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El son no para, ni hace escala

Dos nuevas producciones discográficas despidieron 2015 y auguran un buen momento para el género en la fonografía nacional en el año que recién ha comenzado

Autor:

Yelanys Hernández Fusté

Nadie pondrá en duda que el son seguirá dando motivos de disfrute al bailador. Pensando siempre en él, creadores contemporáneos buscan fórmulas que respetan esa herencia musical legada por Ñico Saquito, Miguel Matamoros y Arsenio Rodríguez, así como por otros compositores actuales, entre ellos Juan Formell. Pero los autores de este tiempo también intentan marcar pautas en sus propuestas, y con ello se diferencian de sus colegas, para enriquecer el espectro de un género esencial en el pentagrama de la Isla.

Dos nuevas producciones discográficas presentadas cuando casi acababa 2015, auguran un buen momento para el son en la fonografía nacional. No puedo parar (Bis Music), de Manolito Simonet y su Trabuco, y Sin escala (sello Unicornio de Producciones Abdala), de El Noro y 1ra. Clase, ponen en evidencia las inquietudes estéticas de un movimiento raigal y auténticamente cubano.

Los últimos álbumes de «el Noro» y 1ra. Clase ponen en evidencia las inquietudes estéticas de un movimiento raigal y auténticamente cubano. Foto: Roberto Ruiz

Es el más reciente compacto del Trabuco un compendio rítmico que ningún bailador debe perderse. Acompañado de un DVD filmado en el Salón Rosado de La Tropical y dirigido por José Manuel García, No puedo parar es una muestra fiel de ese deseo de la orquesta de continuar estableciendo una diferencia en la escena sonora de la Isla. Lo hace respetando presupuestos ya vistos en volúmenes como Marcando la distancia, Se rompieron los termómetros y Control, tres álbumes considerados clásicos en el repertorio de la tropa que lidera Simonet.

Manolito, productor musical del CD, logró un depurado trabajo en las voces y se percibe en la selección de los temas para cada uno de los cantantes de la agrupación y también de Tania Pantoja, quien está invitada en Me moriría, donde hace dúo con Ricardo Amaray, en una balada-son con cierta dosis de salsa internacional.

Sobresale igualmente la labor orquestal de la docena de piezas que conforman el disco. Resulta refrescante la versión de Sandunguera, un hit de los Van Van que retoma ahora el Trabuco como tributo a Juan Formell, y en el que se distingue el tumbao del piano hecho por Simonet.

Llaman la atención cuatro sencillos que ya se escuchan en la radio: Tú de qué vas, de Manolito; Bailar en Cuba, de Yoanner Estévez —pieza que coronó la campaña del evento Baila en Cuba 2015, organizado por la Agencia Paradiso de Artex—; y Si te mentí y Tú me dejaste, ambos del vocalista del grupo, Ricardo Amaray.

Pero las mayores sorpresas del disco son Hoy te vas a hacer mujer, un tema precioso interpretado impecablemente por Amaray, y que al ser una balada «rompe» de un modo positivo en la dramaturgia del CD; y Esto se pone caliente, una conga que logra esencialmente su ritmo por la candencia interpretativa de sus cantantes.

Protagonista de un movimiento novel de soneros en el que figuran agrupaciones como El Niño y la Verdad y La Tabla, 1ra. Clase logra con su carta credencial, Sin escala, una coherente mirada hacia el género, lo cual vimos recientemente en la presentación de su álbum en el teatro Mella.

En una docena de temas, Norisley Valladares Gómez, líder de la formación musical, demuestra sus dotes vocales y autorales. Para nadie es un secreto que «el Noro» —como se le conoce en los escenarios— tiene una voz sonera natural y cuenta con una amplia experiencia al pasar por orquestas como el mismo Trabuco, Salsa Mayor, y Pupy y los que son son. Muestra de ese trabajo sostenido con su grupo, que ya cuenta con alrededor de dos años de fundado, es su ópera prima discográfica, de la que Valladares devino productor musical.

Trasciende de estos números el interés del autor por regresar a la crónica musical, logrando en sencillos como La parada y Tú no tienes cambio pa´ mí reflejar cuestiones cotidianas. No deja de atraer Yo lo sé, un guaguancó timbero de un resultado final contagioso y en el que figura como invitado Alexander Abreu.

Apela «el Noro» en las melodías a recursos no solo ofrecidos por el son, también por la timba y la salsa. Se valió además de las potencialidades de los músicos de su orquesta, de los aportes de instrumentistas de la talla del ya mencionado Alexander Abreu, así como del guitarrista Raúl Verdecia y el percusionista Edgar Martínez.

Una intensidad creativa inagotable y una obra siempre dirigida al bailador convierten a estas dos propuestas en un ejemplo de que el son contemporáneo no para ni hace escala para concesiones que lo desmarquen de su ruta estética.

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