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Alineada con un propósito en la vida

Juventud Rebelde comparte con sus lectores la entrevista publicada  en la revista Alma Mater a Ingrid Lobaina, joven actriz  de la serie Calendario, que culminó el domingo último

Autor:

Félix A. Correa Álvarez

Precisa y convincente en cada escena, Ingrid Lobaina demuestra que nació para ser actriz: «Escogí en un inicio el teatro porque es un medio que combina todas, o casi todas, las ramas del arte en su esencia. Posee un carácter ritual y a la vez lúdico que me cautivó apenas puse un pie en las tablas. Me atrajo también la idea de poder recrear a través de mi imaginación y mis emociones, situaciones y personajes diversos, como un modo de vivir otras vidas dentro de la mía propia.

«Después vino la fotografía. Mi motivación principal, aparte de querer vivir la experiencia de ser universitaria, fue la de crecer intelectualmente, desarrollar otras habilidades y que, a la vez, estas me nutrieran en mi formación como artista», confiesa la joven actriz, cuya interpretación en la serie Calendario le mereció una mención en la última edición del premio Adolfo Llauradó, otorgado por la Asociación Hermanos Saíz (AHS).

A todos aún nos resulta familiar la frase «¡Noemí, suelta el teléfono!», reiterada a este personaje en cada episodio de la primera temporada de la serie; mas en esta nueva entrega que se transmitió cada domingo en las noches del canal Cubavisión, donde han transcurrido dos años en la ficción y los muchachos de la profe Amalia están ya en el preuniversitario, Noemí se muestra como una joven que se enfrenta a conflictos más agudos, con madurez, autodeterminación y valentía.

—¿Qué significación ha tenido para tu carrera un personaje como Noemí?

—Noemí es el personaje que sin dudas me hizo acaparar la atención del público cubano. Por eso siempre muestro mi especial agradecimiento a Magda González Grau por haberme convocado a casting, confiar en mí y darme la oportunidad de interpretarlo.

—La adicción de Noemí al celular fue el eje central del personaje en la primera temporada de Calendario. ¿Cuánto evolucionó en esta segunda entrega?

—Su evolución en la segunda temporada es notable ya que es una muchacha más madura, que enfrenta las vicisitudes con un carácter más firme, serio y aterrizado. Su relación con Orestes, y las experiencias conflictivas que ambos atravesaron, suponen un cambio en su estilo de vida y su personalidad.

—Finalizando la primera temporada se transmitió la telenovela Tan lejos y tan cerca, donde tuviste la oportunidad de interpretar a un personaje con un conflicto bien interesante. ¿Cómo fue esa experiencia?

Tan lejos y tan cerca fue mi primera telenovela. Fue una experiencia intensa, pero que tomé como un entrenamiento actoral. Actuar para la televisión en Cuba es bien complicado; por eso admiro demasiado a muchos de mis colegas, que pese a todas las dificultades y falta de atenciones que a veces enfrentan en los sets de filmación, son capaces de hacer un trabajo excelente, y según mis consideraciones poco reconocido por el  propio medio.

«No obstante, contamos con un público numeroso, que es fiel a nuestras carreras, que nos apoya en redes, y que muchas veces nos detiene en la calle para felicitarnos por nuestro trabajo o reflexionar acerca de los audiovisuales en los que participamos. Creo que ese es el motor impulsor de muchos actores cubanos, y definitivamente, el mejor de los reconocimientos».

—Volviendo a Calendario, ¿cómo fue la construcción de la nueva Noemí a partir del estudio de las atmósferas del personaje?

—El primer reto fue respetar la esencia del personaje, ya que sus cambios en esta segunda entrega eran notables y me resultaba difícil encontrar conexiones con la Noemí de la primera temporada. Estudié a profundidad los antecedentes acontecidos en los 13 primeros capítulos y me acerqué a algunos de mis colegas para conversar y esclarecer lo que pudo suceder en el año intermedio entre una temporada y otra, en relación con nuestros personajes. A pesar de la madurez y el cambio en la apariencia, traté de colar pequeños elementos materiales y gestuales, que a modo de símbolos pudieran anclarme a las cualidades más notables de la niña de secundaria de 9no. 3.

