Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Juventudes, rebeldía, Revolución

Varios son los espacios emergentes que en los últimos tiempos han nacido con el aliento de las nuevas generaciones para unir fuerzas, crecer y perfeccionar nuestra sociedad y el socialismo

Autores:

Yuniel Labacena Romero
Raciel Guanche Ledesma
Rosmery Pineda Mirabal

Si algo une a las juventudes cubanas que llegan desde diferentes espacios revolucionarios emergentes es su unidad en torno a la lucha incansable por la dignidad, libertad e igualdad plenas, así como «recoger y juntar bajo una misma bandera todo lo que se ha formado en la defensa de los principios de la Revolución Cubana en su hora actual».

Son esos sentimientos —y también otros— los que están recogidos, precisamente, en la Declaración del Primer Encuentro Nacional de Juventudes Revolucionarias, celebrado en febrero último en La Habana, pues en medio del pantanoso terreno de la guerra político-comunicacional que vivimos, el corazón de las nuevas generaciones está instalado a la izquierda, alimentado por la pasión, la creatividad, la transformación y la unidad de todas nuestras fuerzas.

Eso bien lo han demostrado los intercambios actuales, las ideas y discursos como aquellos que nacieron en la Tángana del parque Trillo en defensa de la democracia socialista, y en la que se reunieron más de mil de jóvenes para hablar del presente con ideas claras, para que todos nos sintamos incluidos, aun con pensamientos heterogéneos.

Allí estuvo la misma juventud que horas antes se preguntaba «qué vamos a hacer». Aquella que, con su bravura característica, movilizó a un estudiantado de izquierda que bien sabe la vigencia de las palabras del Apóstol en la Cuba de hoy: «Hemos de andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes».

Entre los participantes estuvo Oscar Barros de la Paz, estudiante de 2do. año de la carrera de Economía en la Universidad de La Habana, quien en aquel entonces aún no había comenzado en la casa de altos estudios. Y allí llegó «porque lo consideraba un deber social como joven revolucionario».

Según recuerda, la Tángana surgió de manera espontánea como parte del activismo estudiantil ante el ambiente tenso y arbitrario que estaba proliferando por aquellos días de noviembre de 2020, y hablaron de «la inclusión de los jóvenes en otros espacios de comunicación, el diálogo con las instituciones, la necesidad de materializar aún más los derechos para la comunidad LGBTQ+ y la participación de las universidades dentro de las comunidades».

Destacó, además, la importancia de la presencia de nuestro Presidente Miguel Díaz Canel-Bermúdez en el parque Trillo, por la empatía con la juventud cubana que aun comprometida con el proceso revolucionario, tiene miradas y enfoques distintos en correspondencia con la etapa histórica que nos ha tocado vivir, dijo Barros de la Paz.

En el camino de la unidad

Como se reconocía en La Comuna, los espacios emergentes revolucionarios son expresión del desarrollo de una sociedad civil organizada y consciente, orientada hacia el socialismo. Aquellas jornadas dejaron experiencias de cara a las labores para el futuro cercano en la búsqueda de consensos, el diálogo y la conquista de metas superiores, según recuerda Jorge Misas Hernández, profesor de la Universidad de Cienfuegos Carlos Rafael Rodríguez.

Para una juventud plural como la nuestra, existían deudas de encuentros como La Comuna, refiere. Sabe, además, que este primer acercamiento marca en buena medida un punto de fortaleza entre distintas posiciones a las que atan un hecho fundamental, la defensa y construcción del socialismo cubano.

Otro de los jóvenes que forman parte de esta experiencia, Ernesto Teuma, del colectivo La Tizza, explica que el primer dato de la realidad y el más importante es que vivimos un proceso significativo de reconfiguración de la sociedad civil cubana. En los últimos años, dice, existe una franja organizativa y asociativa de la cual han formado parte determinadas iniciativas políticas.

De manera que La Comuna surge en el alineamiento de esas concepciones de reconfiguración, la emergencia de nuevas expresiones revolucionarias y socialistas, pero también de los pequeños espacios y su relación con la organización madre, la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), destaca.

