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La pequeña Hadassa Carbonel López, de seis años, y su mamá, Aismeris López. Autor: Odalis Riquenes Cutiño Publicado: 28/09/2018 | 09:15 pm
SANTIAGO DE CUBA.— «Yo me llamo Hadassa Carbonel López. Tengo seis años, voy a comenzar el primer grado y vivo en el Micro 3 del Abel Santamaría, en Santiago de Cuba», dice, y su locuacidad y el brillo de sus ojos conquistan hasta al más estirado de los interlocutores.
Quien la ve así, cual torbellino de alegría y responsabilidad, comprende por qué acaba de ganar el primer lugar en la categoría de seis a nueve años de la segunda temporada de La Colmena TV, compartido con la holguinera Leidis Talía Paredes.
«Me sentí muy feliz de ganar», comenta. Y su sentir contagia a sus vecinos, quienes junto a dirigentes de la Organización de Pioneros José Martí y la Unión de Jóvenes Comunistas disfrutaron con ella y su familia las emociones de la final del programa ante un televisor instalado en la entrada del edificio.
Invade a infantes y adultos el orgullo de que la No. 30, una pequeña de El sala’o, haya resultado triunfadora tras más de dos meses de esfuerzo. Y la niña lo asume a su manera, por eso corretea y juega, siempre aclarando que la «revoliquera» es su hermanita Hadjara, de cinco años, no ella.
«Jennifer, Jessica, Carla: mi compañerita del círculo infantil Yeyé... están muy contentas de tener una amiguita y vecina famosa», afirma con la naturalidad más grande del mundo. «Cuando salgo a la calle y veo a todas las personas a mi alrededor, digo: Ay, mi madre, no puedo, no puedo… Yo soy penosa (aclara ante la mirada incrédula de quienes la escuchan). Cuando veo una gente que no conozco me pongo nerviosa. Ahora todos me conocen, me dicen: “yo te vi”, y me felicitan…».
Cuando meses atrás Hadassa se presentó al casting como parte de los más de 2 400 niños que respondieron a la convocatoria, ya era una «consagrada» en las presentaciones y actividades organizadas por la seño Julita, en el círculo infantil Yeyé; conocía todos los backgrounds de los temas que interpreta su mamá, Aismeris López Batista, instructora de arte y cantante.
Sus abuelos maternos: Marcia Batista, licenciada en Educación Musical, y Adolfo Iglesias, destacado trovador e integrante del dúo Los Iglesias, así como su hermana, la reconocida vocalista Zulema Iglesias, pronto descubrieron el potencial de la niña y apoyaron su desarrollo, pero la Hadassa de hoy, coinciden todos, es el fruto de ese proyecto de talento, corazón y oportunidades que es La Colmena TV.
«Sabía que mi hija cantaba, pero no que podía bailar, actuar... Todo ese hallazgo es de La Colmena TV», reconoce la madre. «Es maravilloso lo que ese proyecto dirigido por Tin Cremata ha logrado con Hadassa. Era la niña más chiquita de la competencia; como Diana Elena, de Sancti Spíritus, aún no sabe leer ni escribir y aun así se aprendía los guiones.
«El día de la audición Hadassa entró a las 9:00 a.m. y salió a las 2:00 p.m. Veía que todos entraban y salían, y la mía no. Al mes siguiente nos enteramos de que había quedado entre los 51 seleccionados. Después hicieron un primer corte y quedó entre los 32; un segundo corte y estuvo entre los 16, y otro que la ubicó entre los ocho finalistas. Finalmente fue su categoría. Como un premio adicional a su entrega y aptitudes fue elegida para integrarse a la compañía La Colmenita».
Con su habitual carisma, Hadassa retoma el diálogo. Asegura que no canta reguetón, sino canciones infantiles, y además de ser «artista» le gusta mucho hablar. «Emiliano Sardiñas, Carmen Rosa y Doimeadiós son mis amigos, ellos me ayudaron mucho», dice quien espera aprender a escribir pronto.
«¿Lo que más me gustó? Bailar, actuar, cantar, pasear y estar con mis amiguitos... El momento difícil fue cuando tuve que aprenderme el texto de los deditos. Yo me lo aprendía y cuando pensaba que ya había acabado, mi mamá seguía y seguía…».
