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La UPR se levanta en su cumpleaños 50

La Universidad de Pinar del Río Hermanos Saíz Montes de Oca arribó el 22 de octubre a un nuevo aniversario. Muchos han sido los jóvenes de bien graduados en esa institución 

Autores:

Raciel Guanche Ledesma
Rosmery Pineda Mirabal

El trabajo de recuperación no se detiene en la Universidad de Pinar del Río (UPR) Hermanos Saíz Montes de Oca, menos ahora que dicha institución docente arribó a 50 años de fundada, en medio del ajetreo por sanar al territorio más occidental de Cuba luego de los daños ocasionados por el huracán Ian.

Poco a poco la vida universitaria vuelve a cobrar significado en la principal sede de altos estudios de esa provincia. Lo que hace 21 días eran destrozos, árboles caídos y ventanales en el suelo, ya brinda un panorama distinto, gracias, en buena medida, al poder resiliente de quienes la habitan, y a la solidaridad mostrada por las demás universidades del país.

Aunque el aniversario cerrado no se celebró con grandes vítores ni festividades, como hubiesen querido, tampoco ha pasado inadvertido: no existe mejor celebración que apegarse al trabajo con voluntariedad, especialmente cuando toda una ciudad intenta aún levantarse luego del desastre.

Así encontramos este 22 de octubre a estudiantes y trabajadores de la universidad pinareña, «batidos» fuerte en otra de las tantas jornadas que por estos días se han convocado para devolver la habitual compostura a sus sedes.

Justo en los alrededores del monumento a los hermanos Saíz Montes de Oca, ubicado en el patio de la institución, donde se recibe tradicionalmente a todos los visitantes oficiales que llegan a la provincia, cerca de 30 personas laboraban este sábado, limpiando el área próxima al docente.

Entre ellos encontramos al rector Yorki Mayor Hernández, quien ha dedicado más de la mitad de su vida al trabajo en la UPR y ha estado al frente de la institución durante casi una década.Con él conversó Juventud Rebelde a propósito del medio siglo de esa casa de altos estudios.

Según explicó, las jornadas por este nuevo aniversario iniciaron hace un año, con el lanzamiento de la convocatoria y la divulgación del programa de actividades. En estos meses se realizaron concursos, eventos científicos estudiantiles y labores de diversa índole extensionista dentro y fuera de la universidad.

Más de 66 000 profesionales ha graduado la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca a lo largo de estos 50 años.Foto: Cortesía de los entrevistados.

Las actividades previstas más pegadas a la fecha sí quedaron pospuestas por la situación de la provincia, dijo, porque el mérito que se celebrará es haber transitado en firme tantas décadas, más allá de las escaramuzas de las últimas jornadas.    

En su opinión, el logro máximo de esta universidad, ganado con el paso del tiempo, radica en el reconocimiento social que ostenta, no solo en Pinar del Río, sino también en el resto del país y buena parte del mundo.

En el centro de esos resultados se encuentran los más de 66 000 profesionales egresados de sus aulas. Algo que desde lo formativo repercute en el
hecho de que el 27 por ciento del claustro de profesores estén categorizados como Doctores en Ciencias, y más del 90 por ciento son máster o especialistas.

Y si de logros concretos hablamos, la UPR destaca entre las universidades del país por su aporte al desarrollo local, recalcó Mayor Hernández. Resulta palpable su accionar en las tareas de impacto a las que se vinculan sus jóvenes, y las maneras en que, cada vez con mayor fortaleza, se utiliza la ciencia recreada desde sus locales en función del desarrollo de Pinar y de otras provincias.

Es algo que se percibe ahora, luego del paso del huracán Ian, porque los estudiantes y trabajadores de la institución se han volcado a las comunidades a prestar ayudas técnicas y de servicio durante la recuperación.

En la última etapa de la COVID-19, recordó, enfrentaron una situación como nunca habían visto por su envergadura. Sin embargo, la UPR logró contribuir con creces al combate de la enfermedad cuando sus sedes sirvieron de centros de aislamiento, con cerca de 400 camas para la atención de pacientes positivos.

A pesar de haber alcanzado la distinción de Proeza Laboral el pasado año, esta casa de altos estudios se declara con deudas en su faena formativa y en su vínculo con la comunidad: «Debemos continuar creciendo en el camino de aportar y ser útiles a la sociedad», recalcó el rector, eterno inconforme.

En el presente año lectivo, alrededor de 9 000 estudiantes cursan carreras en las modalidades de Curso diurno, Por encuentro y Educación a distancia. La responsabilidad de su claustro crece, dijo, porque formamos jóvenes no solo de Pinar del Río, sino que especialidades como Geología e Ingeniería
Forestal tienen un alcance mayor hacia el resto del país. 

Los jóvenes como centro

En la actualidad no existe un mayor objeto social para esa institución que no sea, como hemos dicho, el de llegar a las comunidades, ayudar y contribuir en las labores de recuperación de la provincia. Parte importante de quienes aportan sin reparos en la tarea son los propios estudiantes de la UPR. 

Al decir de Julio Emilio Morejón Pérez, presidente de la FEU en la Universidad de Pinar del Río, los estudiantes se encuentran vinculados esencialmente a las oficinas de trámites en distintos municipios. Algo que resulta vital para la agilización del proceso en la entrega de materiales de construcción a los damnificados.  

Fueron ellos también quienes lanzaron campañas para las recogidas de donativos y hoy desde casi todas las universidades del país ha llegado la contribución y el aporte hacia aquellas familias que perdieron buena parte de sus bienes.

Desde la FEU pinareña partió la idea, además, de crear el contingente Hermanos Saíz Montes de Oca, el cual aglutina a más de 2 000 jóvenes vinculados directamente a las tareas de impacto en los barrios y comunidades vulnerables de la provincia.

Lo cierto es que esa vocación de servir y aportar en cada jornada a la formación de más profesionales es algo que continúa distinguiendo a la Universidad de Pinar del Río tras sus primeros 50 años.

Y aunque la adversidad de un ciclón hace que todavía este centro no porte sus mejores galas, en su interior sobresalen la voluntad y la constancia diaria como fuerza para transformar los cimientos de toda la provincia.                 

 

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