En las jornadas de este importante evento se discutió una Declaración en la cual se establecía un grupo de principios revolucionarios, antimperialistas y comunes, sustentado en la lucha por la emancipación, agregó Ernesto. Pero los resultados del primer encuentro, como dice, son prácticamente inexistentes.

Aun así es innegable que resultó un paso favorable, recuerda. Y añade que La Comuna deja lecciones importantes para continuar en la búsqueda de esa interrelación indispensable en la Cuba actual. Lo más importante de esas jornadas fue que se demostró la capacidad de diálogo en un entorno horizontal, dice. Y el hecho de que naciera como algo histórico, lo que hace de aquel un acontecimiento con deudas, pero que necesita pugnar por crecer.

Con pañuelos rojos

Un fuerte sentido antimperialista, una gran identificación con nuestra Revolución, con la ideología comunista… son esos sentimientos los que caracterizan a los muchachos con Pañuelos rojos, al decir del joven abogado Rolando Medina De la Rosa, uno de sus integrantes. Quizá, por eso, este espacio «ha llevado a que los jóvenes generen también lazos afectivos y empáticos».

Y añade que como agrupación aportan al tejido social de la nación, «desde la guerra semiótica y de símbolos que libra la Revolución y, por eso, vamos mucho al arte, a la belleza, a la estética, a la mística que ha tenido la Revolución y que en alguna medida se redimensiona todos los días».

En esa ruta para los sueños en Cuba apunta que Los pañuelos lograron el pasado año adueñarse «de un grupo de pautas en la comunicación política y en la manera de defender un ideal, una postura política, aportando nuevas herramientas para contrarrestar acciones de desestabilización que no pasan por la respuesta frontal».

Rolando es un convencido de que «son tiempos en los que no puede haber división en las concepciones que recogen nuestra lucha estratégica de destrucción del imperialismo. La unidad nacional ha tenido retos muy complejos, y Fidel y la Generación Histórica que construyó la obra que hemos heredado tuvieron un reto muy grande que es mantener la unidad nacional como garantía de la victoria.

«Nosotros debemos garantizar la hegemonía y el poder de las fuerzas revolucionarias, y mantener el liderazgo de los comunistas en función de no permitir la fractura, esta solo puede darse cuando deje de existir esa vanguardia y perdamos la hegemonía», apunta el joven, quien afirma que el camino de hoy es la unidad y reconocerla en medio de la diversidad.

Además, advierte, que debemos diferenciar entre ella «¿cuál es la diversidad que pone en peligro la soberanía nacional y que desconoce el ordenamiento constitucional nuestro, que es la voluntad del pueblo expresada en ley? El camino sí es diversidad, pero dentro del campo la Revolución, desde la interpretación del momento histórico, desde los contextos políticos que forman valores, y desde los escenarios que se forjan las generaciones que conviven hoy en Cuba. Sin liderazgo de los revolucionarios y comunistas no hay garantía de unidad y, por tanto, no hay garantía de victoria, ni de preservar la soberanía nacional», firma Rolando.

Y esa Cuba libre, unida, en paz y haciendo la felicidad con manos propias es la que ha respaldado siempre las nuevas generaciones, como hizo hace un año ante el intento de golpe de Estado vandálico, que derrotamos en menos de 24 horas, e igualmente en el acto de reafirmación revolucionaria, en la explanada de La Piragua, La Habana, días después, donde con el pie en el estribo y la fidelidad que lo caracteriza, estuvo el General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución. Junto a él, también el Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez y los principales dirigentes del país.

Y fue allí donde Aylín Álvarez García, primera secretaria del Comité Nacional de la UJC, aseguró que «la patria es de todos, con sus jóvenes comprometidos en el bien común, y no permitiremos que sea entregada, dividida y puesta en manos de intereses  ajenos». Son esos sentimientos los que han guiado esta generación, aun en los momentos más difíciles que vivimos en aquellos días «para seguir defendiendo la Revolución en todos los espacios y todos los escenarios».

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