De esa última edición recuerda su mamá: «El día de la final fue muy complejo para Hadassa, porque tuvo que cantar, bailar y actuar en un mismo programa, así como aprenderse ese texto de tres páginas que nos costó trabajo.
«En un momento determinado le pusieron una parte de la canción que le quedaba muy alta y antes de comenzar la grabación se paró en el escenario y dijo que no lo podía hacer. Fue muy tenso, pero la maestra Carmen Rosa López, con su experiencia y sensibilidad, pudo resolverlo. Ella subió al escenario con la niña y logró que hiciera unos falsetes que terminamos todos de pie, aplaudiéndola».
Hadassa, por su parte, disfrutó tremendamente interpretar el texto de los bufones. «Eso fue muy cómico. Salía con una almohadita y me chupaba el dedo. Yo era la bufona durmiente. ¿Sabes que así me conocen en la vida real?, sí, porque me encanta dormir y también duermo con una almohadita y me chupo el dedo», explica mientras ríe de buena gana y nos cuenta que de su papá, Elvis Carbonel, especialista en Medicina General Integral en el policlínico Josué País, heredó la inteligencia. Además de Hadjara, nos hizo saber que tiene otra hermanita hija del autor de sus días, nombrada Melody, la cual tiene solo un añito.
Fiesta en el nuevo Vista Alegre
Similar felicidad se experimentó en el otro extremo de la Ciudad Heroica, en la casa de la calle 7, entre 18 y 22, en el reparto Nuevo Vista Alegre, donde vive Lázaro de las Mercedes Tomas Kindelán, Lazarito, también competidor de La Colmena TV. Hasta allí llegaron igualmente dirigentes de la UJC y la OPJM, vecinos y familiares para abrazarlo por el segundo lugar que alcanzó en la categoría de diez a 14 años.
Se dice que ese día el juego de fútbol en el barrio se detuvo, pues todos acudieron a recibirlo. Locuaz, inteligente, Lazarito tiene 11 años y estudia trombón en la Escuela Vocacional de Arte José María Heredia. Como su hermana mayor, Virgen, clarinetista de la Banda de Música de la Escuela de Cadetes, ama el arte desde temprano.
A los tres años ya cantaba en su círculo infantil Adorada Ilusión. Luego se insertó en la compañía infantil Mis pequeñines, de la Sala Dolores, donde vinculó el canto con el baile y la actuación.
«Cantaba en la escuela, en las presentaciones de su compañía, e incluso un día tuvo la oportunidad de cantar junto a Adalberto Álvarez en un festival MatamoroSon», relata su mamá, Magda Kindelán Moreno, exbailarina del Conjunto Folclórico Cutumba y del grupo folclórico Monte. Con ese aval llegó al casting de La Colmena TV.
«¿Qué me ha aportado La Colmena TV? El valor del respeto; yo siempre lo tuve, pero ahora es mayor; también el programa me dio la posibilidad de profundizar en la vida y obra de Martí; aprender de sus lecturas, su historia... He recibido enseñanzas para el arte y la vida», admite Lazarito.
«El trabajo en estos dos meses fue duro: días y días de montajes y ensayos, en los que había que cantar, bailar y actuar, pero todo fue supermaravilloso... Al final le “dábamos la vuelta” y nos divertíamos».
Fuera del escenario, hace valer su carisma y simpatía también en el barrio, donde tiene muchos amigos, canta y baila. Él es de los grandes orgullos de su papá, Richard Tomas, bailarín y percusionista de la compañía Teatro Danza del Caribe, quien agradece esta oportunidad que pueden disfrutar los niños cubanos.
«Este es un proyecto que educa. Y para mí, que fui educado como artista por el maestro Eduardo Rivero, esta es una cuestión vital, esencial no solo para el arte, sino también para la vida.
«Desde que entró al programa mi hijo se convirtió en ganador, pero cuando vi que pasó a la semifinal supe que sus posibilidades eran enormes. De todos modos, lo principal fue la experiencia que adquirió, los otros niños y grandes artistas de este país con los que compartió. Su ganancia fue completa».
Lo vivido durante estos días, asegura Lazarito, lo estimulará aún más en lo adelante. Y al igual que Hadassa, en cada gesto de cariño de alguien que en la calle lo reconozca, lo salude, lo felicite, estará la huella de esas emotivas jornadas en que se empinaron sobre sus años con talento y buen corazón.
Lo vivido en esos días me estimulará a seguir adelante, dijo Lazarito.
