanza en la transportación pública durante los últimos días hace peligrar esa puntualidad. La impaciencia también copa a no pocas personas del lugar.

Esta realidad, compleja sin duda, la enfrentan hoy Juana Claudia y los más de un millón de habaneros que diariamente buscan trasladarse de un sitio a otro en la ciudad.

Las largas colas y las aglomeraciones distinguen las rutinas recientes en paradas y puntos de recogida de pasajeros luego del reinicio de la transportación pública en la capital a comienzos de octubre.

Y, a juicio de Ileana Campos Padrón, quien aguarda por la ruta P-5 hacia San Agustín, en el municipio de La Lisa, se agudizó a partir de noviembre, con el reinicio de casi todas las actividades laborales y estudiantiles.

Al centro del problema

Con estas complejidades, el transporte público de La Habana enfrenta un panorama retador, difícil y que, si bien se intenta mejorar, parece aún distenderse en el tiempo por diversas razones.

La causa fundamental que golpea la transportación es la baja disponibilidad de ómnibus para satisfacer la demanda de la población. De 878 guaguas que posee la capital se encuentran en uso 435, lo que representa el 49 por ciento, según explica Leandro Méndez Peña, director general de Transporte en La Habana.

«Lo que más incide en esta situación son las roturas por falta de neumáticos, baterías, material de ponche y los filtros de aceite. Además, alrededor de unos 60 carros están paralizados debido a roturas totales en el motor», agrega.

El contexto resulta tenso a la hora de reorganizar las rutas ante cualquier desperfecto que surge. Para que se tenga una idea del momento, Henry Aldama, jefe del puesto de dirección de la Dirección Provincial de Transporte, ejemplifica que el pasado viernes (17 de diciembre) la jornada arrancó con 435 guaguas y a las 12 del mediodía la empresa contaba con menos de 400 en operaciones.

Otra de las preocupaciones de la población va encaminada al importante estado de deterioro que presentan varios de los ómnibus articulados y rígidos que brindan servicio en La Habana.

Sobre el tema, Méndez Peña aclara que existe un grave problema con el financiamiento y los proveedores, algo que dificulta el proceso de compra y la adquisición de piezas destinadas al mejoramiento constante de nuestras guaguas.

Sin embargo, el directivo refiere que el déficit en la frecuencia de las rutas nada tiene que ver con una situación creada por el combustible. «Existe disponibilidad para cubrir los ómnibus que se encuentran en funcionamiento», apunta.

En cuanto a las distendidas frecuencias de los carros por las paradas, Yunior de la Rosa Hernández, director de Inspección de la Dirección Provincial de Transporte, explica sobre la necesidad que han tenido de darles prioridad a determinadas zonas, por lo que quedan con una sola guagua 42 rutas, lo que extiende, en algunos casos, las frecuencias en más de una hora.

Lo cierto es que en tiempos de mayor disponibilidad, y antes de la situación creada por la pandemia, se transportaban en La Habana diariamente alrededor de 1 200 000 personas. Pero esa cifra se ha reducido de manera drástica en los últimos días hasta alcanzar cerca de 500 000 personas en una sola jornada.

Y es que para satisfacer las necesidades de la capital son necesarios en explotación más de 700 ómnibus, al sumar también, entre otros, los de la empresa Transmetro y Escolares, estos últimos con un rol importante en las jornadas recientes como refuerzo de los carros rígidos y articulados que llevan el peso del movimiento en la ciudad.

Mirar a los inspectores estatales

En momentos de fuerte tensión la búsqueda de soluciones no siempre emerge con la prontitud de un chasquido de dedos. Por eso tomar algunas medidas frente al déficit de trasportación pública en La Habana resulta un reclamo casi unánime en las calles.

Desde la Dirección Provincial de Transporte también se dan pasos, luego de haberse comprobado que la movilidad popular experimenta nuevas variaciones tras casi dos años de pandemia.

Hacia el objetivo de incrementar los inspectores estatales en las paradas han girado las miradas de los últimos días. «Ellos se irán incorporando con más fuerza en las próximas jornadas, pues es real que no abarcan la totalidad de las zonas de mayor complejidad», dice Méndez Peña.

Cierto es que sin el apoyo y la autoridad de estos últimos, las violaciones de los autos estatales que no recogen pasajeros en las paradas tienden a incrementarse.

Sobre el tema, agrega el directivo, cada infractor será reportado ahora al Partido provincial, que tiene en sus manos la posibilidad de analizar semanalmente a los choferes que incumplen un encargo social de primer orden en estos tiempos.

A corto plazo

A pesar de la compleja situación comprendida entre roturas de ómnibus públicos, insuficiencia de recursos y las ya mencionadas indisciplinas de algunos choferes, el propósito es disminuir las afectaciones.

Sobre las perspectivas en este sector para los próximos días festivos y el inicio de año, Méndez Peña asegura que están encaminados en un primer momento a aumentar la disponibilidad de los equipos para mantener aproximadamente 500 carros en utilidad durante lo que resta de diciembre.

Otra de las noticias alentadoras para inicios de 2022 está relacionada con el arribo al país de 84 ómnibus rígidos donados por Japón. Esos vehículos están en proceso de embarque y se prevé, luego de su llegada en la primera quincena de enero, que generen más de 92 000 traslados de pasajeros. Esto supone un alivio para menguar, en cierta medida, los contratiempos de las últimas semanas, dice.

A pesar de las dificultades, se le garantizará a la población habanera un servicio especial en los próximos días, pues en días festivos serán reforzadas algunas rutas de importancia por el gran número de pasajeros que mueven.

Téngase en cuenta que la COVID-19 sigue entre nosotros y las prolongadas colas y las guaguas que viajan con exceso de pasajeros, también deben mantenernos alertas, como nos advierte el habanero Lázaro Alfonso. Pensemos en reorganización de las rutas, y en otras alternativas y soluciones concretas, sin poner en peligro el control que logró el país sobre la pandemia, nos dice.

Mientras tanto, como solemos decir los cubanos, contar con un mayor parque de ómnibus y en mejores condiciones técnicas, y con mayor número de viajes para una misma ruta, no es algo que está al doblar de cualquier esquina. Si bien se busca a toda costa reducir las afectaciones, queda un largo trecho por recorrer con respecto a este tema que sigue manteniendo en vilo a quienes dependemos del transporte público.

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