Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Golpes malos, golpes buenos

Cuba aseguró, al cierre, al menos otro boxeador en la gran final del Campeonato Continental de Boxeo, que será este viernes

Autor:

Luis Autié Cantón

Salvo por los baches ajenos a la esgrima boxística, el paso cubano por el Campeonato Continental de Boxeo de Ecuador ha sido, hasta el momento, un juego de niños.

Cuba ya tenía asegurado un boxeador en la gran final del viernes, toda vez que el capitalino Billy Rodríguez (48 kilogramos) había ganado el boleto en detrimento del colombiano Fernando Franco. Estoy seguro, convencido, de que  Billy nunca ha tenido un torneo tan fácil como este. Sin pelear ya tenía asegurada una medalla.

Este miércoles, bajo el domo techado del Coliseo Voltaire Paladines Polo de Guayaquil, los Domadores pusieron otra fichita en la casilla final del organigrama tras la exhibición pugilística del camagüeyano Damián Arce.

En los 54 kg Arce, sabedor de la necesidad de lucir las mejores galas técnicas en la pelea, no dio absolutamente ningún chance a su rival de turno, el anfitrión Roberto Cuesta.

Ya hemos comentado en otras ocasiones lo difícil que se vuelve pelear contra un púgil local. El empuje desde las tribunas, a veces, vitamina los golpes del de casa. Y por desgracia, otras veces, nubla el juicio de los responsables de impartir justicia sobre las boletas a un costado de los encerados, donde vive la campana.

Arce, de rojo, fue inmensamente superior a su rival. Por un  momento, hacia el final del primer asalto, Cuesta pareció coger más confianza. Tiró más, pero sus golpes se detuvieron siempre contra la defensa del cubano. Arce, por su parte, contrarrestó con entradas rápidas, muchas de ellas al rostro ecuatoriano.

Al ecuatoriano le llamaron la atención en innumerables ocasiones por agarrar y «meter» la cabeza. Estas acciones, casi siempre, son la traducción directa del cansancio y la falta de ideas sobre el ring. Nunca estuvo preparado para la velocidad del cubano.

Así las cosas, un conteo de protección en el segundo asalto, tras una andanada de golpes del cubano, comenzó a bajar el telón a la pelea. Después de ese momento, el ecuatoriano peleó «porque le tocaba», pero quería estar bien lejos de ese cuadrilátero, estoy convencido.

Durante intervalos de tiempo cada vez más cercanos entre ellos, Arce lanzó golpes como un poseso. Y Cuesta poco pudo hacer para esquivarlos. Con cada golpe un grito de ¡Eh! ¡Eh! ¡Eh! ¡Eh! del cubano. Y a cada grito, la moral del ecuatoriano en caída libre. Al final del tercero, otro conteo de protección. Otra traducción muy clara: victoria por decisión unánime del nuestro.

Un poco más tarde, el ligero guantanamero Rafael Joubert cruzó guantes con el argentino Agustín Vergara, quien tenía un coro en las gradas que gritaba
para animarlo. Y le plantó cara al cubano. Al menos por unos segundos. Joubert, nervioso en un inicio, trabajó desde la larga distancia, con entradas rápidas, pero el argentino fue algo mejor en el asalto inicial.

En un torneo tan corto, es normal que los púgiles inexpertos ganen confianza poco a poco. En el segundo round, Joubert salió con más decisión. Uno se da cuenta del cambio de actitud por la densidad de golpes y el movimiento de pies. Cuando un cubano comienza a «bailar» entre las cuatro esquinas, y baja los guantes de manera desafiante, peligro para el rival. De nada sirvieron los consejos argentinos desde la esquina para lanzar golpes al cuerpo de Joubert. El nuestro tiró más y mejor. Cada golpe certero vino acompañado por la aprobación de sus entrenadores en la esquina. Ganó el nuestro. Primera final importante de su jovencísima carrera.

Mucho más temprano, el cienfueguero Erislán Romero (51 kg) había obtenido su pase a la final tras derrotar al zurdo dominicano Mario Lavegar.

Por otro lado, hay que mencionar que hay golpes de otra índole, muchísimo más difíciles de esquivar. Justo antes del comienzo del cartel de la jornada, se conoció que nuestro representante en los 86 kg, Herich Ruiz, abandonó la delegación unos minutos después del pesaje. Por lo tanto, de seis participantes iniciales, Cuba quedó compitiendo con cuatro. Esperemos que esos cuatro se cuelguen al cuello el oro.

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