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Médano desmorona inmovilismos

De las 43 medidas establecidas para fortalecer la empresa estatal socialista, en la entidad holguinera conocida comercialmente como Médano ya les tomaron la palabra a 36, lo cual ha traído múltiples beneficios a sus trabajadores y a la sociedad

 

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

HOLGUÍN.— Entre la polvareda, el vagón se carga con depósitos que la tarde anterior se acumularon. Ya se secaron los áridos y la arena. El ardor del sol sale a relucir casi al mediodía. Numerosas veces van y vienen los hombres, relevándose.

Sus razones: buscar que las sexagenarias maquinarias produzcan materiales y la construcción salga a flote, para frenar incumplimientos en la edificación y rehabilitación de viviendas e inmuebles en el país.

La escasez de combustible y materias primas, sobre todo cemento, impacta en la unidad empresarial de base (UEB) Holguín, de la Empresa de Materiales de la Construcción Médano, la cual recurre a la economía circular desde hace alrededor de cuatro años, y sus trabajadores lamentan no haber conocido esos procesos antes.

Antonio Mulet, director de la UEB, una de las cuatro con encargo productivo de Médano, comenta: «Producimos materiales para distintas necesidades y demandas provinciales de programas como los de Vivienda, Turismo, el sector minorista y otros. Nuestras producciones abarcan bloques, pisos, carpintería, morteros, terrazos y tubos de hormigón. Además, obtenemos arena de mina, mediante un proceso de lavado en un taller. Como alternativas entregamos bloques fabricados de manera manual, polvo beneficiado, celosías y morteros.

«El enclave central es el combinado industrial, sede de tres brigadas, donde se obtienen elementos de piso, como mosaicos y losas, mesetas, pasos de escaleras, bancos, extensores de cemento, morteros (uno de sus prototipos sustituye importaciones), pinturas, marcos, puertas, ventanas, insumos (parles y tableros) y misceláneas de carpintería en blanco. Contamos con una fábrica de baldosas y una de tubos de hormigón, esenciales en puentes y alcantarillados».

Recién llegados y secundarios

Alternativas secundarias y nuevas observa Juventud Rebelde en la carpintería, donde se suceden acciones productivas a gran escala y aprovechan desechos de madera y aserrín para producciones a partir de recorterías.

Los desechos de hormigón, los llamados escombros, se protegen y, una vez recuperados, vuelven a molerse —este año han totalizado, hasta octubre, más de 600 metros cúbicos de dicho polvo, valorados en unos 300 000 pesos—. El subproducto del pulido de baldosas va a un estanque que se limpia periódicamente, a fin de reintroducir ese lodo en la elaboración de bloques, losas y tubos de hormigón, agregándoles resistencia a la intemperie o fricción, lo que ahorra granito y arena, y reduce costos.

Del proceso del cemento cola y el fino, explica Eldris Vicay, jefe de Planta de Hormigón, se desechaba la piedra pequeña o granzote, que ahora reintegran y otros actores económicos la emplean en fundiciones de losas y pisos. «En función de dar vitalidad a la industria, apelamos a polvos beneficiados en la tamización y otros tipos de morteros que no producíamos, como el rejuntado o el grueso, usado para levantar pisos y paredes. Tras ensayos realizados, sumaremos morteros impermeabilizantes para cubiertas de viviendas. Solo nos resta documentarlos e implementarlos.

«Utilizamos cementos aditivados, que fraguan más lento y no se agrietan, y materias primas locales (cal, arena sílice y otras). En cuanto a las pinturas, aunque no están en nuestro encargo social, las hacemos acrílicas, en polvo, líquidas y a base de cal».

Uno de los productos alternativos es el extensor del cemento, apunta Mulet, basado principalmente en materias primas como zeolita de San Andrés, feldespato de la fábrica de cerámica blanca, situada a dos kilómetros de la UEB, o cal.

«Este propicia que, con 30 porciento menos de cemento, formemos igual cantidad de bloques y con similar calidad. Proyectamos para 2024 aportar ladrillos en Aguas Claras, toda vez que nos encontramos inmersos en conformar el proceso de mezcladores, obtener los moldes y alistar el horno», agrega el director.

Mezcla joven

Daili Martínez ya lleva cinco años en Médano, adquiriendo conocimientos y enamorándose de la industria. Ella es especialista en Gestión Económica y secretaria del comité de base de la UJC, surgido en abril del pasado año para representar a la UEB y a toda la juventud de Médano: «Organizamos
actividades que involucran a jóvenes de nuestra unidad y de toda la empresa. Nuestro universo juvenil es amplio.

«Muchas de las producciones que hoy comercializamos pasan por las manos de ellos. Por eso nos dimos a la tarea de señalar debilidades y añadimos a varios muchachos y muchachas a los estudios, con apoyo de la universidad holguinera. En septiembre de 2024 se iniciará un curso de Construcción Civil, del cual saldrán graduados de técnico medio. A la par impulsamos que muchos alcancen noveno o 12mo. grado, porque queremos que se superen».

Otra decisión fue no limitar su influencia al centro. En una visita al hospital pediátrico se unieron a militantes de la fábrica de cerveza Bucanero, el Lácteo, la de cigarros Lázaro Peña y la 26 de Julio para llevar un donativo y organizar una actividad recreativa para los infantes, que los motivó tanto como a sus padres.

«Para seguir adelante —asegura Martínez—, tenemos las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ), importantes en estos momentos difíciles, que están hoy junto a miembros de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir), y se dedican a trabajos de fórum relacionados con el mantenimiento de piezas, muchas de ellas solo accesibles a través de importaciones. Para el 9 de diciembre próximo planificamos un trabajo productivo para sembrar en nuestro autoconsumo».

José Ángel Pérez, quien dirige la brigada en el Taller de Terrazos, no era nada ducho en construcción de materiales cuando llegó a Médano, pero sus inquietudes y ganas de aprender se redoblaron cuando descubrió en lo difícil una útil fuente de empleo.

«A raíz del déficit de recursos tecnológicos y la prolongada explotación del equipamiento en la unidad (algunas máquinas acumulan más 60 años), la innovación es una necesidad del día a día. El operario, al empezar a trabajar, revisa el equipo, y al terminar su jornada lo comprueba y limpia.

«Con el concurso de todos, aunando ideas, y reuniéndonos en trabajos de mesa y prácticos, han surgido soluciones, como cuando un técnico medio nuestro, Ricardo Loaces, empezó a rescatar la piedra de esmeril», refiere.

José Luis Cisneros, encargado del almacén de la fábrica de baldosas, en ocasiones completa sus tareas diarias antes de culminar su jornada, y se dirige a la producción en el patio. Con eso gana en remuneración y contribuye a estrategias que la empresa se traza: «Siempre los jóvenes estamos al pie del cañón. Si se rompe una máquina, para allá van los integrantes de las BTJ, e igualmente nos congregamos a darle entradas a un silo de cemento o de áridos, por ejemplo».

De las 43 medidas implementadas para fortalecer la empresa estatal socialista, en la UEB «les tomaron la palabra» ya a 36. El salario medio, la erradicación de pisos de tierra en casas de sus obreros, la entrega de viviendas a un grupo de trabajadores, el protagonismo del Programa para el Adelanto de la Mujer, el redireccionamiento de utilidades y las motorinas recibidas por varias trabajadoras estimulan al personal, que en un ambiente positivo exhibe esfuerzos y elementos constructivos «a modo de dunas».

Daili Martínez.

José Ángel Pérez. FOTOS: Iván Espinosa

 

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