Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Al compás de las chavetas

Aromas, texturas y sensaciones del tabaco, rubro exportable de la nación, se crean con esfuerzo en Holguín

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

HOLGUÍN.— Afirmado como producto en Europa en el siglo XVII, la hoja torcida de la Isla les ganó en reputación a las de Brasil y Virginia, y los cargamentos acaparados por el régimen colonial provocaron el llamado estanco del tabaco, para muchos la primera división entre los antiguos conquistadores y la población criolla.

Pero desde el origen del posteriormente denominado puro, descubierto en manos de nuestros aborígenes, la tradición humeante ha ocupado un alto puesto en la gama de rubros exportables de Cuba hasta en los períodos de mayores carencias económicas, y hoy, a pesar de las leyes extraterritoriales estadounidenses, continúa por el Viejo Continente o se prende en Asia y Medio Oriente.

A la entrada occidental de la Ciudad de los Parques, la unidad empresarial de base (UEB) Feliú Leyva No. 1, una de las cinco de su tipo que garantizan la exportación en la Empresa de Acopio, Beneficio y Torcido del Tabaco de Holguín, se trazó un plan de producción en 2024 de 2 325 100 tabacos, divididos en las categorías novena, octava, séptima y sexta, según dimensiones y complejidad de la elaboración. A un único cliente los destinan: Habanos S.A., compañía con sede en La Habana, que los comercializa por marcas a nivel mundial.

El círculo de producción en el país es casi cerrado, pues las materias primas fundamentales son genuinamente cubanas. Por eso los suministros son muy estables, y en el caso de la fábrica holguinera se adquieren, en su mayoría, a través de la Comercializadora del grupo Tabacuba en la provincia de Granma.

Lo que bien se envuelve…

Julio Zayas, director de la Feliú Leyva No. 1, explica a JR: «El tabaco torcido a mano es el objetivo fundamental del colectivo. Para ello nos concentramos en los de rama y picadura, dirigidos a surtir las marcas Partagás, Romeo y Julieta, Cohíba y H. Upmann, entre otras. Aquí se está siempre pendiente de planes individuales y parámetros de calidad. La fluctuación de la fuerza laboral es, en la actualidad, el obstáculo más complejo, pero estamos preparando aspirantes a torcedores.

«Las fábricas, a diferencia de otras entidades, forman sus propios operarios. Tenemos cursos de capacitación en los cuales tabaqueros experimentados ejercen como profesores, dadas sus altas calificaciones en confección. En el año en curso pensamos incrementar ese aprendizaje, a fin de que personas interesadas se incorporen al adiestramiento».

Transcurridos nueve meses del curso se realizan evaluaciones a los aspirantes, para ver si vencieron las etapas teórica y práctica. Se empieza cumpliendo normas pequeñas y en la medida en que el alumno gana destreza, se le incrementan, pues esas producciones son manuales y eso prácticamente los convierte en artesanos, así que deben apropiarse de habilidades.

Tras cursar el período de preparación como torcedor, y luego de concluir el Servicio Militar Activo, el joven Fernando Zaldívar le siguió los pasos a su mamá, jubilada en el mismo sitio como tabaquera después de tres décadas de labor. Él estuvo en el área del escaparate (donde se almacena climatizado el tabaco), pero pidió que lo retornaran a la mesa, para llenar tablas en las cuales están repartidas las capacidades por componentes.

«Corto el capote, que es una hoja grande, a la mitad, y lo relleno con picadura. Después lo envuelvo con una lona puesta al vapor, para, al tacto, eliminarle baches, y que se prense el bonche (cilindro formado cuando el capote se ha enrollado sobre las hojas de tripa) y se haga el pasado de capa. En mi caso, a diario entrego entre 180 y 220 tabacos, porque trabajo desde las 6:30 a.m. hasta las 4:00 p.m.», apunta Zaldívar.

De Holguín para el mundo

Más de dos décadas en la UEB nororiental con un sinnúmero de responsabilidades, promovieron a Eradis Ponce a jefe de área del Producto Terminado: «Aquí dividimos el trabajo en tres partes. Iniciamos el proceso en la escogida, llevada a cabo por tres escogedores y un auxiliar, quienes clasifican por colores los tabacos. Se fijan también que no venga roto o con defectos, porque se ubicará por surtidos o cantidades de 12, 15 o 25 tabacos. Por ejemplo, el de picadura, elaborado para petaca, lo agrupamos en 25.

Especialmente presentadas, las cajas del producto viajan hacia distintas geografías del mundo. Fotos: Nelson Rodríguez Roque

«Esas ruedas pasan después a manos de ocho anilladores, dos auxiliares y dos revisadores-marcadores, quienes las anillan y acomodan en estuches o display. Las agrupaciones, revisadas y marcadas por muestreo o en su totalidad (en aras de eliminar fallas, como anillas cruzadas, roturas u otras), requieren de detecciones antes de arribar al área de adornado, con su trabajo de sellos y cierre productivo, para que se trasladen al embalaje».

Poco después de que abra la fábrica cada mañana, Rosana Rodríguez, encargada principal del área de Materias Primas, recibe pacas en el almacén y las sitúa en el departamento, que se dedica a clasificar por pesos y vitolas. Mi mamá (aún trabajadora de la Feliú Leyva No. 1) me traía de chiquita a la UEB, así que casi me crié aquí.

«Desde los 18 años estoy en el centro, después de graduarme de Técnico Medio en Contabilidad. Correteaba estos pasillos cuando niña, por eso siento un gran sentido de pertenencia. Empecé por el Servicio Social, rotando por Economía, y luego pasé a Recursos Humanos, Torcido y Terminado».

Uno de los espacios del proceso de terminación del tabaco e inspección es el área de Calidad, donde cuentan con un equipo técnico que integran compañeras y compañeros de vasta experiencia en la actividad, la mayoría procedentes del sector.

Allí todo se rige por lo establecido en cuanto a longitud, diámetro, estirado de la capa y acabado del bonche, requisitos inherentes a la confección, para determinar si tiene rango exportable el producto, y se le da una puntuación en dependencia de la inspección.

Leonardo Bruzón, jefe del departamento de Comercio Exterior, Inversión Extranjera y Cooperación Internacional del Gobierno provincial, alega que son 33 los rubros exportables que en estos momentos capta Holguín, entre ellos 26 bienes y siete servicios.

«El tabaco torcido es un importante aporte al país. En 2022, unos diez millones de unidades salieron de territorio holguinero, de los 50 millones producidos en el país», agrega Bruzón.

Al plisar la hoja para que no quede empalmada, o conformar el capote con la ligada (además de la fertilidad del suelo patrio y las buenas prácticas cosecheras), se obtienen tabacos de alta regalía —célebres por su diámetro, longitud y tiempo de confección—, a los que se les «tomó el gusto» hace centurias. Aromas, texturas y sensaciones que, con sellos de garantía y colocadas en cajas, todavía se propagan por el mundo.

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