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Dos ases de un tiro

Los premios nacionales de periodismo Luis Orlando Pantoja y Pedro Méndez Suárez han engrandecido la profesión desde perfiles muy distintos, pero unidos en su excelencia: la radio y el humor

Autor:

Nelson García Santos

SANTA CLARA, Villa Clara.— Los premios nacionales de periodismo José Martí Luis Orlando Pantoja y Pedro Méndez Suárez, han abordado la profesión desde itinerarios bien distintos en el interés por escudriñar la realidad nacional e internacional.

Mucho tienen en común estos ilustres que han engrandecido nuestra profesión: exhiben una larga ejecutoria profesional: Luis Orlando como periodista, locutor, editor y director de programas radiales; Pedro con el humorismo. Y ambos decidieron, como gustaba a Martí, echar su suerte con los pobres de la tierra.

Con el humor en ristre

Pedro, humorista como es, casi siempre tiene a flor de piel la broma juiciosa, mordaz y aguda que, más allá de desencadenar la sonrisa, motiva la reflexión por ese mensaje perspicaz, arropado, a veces solo en el dibujo, o acompañado de un brevísimo texto.

Él mismo se define como un guajiro nato, muy apegado a Santa Clara. «Aquí me formé como artista de la plástica, es donde he cimentado mi obra y el lugar que todavía me sigue dando el motivo para crear los chistes y no dejar de sonreír», confesó en una ocasión.

Se vinculó al periodismo en 1965. Fue fundador y director de la publicación humorística Melaíto, en la cual inició una carrera, siempre en ascenso, que en guarismos se puede resumir en más de 20 premios nacionales e internacionales, varios libros como autor o coautor y 27 exposiciones personales.

Con ese aval, suficiente para entrar por la puerta grande en la historia del humor cubano, ama y quiere tanto su profesión que, tras un accidente cerebrovascular, aprendió a emplear la mano izquierda para dibujar, porque «creo que gratifico a la vida por permitirme estar aún aquí, con el humor siempre en ristre», confesó.

Gracias a esa tenacidad se ha mantenido activo en las páginas del periódico Vanguardia y el suplemento humorístico Melaíto, para afianzar esa caricatura de doble filo que permite educar, reflexionar y recrear sobre la vida y sus avatares.

Lupe Castillo Hidalgo, su esposa, ha dicho que obtener este premio era su deseo y el de quienes lo queremos, ya que detrás del artista —del que no se sabría decir si tiene más voluntad o talento— hay un esposo y un padre extraordinarios.

Pensar siempre en el público

Luis Orlando Pantoja, con más de 50 años de ejercicio en la profesión, es un paradigma del periodismo de análisis y opinión, con un verbo claro y afilado, que nunca ha reparado en poner el dedo en la llaga sin importarle si le gusta a alguien o no.

Bien lo sé porque siempre recuerdo con satisfacción esas conversaciones con él, lo mismo saboreando un café en un portal o en cualquier esquina que nos hemos encontrado en esta ciudad de Santa Clara. Y, claro, ha resultado vital y perenne el tema del periodismo y cómo este le toma el pulso a la realidad.

En Pantoja son inherentes el saber interpretar, deducir, observar y utilizar la confrontación. Otro de sus axiomas es respetarse a uno mismo, es decir, escribir o hablar sin pensar que le pueda gustar a este o a aquel, con apego a la verdad —lo que es igual a no solo ver las manchas—, jamás interponer los intereses personales a los públicos y, por supuesto, hacerlo bien.

Él confesó a la colega Mercedes Rodríguez que nunca dejaría de enseñarle a un periodista que sea un defensor de las políticas públicas, de los valores humanos. El periodismo no puede separarse de la política ni de la ideología. De la política, porque es sobre todo acción; de la ideología, porque es la esencia de tu conciencia.

Contó también que prefiere la radio, pero no concibe a un profesional del sector que no sepa escribir, y escribir bien, ya sea una nota, un guion, un informe, una carta… Escribir te obliga a poner en orden las ideas, a ser coherente de principio a fin, a que tu discurso tenga una lógica, a buscar la palabra precisa.

Él siempre tiene tiempo para atender a quien lo para, aquí o allá, en busca de una explicación sobre algo o, simplemente, porque quiere saludar a esa persona que dice tantísimas verdades que comparte.

El reconocimiento de la audiencia le provee una satisfacción a este hombre que se ha ganado numerosas medallas y otras distinciones, entre ellas la Orden Número Uno del Comandante en Jefe, el Premio Nacional de Radio 2014, la Orden Jesús Menéndez, la medalla Majadahonda, de la Uneac, y el premio Juan Gualberto Gómez, de la UPEC.

Júbilo de villaclareños

Ahora Pedro y Pantoja están alegres. Les llegó el premio supremo del sector, otorgado por primera vez a dos colegas del mismo territorio, lo que causó entre los de su gremio y, más allá, un verdadero alegrón.

El periodismo de ambos, salvando la distancia en sus maneras de hacer, ha estado basado en el análisis, la denuncia, el enjuiciamiento y también el reconocimiento a nuestro justo sistema social. Por encima de todo han sido dos ilustres soldados de la Revolución, esa que ellos llevan en el alma y el corazón.

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