—La imagen de Noemí también cambió…

—El cambio de imagen fue una propuesta de la propia Magda. Como una forma, lo más respetuosa posible, de acercarnos a la cultura afro y a su expresión en la moda. Luego con la diseñadora de vestuario, Talía Peña Quintana, con quien tuve una automática afinidad a la hora de pensar el vestuario de esta temporada, acordamos que el estilo de Noemí sería un guiño al afro-punk; como una forma también de conservar el carácter estilístico basado en la fusión de varias subculturas urbanas que ya se había abordado en la primera temporada de la serie.

«Conté con la colaboración de la marca cubana independiente Barbara’s, un negocio familiar liderado por dos mujeres, madre e hija, Deyni y Yurena, quienes defienden desde su visión y postura afrofeminista, la cultura heredada de nuestros antepasados africanos y su manifestación a través de la moda y el estilo de vida».

—Prejuicios sociales, racismo, machismo y prostitución masculina son problemáticas que giran en torno a la relación de Noemí con Orestes ¿Qué importancia le confieres a que las series juveniles sean plurales y tengan un arco de personajes con conflictos como estos?

—Aunque son problemáticas que claramente afectan a Noemí, a su núcleo familiar y a su noviazgo, generan un efecto y un conflicto aún mayor en Orestes. Cuando leí por primera vez los guiones de la segunda temporada comprendí que la postura de mi personaje era la de acompañar, sopesar y fortalecer la trama de Orestes, posicionándome como un posible modelo de actuación que pusiera en tela de juicio su accionar. Me parece plausible, aterrizado y corajudo exponer esas problemáticas en la pantalla chica. El primer paso hacia lograr cambios positivos es saber detectar aquello que no hacemos correctamente, reconocerlo, abrazarlo y abordarlo con astucia, inteligencia emocional y posibles soluciones.

—¿Qué nos depara el personaje en la ya confirmada tercera temporada?

—Mi participación en la teleserie concluyó en la segunda temporada. Me despedí del proyecto y del personaje con mucha gratitud. Llevo conmigo muy buenos recuerdos, algunos amigos y un gran aprendizaje.

—Es sabido que formarás parte de la nueva telenovela El derecho de soñar con un personaje diferente, más maduro ¿Qué nos puedes adelantar?

—Estoy más que feliz de haber formado parte de la novela El derecho de soñar. Compartí elenco con prestigiosos actores y actrices, de los que aprendí muchísimo; entre ellos Rubén Breña, con quien pude crear una relación hermosa y a quien siempre llevaré en el corazón. Cada escena o situación que interpreté como Damaris, una joven directora de una emisora radial cubana, fue una clase magistral de actuación para mí.

«No me refiero solamente a la interpretación, sino a todo el proceso previo y posterior al rodaje, en el cual pude nutrirme mucho de mis colegas; de los directores Ernesto Fiallo y Alberto Luberta Martínez; de Rafa, el primer asistente; y de Yailín Coppola, la directora de actores».

—¿Cómo proyectas tu carrera en un futuro inmediato?

—No me gusta hacer planes a largo plazo, prefiero dar margen a la espontaneidad y la sorpresa. Considero que todo el bien que hacemos y proyectamos se nos replica y llega a nuestra vida a modo de regalos u oportunidades. Trabajar dignamente y ser útil es para mí una gran bendición. Mientras sea capaz de aunar esas cosas en mi labor como artista y promover el bien, todo reto y proyecto que llegue a mí, o curso que tome mi carrera, estará bendecido y perfectamente alineado con ellas.

Ingrid no es Noemí, ni ningún otro personaje al que le haya dado vida. Se define a sí misma como una persona honesta, práctica, resolutiva, directa a la hora de decir, organizada y un poco obsesiva con la limpieza. Asegura que practica la empatía y, aunque a veces le resulte complicado, cree en el mejoramiento humano. Dice ser bien cuidadosa con su espacio personal y su privacidad, y trata de que quienes participan de ambos sean personas de bien, que compartan su amor por la naturaleza, por el arte y por la existencia. Esas cualidades quizá sean la razón por las cuales encontró en la actuación —parafraseando a la joven— , la alineación con su propósito en la vida.

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